La desalinizadora de Torrevieja se convirtió en el buque insignia del Programa Agua auspiciado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 para sustituir al derogado trasvase del Ebro. Como consecuencia, se convirtió en el blanco de una amplia polémica política. Veinte ... años después, la planta cumple su décimo aniversario en funcionamiento y navega ya a pleno rendimiento.
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Alejada del debate político, la planta, la más grande de Europa en ósmosis inversa con sus 80 hectómetros cúbicos anuales de producción, ha generado en estos diez años de funcionamiento unos 500 hectómetros cúbicos. En estos momentos, afronta unas obras de ampliación que incrementarán un 50% su capacidad de los 80 hectómetros hasta los 120 en 2026.
La desalinizadora se encuentra en una parcela de diez hectáreas de superficie y en ella se localizan las grandes naves que alojan la complicada maquinaria que permite desalar el agua. Esta conectada con el mar a través de una tubería de 2,4 metros de ancho por la que pasa el agua que capta en el dique de poniente del puerto de Torrevieja. En paralelo a ella discurre otra tubería de dos metros por la que se devuelve al mar la salmuera.
El agua que genera se destina al abastecimiento urbano a través de la Mancomunidad de Canales del Taibilla y al riego conectada con el sindicato de regantes del Trasvase al Segura. La mayor parte de su producción se dirige a los regantes. El año pasado estos recibieron 68 hectómetros cúbicos y otros doce fueron para el suministro de las ciudades.
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Parte del agua se envía desde la desalinizadora al embalse de La Pedrera y otra parte al depósito de Vistabella de la Mancomunidad de Canales. El agua sale de la planta con una escasa cloración y la que se destina a abastecimiento urbano vuelve a clorarse en otro punto del recorrido.
Y ¿cómo funciona una planta de ósmosis inversa? El primer paso es la captación desde el mar que se hace en el puerto de Torrevieja. Una vez llega a la desalinizadora, el agua tiene un primer tratamiento destinado a eliminar los residuos sólidos que puedan acompañarla. Desde hace unos pocos años, explica David Soriano, director de la planta, deben eliminar el elevado número de medusas que tiene el agua con un sistema especial.
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La eliminación de los sólidos se realiza a través de varios procedimientos. El primero de ellos consiste en uno basado en la gravedad por el que estos elementos se depositan en el fondo del depósito. A continuación el agua pasa por un filtro mayor ya con presión y por último hay un último elemento de seguridad por el que no pasan los elementos que superen las cinco micras de tamaño.
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Una vez que el agua ha superado este pretratamiento, está preparada para que se le retire la sal con el sistema de ósmosis inversa. El agua es empujada hacia las membranas que actúan como filtro a una presión de 60 o 70 kilos por centímetro cuadrado. Una vez que sale no tiene sal y la salmuera (agua con sal) se va por otro lado. El último paso es la remineralización del agua porque el producto no tiene ninguna y hay que dotarla de minerales. Para ello hay una nave donde se le añade cal. Así el agua está lista para ser enviada a los clientes, tanto regantes como abastecimiento urbano.
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La salmuera, que es el agua sobrante con sal, se devuelve al mar con todas las precauciones para evitar que produzca daños ambientales.
La sala más espectacular de la desalinizadora es la nave donde se encuentran las membranas para desalar el agua. Tiene 16 bastidores con un total de 24.000 membranas. Hay siete de ellas por cada tubo y 182 de estos por bastidor. Para acercarse a este lugar hay que tomar unas precauciones especiales ya que el ruido es atronador y hace falta usar tapones para soportar el estruendo y no dañarse los oídos.
Una de las características que resalta Soriano de esta planta es el alto nivel de automatización de los procedimientos. Se controla todo desde una sala central que recibe más de 30.000 señales. Allí un vistazo sirve para controlar que todo está en orden.
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De esta forma, la plantilla está compuesta por 25 personas, de las que diez trabajan por turnos. Porque la planta funciona las 24 horas durante todo el año. Únicamente se detiene un par de semanas por labores de mantenimiento.
En cualquier caso, la planta colabora con muchas empresas porque muchos de los procedimientos se encuentran subcontratados a firmas del entorno.
Soriano señala que el precio del agua desalada está bajando. En estos momentos se encuentra a 32 céntimos el metros cúbico con lo que es un coste que pueden pagar los agricultores. También explica que los costes irán descendiendo, especialmente en las grandes plantas.
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El pasado julio se adjudicaban las obras de ampliación de la desalinizadora de Torrevieja por un importe de 89,5 millones de euros y un plazo de ejecución de veinte meses. La oferta ganadora ha sido la de la UTE de Sacyr y Ferrovial. El objetivo del proyecto es incrementar el 50% la producción de agua desalada de la planta, desde los 80 hectómetros cúbicos al año actuales hasta los 120.
Las obras permitirán doblar la captación y bombeo de agua de mar. Para ello, se levantará una nueva nave de casi 5.000 metros cuadrados con nuevos sistemas de desalación por ósmosis inversa. Además, el contrato incluye la operación y mantenimiento durante cuatro años con el objetivo de garantizar agua de calidad a los usuarios.
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