La inmensa mayoría de las víctimas de las agresiones sexuales son mujeres, ya sean familia o amigas. LP

Los delitos sexuales encienden las alarmas en la Comunitat

Posicionamiento. La fiscalía critica que no haya jurisdicción especializada de violencia sobre este tipo de delitos y las ONG alertan del aumento alarmante de las agresiones

Francisco Ricós

Valencia

Lunes, 15 de noviembre 2021, 00:16

La pandemia ha ejercido como una manta que ha tapado lo que sucedía en la sociedad. Las prohibiciones de movilidad y de mantener relaciones sociales como antaño, en vigor durante más de año y medio para tratar de controlar los contagios, al margen de los ... funestos efectos económicos y sobre la salud, también han originado la proliferación de delitos sexuales, con especial incidencia entre los menores de edad.

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«Durante el confinamiento creíamos que iban a bajar los abusos al no salir la gente a la calle, pero la verdad es que aumentaron», afirma Beatriz de Mergelina, presidenta del Centro de Atención a Víctimas de Agresión Sexual (Canvas).

En la Comunitat Valenciana el año pasado 1.546 personas, la inmensa mayoría mujeres, denunciaron ser víctimas de delitos sexuales, de acuerdo con un informe del Ministerio del Interior sobre violencia sexual. La mitad de estas, 766, eran adolescentes. Mientras que de enero a septiembre de 2021 se han denunciado 1.623 vulneraciones de la libertad sexual, según el citado informe ministerial.

Rodrigo Hernández, cabeza visible de Save the Children en tierras valencianas, se ciñe a las estadísticas de Interior a la hora de hablar de las cifras frías, a las 766 adolescentes y niñas víctimas de violencia sexual el año pasado, un número menor al de años anteriores (818 en 2018 y 831 en 2019) pero no se queda sólo con eso. «Es muy difícil decir si ha aumentado o no lo ha hecho porque tenemos la sospecha de que las agresiones se han reducido porque se ha visto que era difícil denunciar porque en muchas ocasiones el agresor estaba en la misma casa», sostiene.

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«Hemos constatado un aumento de las agresiones on line por la exposición a los entornos digitales durante la pandemia», afirma Hernández. De las 104 denuncias que hubo en 2018 se pasó a 140 en 2019 y a 158 el año pasado. El aumento de las agresiones sexuales a los menores a través de la red es de más de un 50% desde 2018 hasta 2020.

¿Y cuáles son las causas de este incremento desde el inicio de la pandemia, y especialmente en lo que va de año? Beatriz de Mergelina, psicóloga y presidenta de Canvas, se atreve a realizar una aproximación: la proliferación de fiestas prohibidas y botellones y el consumo de alcohol y drogas. «Pueden haber influido las fiestas clandestinas durante el confinamiento, que la gente se ha desbordado al poder salir después de estar tiempo aislada, y lo ha hecho sin freno por si volvía el confinamiento. Y salir a fiestas donde corre más el alcohol y otro tipo de drogas no tienes control del posible agresor», sostiene De Mergelina.

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La psicóloga incide en el desenfreno que pudo producirse en fiestas clandestinas, de cuando el ocio nocturno reglado estaba cerrado a cal y canto y de cuando estaba prohibido bailar. «Puede ser que los agresores tuvieran la pérdida de control. Son fiestas en las que ha corrido mucho más el alcohol que quizá en condiciones normales y también se han hecho bastantes más botellones en la calle», declara.

La psicóloga sostiene que el aislamiento y la dificultad han provocado que no se atendiera a las víctimas tan pronto como en otras circunstancias, «al no saber a quién acudir por estar aisladas, no saber ir pronto a un hospital o a hacer una denuncia».

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La otra vertiente de las agresiones sexuales, mayoritariamente ejercida contra las mujeres, es el ámbito penal. Susana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género y delegada de delitos de odio, critica que pese a que se alcanzó un pacto de Estado para incluir la violencia sexual en la violencia de género, al igual que con el convenio de Estambul alcanzado en 2015 por el Consejo de Europa, nada se ha hecho. «No hay jurisdicción especializada de violencia sobre la mujer», afirma la prestigiosa fiscal valenciana. «Son casos que van al juzgado de instrucción. Sí, se ven casos, pero no tenemos una estadística», lamenta la jurista.

De un tiempo a esta parte se aplica el agravante de género. Se introdujo en el Código Penal en 2015 y se empezó a aplicar en la violencia entre parejas. Había cierta reticencia cuando la violencia no se empleaba con la pareja pero ahora ya se aplica», sostiene la fiscal.

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Esta misma semana en la Audiencia de Valencia hay cinco juicios por abusos sexuales, dos de ellos por agresiones que afectan a niñas de 5 y 6 años de edad.

En este sentido, desde Save the Children reclaman que el proceso judicial no suponga para el menor «un proceso de violencia añadida», afirma Rodrigo Hernández. Esta ONG defiende que hay tres puntos para la protección de los menores: la prevención (el pequeño debe saber cuando sufre violencia, cuándo es un contacto lícito como un abrazo, o cuándo es un chantaje o una agresión sexual); la sensibilización ( «las denuncias son la punta del iceberg de los abusos y suponen entre un 10 y un 20% de los casos») y el tercero es que tiene que haber un sistema judicial que no sea lesivo con los agredidos, puesto que «entre la primera denuncia y el juicio suelen transcurrir tres años y son tres años de sufrimiento» en los que el niño «va rebotando como una pelota de frontón» en un proceso en el que tiene que declarar ante diversas personas en varias ocasiones. «No podemos meter a un niño en una sala con su agresor», dice. El responsable de esta ONG aboga por que se someta al menor a un solo interrogatorio en el que un especialista le traslade las preguntas.

Para prevenir la agresiones la presidenta de Canvas imparte charlas en los institutos. «Hacemos mucho hincapié en el consentimiento, que por mucho que se diga la gente no lo tiene claro. Si alguien te dice que no, aunque antes te haya dicho que sí, es que no», afirma De Mergelina. La psicóloga no incluye sólo a las posibles víctimas de agresión, «sino también a los posibles agresores» para evitar que lo sean, afirma.

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