B. G.
Viver
Miércoles, 14 de septiembre 2022, 10:21
Continúa la evaluación de los daños ocasionados por el incendio de Bejís declarado el 15 de agosto y que arrasó en la comarca cerca de 20.000 hectáreas de masa agroforestal. Es el caso de la Cooperativa de Viver, una de las más importantes de la comarca, que estima en 716.229 euros el valor de las pérdidas agrícolas provocadas entre sus socios.
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En concreto son más de 80.000 kilos de producción perdidos, principalmente de olivas, unas 44.163 kilos, y almendras, 38.288 kilos, se suma otros cultivos como nogales, cerezos, manzanos, viñedos y hortalizas.
En total se han contabilizado 7.468 almendros y 2.283 olivos quemados, repartidos en 175 parcelas ubicadas en Viver y otros municipios próximos como Torás, Bejís y Teresa, y cuya superficie conjunta alcanza las 66 hectáreas. Solo en el municipio de Viver se quemaron 1.332,76 hectáreas según datos de la unidad de Prevención de Incendios Forestales de la Generalitat Valenciana, lo que representa un 26,7% de los casi 50 kilómetros cuadrados de la superficie total del municipio.
La cuantía económica contempla el valor de las pérdidas ya generadas para los próximos tres años, durante los cuales los árboles irán recuperando la producción muy paulatinamente. Y es que se estima que será en 2025 cuando, tanto olivos como almendros, puedan volver a unos niveles rentables de productividad.
Una situación complicada para los agricultores puesto que este incendio lo que ha hecho es agravar una situación que ya era mala debido a la meteorología poco favorable. En el caso de la almendra, si la producción había caído en más de un 50% debido a las intensas lluvias de primavera, ahora se ha reducido un 8% más.
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Será en unas dos semanas cuando se pueda saber exactamente el balance de la campaña puesto que el secadero de frutos secos de la Cooperativa de Viver se encuentra inmerso en estos momentos en la campaña de la almendra.
En el caso de los olivos, los datos más optimistas esperan cosechar apenas un 20% de aceitunas respecto de un año normal, lo que se traduciría en unos 200.000 kilos.
El cómputo incluye además 25.313 euros para reponer los más de 20 kilómetros de tubo de riego por goteo dañados por el incendio. La comunidad de regantes San Francisco de Paula, gestionada por la Cooperativa de Viver, cerró tras el incendio un total de 69 parcelas a las que llegaba el agua a través de 23 hidrantes diferentes.
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Es por ello que la Cooperativa de Viver ha ofrecido un descuento a sus socios para la reposición del material de riego quemado.
«El incendio ha sido la puntilla de un año ya de por sí duro, con los temporales y la subida de precios», manifiesta el presidente de la Cooperativa de Viver, David Carot, quien asegura que, por ejemplo, las zonas de olivar que se han quemado son las que más cosecha tenían, por lo que «no vamos a tener aceite ni para consumo propio».
Ni clientes de aceite, ni de otros productos como las nueces. «No vamos a poder abastecer a nuestros clientes y tendremos que reprogramar para establecer las prioridades de venta», asegura.
Carot también subraya que al daño económico se le añade el sentimental. «Verlo todo quemado hace que muchos agricultores se planteen dejar la agricultura y empezar en otro sector».
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Y es que, en el caso de Viver, el sector agrícola representa un motor económico, cuyo valor directo asciende a cerca de 6 millones de euros anuales, lo que supone un promedio de 4.125 euros anuales por hectárea.
Según explican desde la cooperativa, a diferencia de lo que ocurre en otras partes del territorio valenciano, la agricultura, lejos de estar en decadencia, está creciendo. En concreto un 4,1%, frente al 15,1% de balance negativo del sector a nivel de toda la Comunitat.
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Desde esta asociación agraria defienden que un sector primario vivo y sostenible en los pueblos y entornos rurales, representa una barrera contra el fuego gracias a la diversidad que proporciona al ecosistema frente a paisajes homogéneos, los cuales actúan como combustible en los incendios.
Es por ello que la Cooperativa de Viver promueve fórmulas de gestión entre sus socios y propietarios de tierras para facilitar el mantenimiento de los cultivos en condiciones óptimas y de rentabilidad, "favoreciendo a su vez la creación y extensión de un mosaico agroforestal capaz de actuar como un freno ante los incendios e incluso de prevenirlos", asegura.
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Desde hace años tiene en marcha un proyecto de "agricultura digna" para el territorio y su gente con el objetivo de poner en valor los productos de Viver y toda la comarca del Alto Palancia, especialmente los autóctonos que aportan un sello diferenciador como la oliva Serrana y la alubia de Confit.
Todo ello consiguiendo buenos precios de liquidación para sus agricultores, generando puestos de trabajo y dinámicas comerciales sostenibles que revierten de nuevo en el territorio y sus habitantes, evitando además amenazas procedentes de otros sectores que depredan el suelo productivo.
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