Trabajos de limpieza en el colegio Marni de Valencia de cara al próximo curso. Iván arlandis

El curso arranca en la Comunitat con obras pendientes, menos restricciones y cambios de asignaturas

El castellano pierde peso en Secundaria, se mantienen los libros y cambian los apoyos al alumnado más necesitado

Joaquín Batista

Valencia

Lunes, 30 de agosto 2021

El curso 2021-2022 se acercará a la normalidad tras la relajación de las medidas sanitarias en aras de la presencialidad total. Y más allá de la incidencia de la pandemia estrenará novedades normativas, algunas polémicas durante su gestación, y cambios en los ... programas lingüísticos en Secundaria que derivarán en nuevos retrocesos del castellano en las aulas.

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Además, empezará con una decena de colegios íntegramente en barracones pese a la promesa de eliminarlos en 2019, no se renovarán los libros de texto -tocará hacerlo el año que viene, con la Lomloe- y será necesario avanzar en otros frentes que quedaron pendientes antes de la irrupción del Covid-19 -la jornada continua, siempre espinosa-. También será el primer curso del Botánico sin apenas aristas judiciales por el tratamiento hacia la concertada, aunque crecerá la contestación de los centros privados de Infantil por el incremento de la competencia pública.

Organización interna

Las cautelas sanitarias, desde el punto de vista de la organización de las clases, se han relajado, con ratios más altas y menos distancia de seguridad. El cambio, justificado en el avance de la vacunación y en la necesidad de garantizar la presencialidad en Secundaria, lo ha permitido el Ministerio y se han acogido la mayoría de autonomías, entre ellas la Comunitat Valenciana.

En Infantil y Primaria todas las clases serán grupos de convivencia estable, donde no se exige el distanciamiento interpersonal en todo momento. En el curso 2020-2021 sólo fueron obligatorios hasta 2º de Primaria, dando la opción de aplicar esta configuración en el resto de niveles, que en caso contrario mantenían la distancia de 1,5 metros entre pupitres. Eso sí, en las burbujas la ratio máxima era de 20 niños, con opción de ampliarla a 25 si no había más remedio para garantizar la presencialidad total.

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Para el ejercicio que empieza el día 8 la capacidad de las aulas será la que determine la normativa vigente: 25 alumnos hasta 3º de Primaria y 30 entre 4º y 6º, pendientes de adaptar a la reducción progresiva aplicada en 2016 para rebajar los topes que dejó el PP. Escaparán de estos máximos los centros de los 53 municipios que aplican ratios extraordinarias por su menor natalidad (20 o 23).

En la ESO, Bachillerato y Formación Profesional el curso pasado las clases presenciales se configuraron con una distancia de 1,5 metros y las ratios derivadas de la normativa (hasta 30 estudiantes), si bien el número real dependió de la superficie útil. Para el que viene la separación será de 1,2 metros. La única excepción se aplicará en caso de que la situación epidemiológica empeore (niveles de alerta 3 y 4), volviendo a 1,5 a partir de 3º de la ESO. En resumen, a menor distancia más alumnos cabrán, permitiendo abandonar la asistencia presencial en días alternos que funcionó el curso anterior a partir de 2º en los centros donde no había espacio suficiente. En el próximo incluso se permitirán turnos de mañana y tarde para garantizar la asistencia diaria si no hay otra opción.

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Infraestructuras

Los colegios formados íntegramente por aulas prefabricadas se han reducido desde la llegada de Marzà, pero no han desaparecido como prometió el Consell durante la primera legislatura.

El curso empezará con diez funcionando. Las obras para eliminarlos dependen de la conselleria (en cinco casos) y de los respectivos ayuntamientos tras acogerse al plan Edificant (otros tantos). Salvo dos, el resto afrontan ya la fase de construcción. El Mapa de Infraestructuras Escolares de 2016 identificó 25 escuelas en esta situación -los últimos datos de Educación elevan la cifra a 27- incluyendo la media docena que entonces ya estaban en obras. Por otro lado se detectaron más de un centenar de escuelas parcialmente en barracones, donde el avance está siendo mucho más lento.

Plurilingüismo

Los alumnos de la ESO, Bachillerato y FP estrenarán programa lingüístico, que en la mayoría de los casos implicará modificar el peso de las lenguas oficiales y el del inglés.

Su aplicación ha generado susceptibilidades en zonas castellanohablantes, movilizaciones incluidas, y los resultados a grandes rasgos, adelantados por Vicent Marzà en À Punt, establecen que el 60% de los centros han aplicados planes donde el valenciano es la lengua mayoritaria, algo que no era habitual en las anteriores líneas, con una mayor presencia del castellano que en etapas previas.

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Los centros han tenido en cuenta los planes implantados en sus colegios adscritos de Primaria, de donde llegan los alumnos, y en esta etapa fue palpable el retroceso del español. Por su parte, estos tendrán que revisar durante este curso su modelo tras cuatro ejercicios de vigencia y votar posibles modificaciones para el siguiente.

Bancos de libros

Los alumnos mantendrán los libros de texto que se han utilizado en los últimos dos cursos. La conselleria ha bloqueado la renovación de manuales (cambios de editorial o de metodología) como consecuencia de la aplicación progresiva de la Lomloe. Entre los ejercicios 2022-2023 y 2023-2024 entrarán en vigor los nuevos currículos de la ley Celaá, lo que hace poco eficiente cambiar ahora, pues las nuevas ediciones tendrían una vigencia de uno o dos años. Aunque se han permitido excepciones, como las derivadas de los programas lingüísticos, la implantación de ámbitos o por descatalogación, evitará un buen volumen de compras para renovar los bancos de libros y ahorro para las familias no acogidas o de etapas no obligatorias.

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Nuevas normativas

La organización de asignaturas por ámbitos de conocimiento en 1º de la ESO (obligatoria desde el curso pasado como una forma de facilitar la transición desde Primaria), se extenderá, de manera voluntaria para los centros, a 2º. La imposición de la medida ha sido muy criticada por la mayoría sindical y por la plataforma 'Docents en contra dels ámbits', incluyendo argumentos como la pérdida de profundidad en la enseñanza respecto al modelo tradicional o la falta de formación para aplicarla. Consiste en fusionar dos o tres asignaturas trabajando los contenidos de forma combinada, como pueden ser los proyectos. Un ejemplo es la agrupación de Matemáticas, Biología y Tecnología en el ámbito científico-tecnológico.

También llega el nuevo modelo de orientación. Los Servicios Psicopedagógicos Escolares, órganos públicos externos de ámbito comarcal con un papel clave en la inclusión de la diversidad, desaparecen. Cada centro de Infantil y Primaria tendrá un orientador incluido en su claustro para asumir estas funciones. La variación no ha estado exenta de polémica, con dimisiones en bloque y críticas de los representantes docentes.

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Por último, la conselleria tiene previsto presentar la nueva regulación de la jornada continua, tanto para adoptarla como para renovarla. Eso sí, no podrá solicitarse su aplicación hasta el siguiente ejercicio.

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