La Confederación Hidrográfica del Júcar ha descartado la conexión de la Rambla del Poyo con el nuevo cauce del Turia, para buscar en su lugar soluciones alternativas. La decisión proviene de la incompatibilidad de las obras con la Ley de Protección de la Huerta vigente desde 2022, así como del análisis de lo sucedido en la terrible DANA del pasado martes en la provincia de Valencia. En su lugar, la alternativa en la que se trabaja pasa por mejorar el desagüe en el tramo que hay aguas abajo de la A-3.
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La entidad aprobó en 2021 el concurso para el proyecto de estas obras, que ya se contemplaban en documentos como el Plan de Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat (Patricova) de 2004. El proyecto planteaba una conexión desde el barranco del Poyo, aguas arriba de Paiporta (entre Paiporta y Picanya), hasta el nuevo cauce del río Turia, señalaron.
Esta idea es incompatible con la posterior Ley de Proteccion de la Huerta y además «la conexión con el nuevo cauce del Turia plantea problemas de capacidad en esta infraestructura», sobre todo debido a los enormes caudales registrados en esta DANA.
Como informó la Confederación, el nuevo cauce ha funcionado con la eficacia que se esperaba y evitado consecuencias mucho mayores en toda el área metropolitana de Valencia y de la propia capital. Está diseñado para soportar caudales de más de 4.000 m³/s y, según sus datos, la noche del martes desaguó sin problemas dos puntas de 2.000 m³/s. Por la Rambla del Poyo pasaron, según señaló a LAS PROVINCIAS el catedrático Jorge Olcina, 1.800 metros cúbicos por segundo.
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Es decir, el nuevo cauce habría aguantado la tromba de agua, pero otro asunto distinto habría sido la conexión prevista. El Plan Sur tiene una anchura de 250 metros y una altura de 7,5 metros, un cauce enorme que se hizo entre 1965 y 1973 para evitar que otra riada como la de 1957 asolara Valencia.
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«Viendo lo que ha sucedido estos días, con este episodio tan tremendo y caudales de tal envergadura, es cierto que hablamos de una solución que sería complicada porque estamos ante zonas muy urbanizadas, que no tienen espacio para aumentar las secciones de los cauces ni posibilidad de llevarlos a otros puntos, dado que tanto el Turia como el Júcar ya tienen sus propios problemas de inundaciones», añadieron las mismas fuentes.
Lo ocurrido sirve pues a los ingenieros para afinar en una solución con los datos de algo que carecía de precedentes: «Pensad que en una situación como la que hemos vivido, hubiera sido muy complicado y arriesgado llevar agua del barranco del Poyo al río Turia, porque el nuevo cauce ya llevaba unos caudales muy elevados», insistieron.
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María José Carchano
Tanto en el Patricova como en otros estudios, esta conexión se planteaba como la clave de bóveda, el punto definitivo para evitar inundaciones en l'Horta Sud. En cambio, tras la sucedido, toca buscar alternativas. «Esta solución a día de hoy es incompatible con la Ley de Protección de la Huerta y está paralizada. Ante esta situación, desde la Confederación optamos por una alternativa dirigida a mejorar la capacidad de desagüe del barranco del Poyo aguas abajo de la A-3», precisaron.
«Este proyecto está redactado y la ejecución de las obras hay que someterlas a la evaluación coste-beneficio, tal y como establece la Directiva de Protección Contra Inundaciones. Ahora mismo, nos encontramos en esta fase. Pero por las razones expuestas, no aportaría gran cosa en un episodio como el vivido porque es muy difícil sacar esos caudales de la cuenca con la ocupación del territorio existente».
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La red hidrográfica que forman los barrancos Poyo, Pozalet y Saleta es bastante compleja, integrando zonas con cauces definidos, áreas de inundación y zonas con escaso drenaje. Dicha red ha ido sufriendo variaciones a lo lago del tiempo motivados por factores geomorfológicos y fundamentalmente antrópicos, es decir, por la acción del hombre con la construcción de polígonos industriales y zonas residenciales. Estos aspectos llevan a que las poblaciones afectadas en l'Horta, once de forma directa y hasta 32 de manera indirecta, se vean frecuentemente afectados por las inundaciones.
Hasta ahora se han realizado actuaciones, aunque insuficientes a la vista de lo que ha ocurrido. La confederación ha analizado desde principio de los años 90 cómo mejorar el desagüe de esta red de barrancos que acaban en la Albufera. «Condicionantes medioambientales limitaron las actuaciones a las obras de encauzamiento del barranco de Poyo entre Paiporta y la Albufera, unos 11 km. Dichas obras, que se finalizaron en 2004, tuvieron como objetivo la restitución del cauce hasta alcanzar una capacidad cercana los 800 metros cúbicos por segundo», se apunta en uno de los documentos. Según Olcina, por la rambla bajaron hasta 1.800 metros cúbicos por segundo, más del doble.
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Esa actuación de 2004 resolvió «parcialmente» los problemas de la zona ya que el caudal de diseño se ha visto limitado por el desarrollo urbano, alcanzándose un nivel de protección de las poblaciones mas próximas a La Albufera de entre 50 y 100 años de periodo de retorno, según la estimación de la entidad. Eso sí, no se modificó el aporte de sedimentos al lago ni tampoco se actuó entonces sobre los barrancos Pozalet y Saleta, pertenecientes a la misma red.
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