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Votar en la consulta lingüística era condición indispensable para que las familias pudieran optar a una u otra lengua base. Es decir, para que sus ... hijos estudiaran con más castellano o más valenciano a partir del próximo curso. No hacerlo implicaba renunciar a este derecho, dejando en manos de los colegios o institutos la adscripción final. Y es lo que le sucederá al 41,39% de los estudiantes de la Comunitat, lo que se traduce en 239.671 niños y adolescentes que pasarán a 1º de Infantil y 4º de la ESO, teniendo en cuenta que la participación se situó en el 58,61% del censo total de familias.
El dato ha sido puesto de relieve este jueves durante la presentación del informe de resultados de la consulta elaborado por el sindicato docente mayoritario, el STEPV, que considera que puede suponer «un problema» para los equipos directivos, que serán los que tengan que tomar la decisión y lidiar con la conformidad (o no) de estas familias.
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El estudio de la organización se ha centrado en analizar las preferencias lingüísticas a nivel territorial, de titularidad y de etapa, acreditando que la división en la Comunitat, en términos de castellano o valenciano, no sólo tiene que ver con las zonas de predominio.
El sindicato, que apuesta por un modelo de enseñanza único en valenciano, ha puesto en valor que la demanda de la lengua propia es mayor que la oferta existente con el anterior sistema del PP (las líneas de enseñanza plurilingüe que funcionaron hasta el 2017-2018) y que esta situación también se da en la red concertada, en la que, en cualquier caso, el español sigue siendo mayoritario, a diferencia de lo que sucede en la pública.
Además, se ha felicitado de los porcentajes de votos alcanzados por el valenciano, incluso en comarcas castellanohablantes, y también ha analizado los resultados en los municipios más poblados de la Comunitat, los que superan los 35.000 habitantes, que escolarizan, a grandes rasgos, a la mitad de la población. En este caso los datos son favorables al castellano (54,89% frente al 45,11%), al contrario de lo que sucede a nivel global (49,47%-50,53%).
Respecto a la participación, el portavoz de la organización, Marc Candela, ha cuestionado la valoración positiva que realizó en su día la Conselleria de Educación. «Pensamos que en una consulta de este calibre debería haber sido mayor, y nos preocupa el alto porcentaje de familias que no votaron, porque al final será el centro el que tenga que decidir si los alumnos irán a un grupo en castellano o en valenciano, lo que puede ser fuente de conflictos», ha destacado. «Habrá casos en los que no pudieron hacerlo por dificultades técnicas o de identificación, y muchos a los que se supone que les daba lo mismo castellano que valenciano. Pero hay que ver cómo reaccionan esas familias cuando el equipo directivo, a quien le corresponderá la decisión, les traslade la adscripción», ha añadido.
Hay que recordar que la normativa dice que los no participantes, así como los que votaron mal (los dos progenitores con opciones distintas) o los que incurrieron en falsedad en las circunstancias de prelación, serán asignados «de oficio» por parte de la escuela «en virtud de su autonomía en el momento de configurar los diferentes grupos de alumnado». Para hacerlo pesarán criterios como las posibilidades organizativas del centro, las preferencias de los representantes legales y, en caso de desacuerdo entre ellos, la continuidad en la misma lengua base.
El sindicato ha realizado un análisis comparativo tomando como referencia los informes que elaboraron hasta 2016 sobre la oferta de plazas en valenciano cuando regía el sistema de líneas lingüísticas, que a grandes rasgos establecía que suponía entre el 30% y el 40% del total. Por tanto, considera que los resultados de la consulta, que se pueden traducir por demanda potencial, implican que esta es mayor que la oferta que había con el anterior modelo del PP, pues se llega al 50,53% de votos a nivel de Comunitat. No se ha comparado con el modelo Botánico, según ha explicado Candela, porque nunca se facilitó información oficial desde la administración y porque se ha considerado que la nueva propuesta, en la que pueden convivir dos lenguas en el mismo centro, casa mejor con el sistema de líneas de los populares, pues el implantado por el PSPV y Compromís era único (el mismo programa para todos los alumnos del centro).
En cuanto a la triple fragmentación lingüística de la Comunitat, el informe señala que la red pública ha optado mayoritariamente por el valenciano (59,94% frente al 40,06%) mientras que en la concertada se hizo lo propio con el castellano: 69,88% frente al 30,12% de apoyos a la lengua autonómica. Este último valor, para el sindicato, es «muy destacable», pues en base a sus informes con el sistema de líneas la oferta en los centros privados con concierto alcanzaba el 7%. En este sentido considera que se ha producido un crecimiento relativo «espectacular», incluso mayor que en la enseñanza pública.
A nivel territorial, se destaca que cuanto más al norte hay mayor preferencia por el valenciano (provincias de Castellón, Valencia y Alicante, por este orden), y lo mismo sucede desde el punto de vista comarcal, distribución que a grandes rasgos reproduce las zonas de predominio lingüístico (aunque en puridad estas corresponden a los municipios, no a las comarcas). Sólo se salen del guión la Serranía (castellanoparlante y en la que gana el valenciano, con un 51,97% de los votos), y cuatro zonas valencianohablantes o mixtas donde gana el castellano: Bajo Vinalopó, Vinalopó Medio, L'Alacantí y Valencia, lo que se puede explicar por el enorme peso en términos de población escolar de las grandes ciudades, donde se prefiere el castellano.
El STEPV también ha enfatizado que en términos globales, en las comarcas castellanohablantes, la lengua propia ha alcanzado un promedio del 31,82%, por lo que a su juicio, el valenciano «está muy vivo pese a los intentos de la conselleria de prohibirlo como lengua vehicular».
La tercera división tiene que ver con las etapas educativas. El valenciano cuenta con más votos en Infantil y en Primaria, aunque la diferencia en esta se reduce, mientras que el castellano destaca en la ESO (52,9%). Candela, a preguntas de los medios, ha trasladado alguna reflexión, como que puede pesar el hecho de que en estos estudios existe una mayor especialización, lo que provoca «cierto miedo» a elegir valenciano, como sí sucede en los niveles más generalistas.
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