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BELÉN HERNÁNDEZ
Jueves, 10 de noviembre 2022, 20:06
La desesperación por la falta de suministros en medicamentos se palpa a pie de calle. Una farmacéutica extiende sobre el expositor de su establecimiento del centro de Valencia cuatro folios. Cerca de 90 medicamentos que no llegan. «Hay más», lamenta. Los profesionales notan el desabastecimiento ... desde hace aproximadamente diez años que recuerden, «pero últimamente se ha intensificado y nadie nos dice el porqué». «Donde más lo notamos es en el caso de los ansiolíticos como el Orfidal o el Trankimazin», comenta la farmacéutica. Los clientes se desesperan cuando ven que no pueden disponer del tratamiento que tenían pautado. Incluso pagan su enfado con los profesionales que tienen que ver los huecos vacíos en sus estantes y no pueden hacer nada al respecto.
«Los médicos tardan 15 días en darles respuesta y les recetan medicamentos que no nos traen a las farmacias, deberían tenerlo más en cuenta y recetarles aquellos de los que sí que dispongamos». Pero hay algunos que no tienen un formato genérico más allá de la marca comercial como el Primperan, que sirve para controlar las náuseas. «La escasez se nota mucho también en los medicamentos antifúngicos, utilizados para tratar las infecciones causadas por hongos». Pero la lista de fármacos que echan en falta no deja de extenderse.
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En pleno otoño, hay carencias para molestias típicas de la época como el resfriado. «Tampoco nos suministran 'StopCold', que es el único medicamento para tratar la congestión nasal que está financiado por la Seguridad Social», cuenta la farmacéutica. Durante el confinamiento notaron cómo mermaron sus provisiones de medicamentos para tratar los típicos síntomas del coronavirus tan básicos como el paracetamol. Pero los antibióticos también empiezan a desaparecer de los suministros de las farmacias. Entre ellos se encuentran la Amoxicilina de 500 mg o el Aumentine, ambos son muy populares para tratar las infecciones bacterianas.
La escasez de medicamentos golpea dolencias como el asma, que se suele acentuar en estos meses, y se puede notar en la falta de medicamentos como Singulair, que se suele recetar para el tratamiento de niños como de adultos afectados por esta enfermedad. Sin embargo, las dolencias psicológicas en ocasiones pueden ser más doloras que las físicas. En palabras de los profesionales, la falta de suministros de los medicamentos dedicados a conciliar el sueño o a calmar los nervios. La farmacéutica observa: «Lo que más le molesta a los clientes es, sin duda, la falta de ansiolíticos o antidepresivos«. Les desespera no poder responder a las demandas de la población, que buscan paliar sus dolencias.
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