![Espacio aprovechable. Teatro del colegio María Auxiliadora-Salesianas de Valencia reconvertido en aula.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202009/07/media/cortadas/153241234--1248x820.jpg)
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JOAQUÍN BATISTA
VALENCIA.
Domingo, 6 de septiembre 2020
Cerca de 800.000 alumnos empezarán hoy a llenar las aulas en el inicio de curso más extraño que se recuerda. El arranque progresivo, medio año después de que la pandemia provocara el cierre de los centros, servirá para que los alumnos vayan asumiendo las normas sanitarias, aunque provocará que haya diferentes días de inicio, fundamentalmente en función de la etapa. El viernes como muy tarde todos los estudiantes deberán haberse incorporado.
También variarán los horarios, fruto de la necesidad de que los niños accedan a las instalaciones de manera ordenada y escalonada. Se acabó la rutina de dejarlos poco antes de las nueve, pues regirán franjas horarias con algunos minutos de separación entre cursos con el objetivo de evitar aglomeraciones, tanto en los accesos como de camino a las aulas. Uno de los mantras del nuevo curso será la separación, la distancia personal y entre grupos, y la mejor forma para garantizarla es espaciar movimientos.
La vuelta a la rutina será cualquier cosa menos normal. Todos los colegios han cambiado sus normas y su organización, en la que jugar con los espacios ha sido un auténtico quebradero de cabeza para los equipos directivos y los claustros, que han tenido que recurrir a aulas multiusos, bibliotecas, salas de música, teatros, capillas, salones de actos y patios para acoger clases.
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Para hacerse una idea, la conselleria calcula que se han creado 3.000 grupos nuevos, fruto de las limitaciones de aforo tanto en las aulas burbuja (20 niños por regla general) como en las ordinarias, donde ha sido necesario mantener 1,5 metros de distancia entre las mesas, lo que en la práctica imposibilita que una unidad ordinaria, que antes de la pandemia acogía a entre 25 y 35 estudiantes, pueda operar con las ratios previas.
Pese al esfuerzo, las instalaciones son limitadas, por lo que muchos centros no tendrán más remedio que funcionar con un sistema de semipresencialidad desde 2º de la ESO, acudiendo los alumnos en días alternos. Desde Educación explicaron que los cursos donde mayor porcentaje de estudiantes cursarán sus estudios de manera presencial son el citado y 2º de Bachillerato.
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La mascarilla, como en la calle o en una terraza, será obligatoria durante toda la estancia en el centro, con la única salvedad del momento de la comida. Los alumnos se tendrán que acostumbrar también a otros elementos de protección e higiene como las mamparas, el hidrogel, las pantallas protectoras e incluso los equipos individuales de protección. Estos últimos serán la excepción y sólo se utilizarán en momentos concretos, ante la sospecha de que algún alumno pueda estar contagiado.
Con la última actualización del protocolo sanitario de la Comunitat, fruto del acuerdo general adoptado el 27 de agosto entre el Gobierno y las autonomías, se ha establecido que todas las escuelas deberán tener un stock suficiente en la sala de aislamiento, el espacio de creación obligatoria donde serán conducidos los estudiantes que desarrollen síntomas mientras estén en el centro.
Si el afectado tiene más de seis años y por tanto lleva mascarilla, el profesor que lo haya detectado y le acompañe hasta que lleguen sus padres se protegerá de la misma manera. Pero si se trata de un alumno de Infantil, donde no es obligatoria -o que esté exento por una cuestión médica- el adulto deberá ponerse una mascarilla de alta protección (FPP2), una pantalla facial y una bata desechable. Como si de un profesional sanitario se tratase.
La adaptación de los centros es solo una pata en la que se apoya todo el entramado organizativo del nuevo curso. La otra es la responsabilidad. Durante los primeros días todas las familias tendrán que firmar una declaración en la que se comprometerán a respetar las normas sanitarias, entre ellas tomar la temperatura a los alumnos antes de acudir a clase y no llevarlo si presenta fiebre (más de 37,5 grados). Además se distribuirán termómetros en los centros por si se quieren hacer mediciones adicionales.
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Los padres también verán alteradas sus interacciones con los maestros y profesores. Nada de aprovechar las entradas y salidas para hacer consultas rápidas -de hecho por regla general no entrarán en las instalaciones-. Y las tutorías se realizarán preferentemente de forma telemática.
La Conselleria de Educación también se ha comprometido a distribuir 15.000 tablets que se sumarán a las 14.000 ya repartidas y que serán prestadas a los alumnos que carezcan de dispositivos o de internet, por ejemplo si deben guardar cuarentena, para que puedan seguir las clases. También son un recurso fundamental si se decreta el cierre temporal de un centro si los contagios se descontrolan o si llega otro confinamiento general.
En una carta remitida a los equipos directivos la pasada semana, en la que se da cuenta de la nueva distribución, Educación reconoce que no se han cubierto las necesidades, situación que se espera corregir con la compra de 40.000 dispositivos adicionales gracias a un convenio firmado con el ministerio que fue aprobado el pasado viernes. Más allá de los soportes, el canal de comunicación serán las videoconferencias (desde Infantil hasta Bachillerato), con al menos una licencia de Webex por aula, si bien los centros privados y concertados podrán disponer de otros programas que estén en el mercado.
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