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El 58,61% de las familias han votado en la consulta lingüística, y ha sido mayor la participación, en términos porcentuales, en las zonas de ... predominio valenciano que en las castellanas, lo que no significa una mayor movilización hacia la lengua autonómica. También ha sido más alta en los niveles de Infantil y en los primeros cursos de Primaria. Y atendiendo al promedio de votos emitidos, es muy probable que la gran mayoría del alumnado consiga plaza en la opción elegida siempre que se acaben configurando grupos con dos lenguas base (con más castellano o con más valenciano).
Se trata de tres de las conclusiones que se extraen tras el cierre de una votación muy polarizada y que no se repetirá, pues servirá para desdoblar los grupos que actualmente funcionan con un único programa lingüístico por obra y gracia del modelo botánico. La base en la que quede adscrito cada alumno, algo que se conocerá de forma definitiva antes de la admisión (aunque se puede estimar a partir del jueves), se mantendrá hasta que acaben su escolarización, salvo que quieran (y puedan) cambiarla.
El conseller José Antonio Rovira ha comparecido este miércoles ante los medios para informar de los datos de participación. De un censo total de 579.082 familias han votado 339.411 (el citado 58,61%), lo que ha servido al responsable de Educación para felicitarse del proceso, poniéndolo en relación con el exiguo 10,9%, de promedio que participa en la elección de los representantes de las familias en los consejos escolares, los órganos que hasta ahora validaban el programa lingüístico que se aplicaba a los estudiantes. Eso sí, con votaciones presenciales de unas pocas horas (no siete días y medio, como durante la consulta).
Por etapas, destaca la implicación de las familias en Infantil (entre el 67,86% y el 65,7% en función del nivel) y en los dos primeros cursos de Primaria (64,99% y 62,67%) en relación al resto, algo se puede explicar en que durante estos años el modelo lingüístico popular obliga a introducir la lectoescritura en la lengua base que se aplique la niño (que se entiende que es la de uso habitual). Y respecto a la mayor participación en zonas valencianohablantes -la diferencia tampoco es muy grande- hay que tener en cuenta que su utilidad es distinta. En las castellanas la consulta no implica una posterior planificación de aulas en función de los resultados, como en las valencianoparlantes, sino que únicamente sirve para detectar posible demanda en valenciano para crear, después, las unidades o grupos que permitan satisfacerla. Es decir, puede haber influido cierto efecto desincentivador, pues en este caso sólo existirá un modelo lingüístico basado en el castellano.
Además, pensar que estas diferencias de participación pueden interpretarse como un mayor apoyo a la lengua valenciana, en términos globales, puede inducir al error. Y más teniendo en cuenta que los municipios con mayor población escolarizada (Valencia, Alicante, Elche y Castellón) pertenecen a zonas de predominio valenciano, aunque la realidad lingüística es bien distinta de la administrativa en el caso de las tres primeras. Algo parecido sucede en otras grandes ciudades como Torrent o Paterna.
Por último, el director general de Ordenación Educativa, Ignacio Martínez, ha explicado que con los porcentajes de participación alcanzados se puede garantizar que la gran mayoría de las familias participantes conseguirán que sus hijos acaben escolarizados en la opción elegida siempre que en su nivel se acabe configurando una doble lengua base. Martínez lo ha justificado en que el límite de participación para tener que asignar estudiantes a la opción contraria estaría por encima de los dos tercios (66%), que es un porcentaje que, a tenor de los resultados facilitados, resulta complicado de alcanzar. En cualquier caso, habrá que esperar a los próximos días, cuando se publiquen los listados de las votaciones en los diferentes centros, pues lo que incluye son los porcentajes de votos en cada nivel, que lógicamente pueden desviarse, en casos concretos, del promedio.
Martínez ha puesto el siguiente ejemplo. En un nivel con tres aulas (tres líneas), votan 50 familias de un total de 75. Si 40 lo hacen por una lengua base y diez por la otra, la ley de libertad establece que tiene que existir doble programa, con dos aulas adscritas a la primera y la restante a la otra. Los 40 conseguirán plaza (dos unidades son 50 plazas) y las otras diez también (en la unidades restante, de 25 puestos). Otra cosa son los progenitores que no han ejercido su derecho, que serán adscritos en función de las necesidades organizativas de su centro.
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