Los hospitales de campaña adquiridos por la Generalitat han sido, con permiso de la falta de material de protección para el personal sanitario, el mayor ... lunar que presenta la gestión de la pandemia de coronavirus llevada a cabo en la Comunitat. El propio presidente Ximo Puig los presentó como la mejor alternativa a la presumible avalancha de enfermos de Covid que estaba por llegar y que, posiblemente, iba a desbordar la red asistencial. Se plantearon para prestar servicio durante grandes periodos de tiempo puesto que, en teoría, poseían las mismas prestaciones que uno de construcción de obra debido a la gran calidad de materiales empleados que permitían aislar el interior del exterior. Incluso detallaron, en su momento, que iban a estar formados por contenedores desplegables que estarían conectados entre sí mediante túneles.
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El paso del tiempo puso sobre la mesa que, en realidad, se asemejaban más a las carpas falleras que ya pueden verse por las calles de Valencia y que su coste se disparó, especialmente ante el escaso uso que han tenido: poco más de 225 hospitalizados (las lluvias anegaron el de Valencia antes de usarlo y, posteriormente, los pacientes sólo pusieron pasar un día por el viento que imposibilitaba dormir), parte de la campaña de vacunación (sobre todo profesores y policías) y realización de test de detección Covid.
Frente a los alrededor de ocho millones de euros que inicialmente iban a a costar, la factura real prácticamente se ha duplicado, aunque desde la Generalitat nunca han llegado a pormenorizar al detalle los gastos directos e indirectos que han generado, aunque seguro que alcanzan y hasta superan los 16 millones. Desde Hispano-Vema (una de las partes de Idat, empresa adjudicataria del servicio) ya advirtieron de que todos los añadidos solicitados al proyecto inicial por parte de la Conselleria de Sanidad encarecieron la actuación hasta los 15,5 millones de euros y sólo el desmontaje ya supuso casi un millón más. LAS PROVINCIAS, sin embargo, ahora sí ha tenido acceso al coste de algunos servicios prestados, algunos complementarios, y a compras realizadas, información procedente de los departamentos de salud de La Fe, Alicante y Castellón (donde se ubicaron los recintos).
Por ejemplo, el alquiler de los equipos de climatización ha oscilado entre los 14.000 y los 48.000 euros mensuales en el hospital de campaña instalado en Valencia (en total, casi 500.000 euros), mientras que la puesta en marcha de sistemas de alcantarillado por vacío han supuesto un coste de entre 18.000 y 94.000 euros en cada ocasión en que han sido necesarios (entre septiembre de 2020 y noviembre de 2021, en doce ocasiones), con un coste de más de 380.000 euros.
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En este hospital provisional, como gustaba en la Conselleria de Sanidad que fuesen nombrados, el alquiler de grupos electrógenos entre enero y julio de 2021 rozó los 116.000 euros, mientras que los programas de control de la legionella entre abril de 2021 y enero de 2022 ascendió a casi 9.000 euros (cerca de 900 al mes). Los planes de protección contra incendios se llevaron más de 17.000 euros (casi 1.500 al mes).
En el caso del hospital de campaña de Alicante. los costes de alcantarillado al vacío, climatización y grupos electrógenos superan los 614.000 euros. A ello hay que sumar otros gastos curiosos, como el desmontaje del jardín del hospital General para ubicar las carpas, por 4.138 euros; las bancadas, grifo, fregadero, puntos de agua y desagüe (casi 15.700 euros), diez sillones ergonómicos por 1.452 euros, o la obra de instalación de «tres unidades compactas verticales condensadas por bombas de aire de calor» por algo más de 48.000 euros; cuantías que finalmente ascienden a cerca de 107.000 euros.
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Y el de Castellón, según el Servicio de Informes, Estadísticas, y Actividad Parlamentaria de la Conselleria de Sanidad, el coste que ha supuesto para el departamento (suministros, limpieza, seguridad, mantenimiento...) asciende a 1.015.026 euros.
Además, y como informó la Conselleria de Justicia, la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVRSE) asumió también un importante coste, concretamente el suministro, instalación y dotación de equipamiento completo de los tres hospitales de campaña por 4.844.840 euros, así como el apoyo logístico de obras civiles de instalaciones sanitarias ejecutado por TRAGSA por 2.745.451 euros.
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Todas estas cuantías superan los 10 millones de euros, mientras que no está nada claro cuántos de estos importes se incluyen en esos sobrecostes que elevaron el montante hasta los 16 millones de euros, incluyendo el desmontaje.
Posteriormente, parte de estos hospitales se utilizaron para cobijar a refugiados ucranianos en Alicante y más de una decena de módulos se han remitido a Turquía para albergar un colegio provisional tras los terremotos que asolaron el país.
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Ante este panorama, y cuestionado por este diario, el portavoz de Sanidad del Grupo Parlamentario Popular en Les Corts, José Juan Zaplana, señala que después de conocer estos datos, «la gestión sanitaria de Ximo Puig ha sido más catastrófica si cabe». En esta línea, recuerda que la Comunitat es la única autonomía española «condenada cinco veces por mala gestión y falta de material de protección Covid para el personal sanitario»; mientras que lamenta que «el emblema y el símbolo que Puig quiso confrontar con otras comunidades (en alusión a los hospitales de campaña) en lugar de apostar por recintos feriales que se podrían haber adecuado para cuidar a las personas que estaban en esa situación vulnerable, optó por comprar unas carpas. Esta ha sido toda la aportación de Ximo Puig a las infraestructuras sanitarias, unas carpas que se volaron a la primera de turno y que no pudieron cumplir con su propósito», ha agregado.
«El destino de los recursos económicos de Puig a las infraestructuras sanitarias se han ceñido, exclusivamente, a unas carpas que han doblado el coste de lo que se nos dijo a los ciudadanos que iba a costar y no cumplieron su propósito. Es el gran fake en la gestión sanitaria del Covid. La falta de profesionales, los despidos por Whatsapp, las condenas por falta de protección a los sanitarios y unas carpas que han tenido un sobrecoste enorme y se han convertido en un emblema de cómo no hay que gestionar la sanidad pública en general», ha resumido este diputado especializado en el ámbito sanitario.
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