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La Albufera necesita agua para sobrevivir y, como consecuencia, los aportes tienen que aumentar. Es un axioma asumido por la totalidad de actores implicados. Está claro que la llave la tiene la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) en su papel de regulador de los flujos del agua, pero otras administraciones también pueden contribuir.
La Generalitat Valenciana es una de ellas. Desde hace años se encuentra en el cajón un proyecto para mejorar el tratamiento de la depuradora de Pinedo con el fin de que pueda incrementar los aportes de agua de calidad al parque natural.
La inversión es fuerte, pero se sitúa muy lejos del coste de otros proyectos. Las obras para instalar los filtros y el tratamiento para mejorar la calidad del agua y poder así enviarla a la Albufera tienen un coste de 17 millones de euros que hasta el momento la administración autonómica no parece dispuesta a aportar.
La importancia de esta obra para el parque natural aparece ya en documentos de la Generalitat de 2011. En la memoria de la entidad de saneamiento (EPSAR) se planteaba entonces la necesidad de implementar estas mejoras en Pinedo.
El Plan del Júcar aprobado en 2015 fijaba una serie de obras a cargo de las administraciones autonómica y central para contribuir a mejorar el estado del parque natural implementando tratamientos para reducir el nitrógeno y fósforo en el agua. Un lustro más tarde, y cuando se prepara la revisión del documento, la mayoría todavía no se ha ejecutado.
Estas obras suponen una inversión cercana a los 150 millones de euros que en su mayor parte corresponden al Gobierno. Entre ellas se incluye la actuación en Pinedo que tiene que desarrollar la Generalitat y que también sigue pendiente.
Tampoco se ha ejecutado, y en este caso es competencia del Estado, unas obras complementarias en Pinedo valoradas en cerca de dos millones de euros.
Mientras no se realicen estas actuaciones, la planta de Pinedo seguirá vertiendo al mar una gran parte del agua depurada que si hubiera recibido los tratamientos adecuado podría contribuir a paliar el déficit hídrico de la Albufera.
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La necesidad de proteger el paraje natural obliga a velar porque el agua que entre en el parque tenga unos niveles mínimos de calidad. Entre otros parámetros se exige que no supere los 10 mg/l de nitrógeno y se debe realizar un control analítico de los recursos que acaban en el parque. Además, hay que evaluar los niveles de fósforo.
Según el documento de revisión del Plan del Júcar, desde el año hidrológico 2012/2013 la depuradora de Pinedo prácticamente no ha realizado aportes hídricos al parque natural.
La situación es aún más grave si se tiene en cuenta que en los últimos años no ha llegado a la Albufera la cantidad mínima de agua establecida por el Plan del Júcar para la viabilidad de este paraje natural.
En el año hidrológico 2017/2018 las entradas en la Albufera fueron de 166,3 hectómetros cúbicos, muy lejos de los 210 fijados como cantidad mínima. La mayor parte de los recursos procedían de los retornos de riego del sistema Júcar.
En cambio la cantidad que entró en el parque procedente de las depuradoras del entorno apenas alcanzó los 6,4 hectómetros cúbicos.
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