![Uno de los arenales del Saler con bandera roja tras el vertido de fuel.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/26/1483806381-RjTyMlxDuEDDHsTMvbGgCGM-758x531@Las%20Provincias.jpg)
![Uno de los arenales del Saler con bandera roja tras el vertido de fuel.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/26/1483806381-RjTyMlxDuEDDHsTMvbGgCGM-758x531@Las%20Provincias.jpg)
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Pablo Alcaraz
Valencia
Viernes, 26 de julio 2024
Las aguas de la Comunitat todavía no han vuelto a su cauce tras más de una semana después de la afección del vertido de fuel que obligó a prohibir el baño en las playas del Saler, l'Arbre del Gos y la Garrofera, todas ellas ... en sur de Valencia, durante tres días. De hecho, las aguas de la costa valenciana andan algo revueltas entre la psicosis colectiva tras el incidente del chapapote del Saler y el rigor de los cerca de 300 controles de calidad del agua diarios realizados por la Generalitat. En los últimos siete días, la bandera roja ha ondeado, por distintos motivos, en hasta tres arenales de la provincia de Valencia, aunque desde el ejecutivo valenciano trasladan que el baño en los arenales valencianos es seguro.
La Dirección General de Aguas, dependiente de la Conselleria de Agricultura, realiza analíticas diarias en casi 300 puntos de baño de los cuales la gran mayoría son playas por una quincena de aguas continentales de la región. La competencia a la hora de llevar a cabo estas pruebas recae sobre técnicos medioambientales y el propósito de los exámenes consiste en determinar la calidad del agua para garantizar que sea apta para mantener la integridad de los bañistas.
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El protocolo de salubridad hídrica exige que se extraigan muestras para ser examinadas y, en caso de que los resultados de la analítica contengan valores contaminantes que superen los máximos estipulados por la ley, se abren dos posibilidades: que se produzca un cierre inmediato si se aprecia una cantidad elevada de parámetros fuera de lo común o que se haga una segunda prueba durante la misma jornada para verificar las primeras conclusiones y actuar en consecuencia. En función de lo que digan las primeras exploraciones, la Generalitat se pone en contacto con los ayuntamientos, que son las administraciones competentes a la hora de establecer la prohibición de acceso al agua, y se reproducen más pruebas hasta que las propiedades del agua recuperan la normalidad.
Los análisis ordinarios están basados en los parámetros biológicos del líquido mientras que, en el caso de que haya algún episodio extraordinario como el vivido durante la semana pasada en los arenales de la Albufera, las características de las pruebas se amplían para detectar la existencia de otros posibles componentes como hidrocarburos.
Cuando se cumple más de una semana desde que el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat decretara el final del vertido de combustible de un buque en las playas del sur de Valencia, la psicosis del vertido sigue instalada en las mentes de los bañistas y las administraciones competentes. De hecho, tres horas después de que el 112 diera por extinguido el fuel en las playas de la Albufera, el aviso de que una mancha flotaba en la playa del Cabanyal en dirección a la orilla encendió todas las alarmas, obligó a izar la bandera roja y a acordonar 300 metros de la primera línea de arena hasta su reapertura la mañana del pasado sábado, cuando los análisis de salubridad fueron positivos.
Quizá sea este ejemplo el más paradigmático de la histeria colectiva desatada a raíz de lo sucedido en las playas del sur ya que el Ayuntamiento de Valencia cerró la playa en apenas un cuarto de hora desde que Emergencias recibiera las primeras llamadas de alerta de los bañistas. Con la llegada de los materiales de la mancha a la orilla, la inspección ocular determinó que se trataba de una aglomeración de algas y residuos descartándose así la posibilidad de un segundo vertido de hidrocarburos, hubiese sido el segundo en la misma semana.
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Cabe recordar que durante la retirada del chapapote de hidrocarburo procedente de un buque que afectó a cerca de dos kilómetros el litoral de sur de Valencia se dio un episodio similar. Emergencias se puso en sobreaviso tras la aparición de una mancha oscura durante mañana del miércoles de la semana pasada. Sin embargo, esa misma tarde el 112 explicó que se trataba de una falsa alarma dado que el supuesto segundo vertido era verdaderamente de una acumulación de algas.
Por otro lado, dos de los arenales de la Pobla de Farnals se vieron envueltos en un episodio similar cuando una mancha en el mar obligó el pasado lunes de esta semana a tener que izar la bandera roja de en las playas del Norte y Pobla Marina. Los primeros exámenes de calidad del agua descartaron la presencia de hidrocarburos en el agua y apuntaron a que se trata de un fenómeno natural formado por un batido de algas como consecuencia del oleaje. De hecho, un día más tarde, el pasado martes, el Consistorio procedió a reabrir el baño.
El cierre de las playas de Canet fue el más reciente, dado que se decretó en la mañana del pasado jueves tras advertir los análisis ordinarios de la Generalitat la presencia de esterococos en el agua, una bacteria de origen orgánico que provocó que se prohibiera el baño. La bandera roja ondeó en las playas de Canet hasta 24 horas más tarde cuando las conclusiones de la segunda analítica fueron aptas para la reapertura.
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