![«¿Quién cuida a mi hijo?»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202009/25/media/cortadas/153764240--1248x830.jpg)
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MANUEL GARCÍA
VALENCIA.
Viernes, 25 de septiembre 2020, 01:00
«Esta situación es muy complicada para las familias porque, a la preocupación de la enfermedad se une cómo seguir en nuestros puestos de trabajo». Las primeras cuarentenas a alumnos cuyos compañeros han dado positivo y se han considerado 'contacto estrecho' del afectado han puesto sobre la mesa los problemas de conciliación al tener que quedarse los padres en casa.
El primer motivo de confusión surge «en los distintos criterios a la hora de determinar por qué un compañero de clase no es contacto estrecho cuando pueden tocar objetos como las puertas u otros», afirma Sonia Terrero, presidenta de la Confederación Valenciana de AMPAS. Este escenario es visto por parte de los progenitores «como que existe una diferencia de criterios que no siempre es fácil de explicar».
A continuación, y con el menor ya en casa al tener que pasar la cuarentena correspondiente «surge la disyuntiva de o dejar de trabajar o intentar mantener el trabajo desde casa, que no siempre se puede». Así, la respuesta de las empresas puede ser variada: «Mi empresa me ha dado muchas facilidades pero también sé de amigas a quienes les han puesto muy mala cara sin que sea una opción que hayan tenido que elegir ellas», recuerda Inés, vecina de Valencia: «De todos modos, quienes somos padres sabemos lo difícil que es el teletrabajo. Lo que se pinta como idílico es muy distinto a la realidad con tu hijo requiriendo de ti cada cinco minutos y gritando por cualquier cosa», comenta entre risas.
En el caso de que no resulte posible trabajar desde casa por las características del empleo, «la siguiente opción, que es llevarlos con los abuelos, es arriesgado porque muchos de ellos tienen factores que desaconsejan esta posibilidad», recuerda la responsable de Covapa.
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Terrero también criticó las carencias en la enseñanza online para que los menores mantengan el ritmo de sus compañeros: «Ya vimos los problemas que hubo en el curso pasado y la cosa no ha mejorado mucho». Puso el acento en el limbo en que quedan los padres con hijos en cuarentena, ya que no se ha diseñado ningún tipo de ayuda por parte del Gobierno central para ellos si han de dejar de trabajar para cuidar a sus pequeños.
Sheila García tiene dos hijos, uno de ellos un bebé de un año y vive en Alaquàs: «He intentado 20 veces la conciliación y no hay manera. Si yo me fuera a trabajar, ¿quién cuidaría del bebé?». Además, su hija no asiste al colegio «porque el protocolo no me da confianza», por lo que pidió una educación online por los problemas de salud que tienen tanto la niña como ella.
Otra de las cuestiones denunciadas por las familias es la derivada de los retrasos a la hora de hacerse las pruebas del Covid-19 o de conocer los resultados. María es el nombre ficticio de una mujer que reside en una localidad alicantina. Fue víctima de violencia de género y dejó la localidad en que vivía para trasladarse hasta la Comunitat. Tiene un hijo de cuatro años que a principios de este mes estuvo dos días con 39 grados de temperatura corporal y dolor de estómago. «Le hicieron la prueba el día 7 de septiembre y hoy (por ayer) es el día en que aún no me han dicho nada. Al principio me dijeron que tardarían 48 horas, luego llamé cuando ya habían pasado ocho días y me dijeron que me llamarían. Y hasta ahora».
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María está en el paro y gasta buena parte de sus recursos en el alquiler. El resto, para comprar comida por internet, por lo que afirma que le cuesta mucho llegar a fin de mes. Cree que su hijo pasó un virus de los que tantos padecen los menores en estas fechas, «pero no puedo asegurarlo. ¿Quién me dice que no ha dado positivo?» En su situación reconoce que es muy complicado echarse a la calle para intentar encontrar un trabajo.
En otra localidad alicantina reside Marta, una mujer pide que le hagan las pruebas a su pareja, ya que en el domicilio se juntaron cinco menores y ellos dos, un total de siete personas. Y todo se complicó cuando una de las menores dio positivo, «aunque afortunadamente no ha tenido ni un síntoma, ni siquiera fiebre», relata Marta, quien considera que al convivir bajo el mismo techo deberían hacerles las pruebas a todos, incluyendo los menores que van al instituto «con el riesgo que ello conlleva».
Otra mujer, la madre de una alumna del colegio Claret de Benimaclet en la ciudad de Valencia, explicó que, en su caso, pasó casi una semana hasta que le hicieron las pruebas a su hija: «El centro actuó correctamente en todo momento pero por parte de Salud Pública estuvimos seis días sin respuesta. Y la incertidumbre es grande porque mi madre es paciente de riesgo», por lo que pidió que se traten de acelerar los plazos para evitar estos días de tensión.
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