![Descubre al psicópata que hay a tu lado](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/09/26/garrido-RtFx1deWEL5lld2NQgzLVyM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Los psicópatas no son únicamente asesinos que aparecen en las películas. Están a nuestro alrededor. Se estima que el 1% de la población se encuentra en el espectro alto de la psicopatía por lo que no es extraño pensar que puede tener uno en su entorno más inmediato. ¿Cómo descubrirlo? Este es el propósito del último trabajo de Vicente Garrido, 'El psicópata integrado' que el próximo martes presenta en el Aula LAS PROVINCIAS.
Garrido, catedrático de Educación y Criminología en la Universitat de València, define el objetivo de su libro asegurando que «la psicopatía es un grave trastorno de la personalidad que ha sido mal representado en la cultura popular, presentando solo la imagen del criminal sádico y el asesino en serie. En este trabajo he querido que los ciudadanos comprendan que hay muchas personas aparentemente normales que pueden tener una gran incidencia (negativa) en sus vidas si no son capaces de identificarlas».
«Hay que tener cuidado con ellos», apunta Garrido. «El psicópata es el ser más peligroso del mundo si ocupa cargos de poder en el espacio financiero y la política, un peligro que se añade a aquellos que logran el liderazgo de organizaciones criminales, como fue el caso de Pablo Escobar», recuerda el criminólogo. El estudioso señala que «aunque son horribles los crímenes de un asesino en serie, no se puede comparar a la destrucción que puede hacer alguien que ostenta el poder de un país».
El libro destaca el «potencial destructivo directo» que tiene cuando ocupan algún cargo financiero o político y «pueden hacer un daño inmenso a la sociedad». En palabras de Garrido, «el psicópata representa la imagen ancestral del sujeto al servicio del mal».
Pero hay medios para descubrirlos. Es la otra tesis que sostiene Vicente Garrido en el libro: «Toda persona está capacitada para identificar a un psicópata en su ámbito personal y social si conoce sus rasgos y emplea correctamente lo que denomino el »sistema de vigilancia frente al psicópata«.
El primer paso para descubrirlos es saber qué es un psicópata. Garrido lo define como «una persona que no se ha vinculado afectivamente con nadie, por lo que su único interés es controlar el ambiente en el que se desenvuelve, es decir, obtener el poder, para así lograr sus metas, que siempre son egocéntricas, y para ello no dudan en manipular y abusar de los otros».
Los definen algunos rasgos como el hecho de estar mejor adaptados para violentar y abusar de sus semejantes; carecen de principios morales; están emocionalmente desconectados de los demás, lo que les permite dañar sin sentirse mal o su capacidad de manipular y de fingir que son 'buenas personas' o 'líderes visionarios' les facilita ostentar puestos de gran responsabilidad en empresas e instituciones públicas.
Ante ello, Garrido apuesta por tratar «de activar el sistema de vigilancia que todos tenemos, pero que no sabemos siquiera que lo tenemos y por ello muchas veces no lo utilizamos. Este se basa en la intuición (que alerta inconscientemente de estar con alguien peligroso), en saber los síntomas del psicópata y cómo se comporta, y en prestar atención a lo que hace, que siempre será diferente a lo que dice que hace. Su conversación será siempre de poca profundidad emocional». Por otro lado, advierte de que si tenemos una convivencias con esa persona «veremos que nuestra vida ha ido a peor. Lo fundamental, sin embargo, lo que nos salva, es reconocer nuestros valores esenciales y darse cuenta que esas personas nos exigen que renunciemos a ellos».
Otro de los puntos que aborda el libro es que nuestra sociedad es propicia para el desarrollo del psicópata y su modo de vida debido a que tiende progresivamente a sustituir los valores de solidaridad y responsabilidad compartida en el logro del bienestar general por la competencia individualista tras el éxito material como valor central.
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Laura Garcés
Garrido, por otro lado, advierte que la educación de las nuevas generaciones desatiende «el lado oscuro del ser humano» y tiende a infantilizarlas. Apunta a que lejos de promover la resiliencia «nos volcamos en que nuestros hijos 'no sufran' contrariedades o decepciones». Pero el dolor y el mal son reales por lo que «hacemos de nuestros niños víctimas más fáciles de los psicópatas».
Hay que tener en cuenta que es muy difícil que estas personas tengan un comportamiento positivo. «La mayor parte de los psicópatas integrados (es decir, que no han sido condenados por crímenes y no han sido identificados como tales) tienen una vida convencional y pueden aparentar ser del todo normales ante los demás, e incluso estar muy bien valorados. El ejemplo más reciente de esto lo tenemos en el caso de Dominique Pelicot, que en estos días está siendo juzgado por haber drogado durante diez años a su esposa y ofrecerla a unos 70 hombres para que la violaran sin su consentimiento. Ni su mujer ni sus hijos tuvieron nunca la menor idea de esa vida oculta tan deleznable», recalca el autor.
¿Hay formas de hacerles frente? Garrido opina que sí. «Primero, la sociedad debe aprender lo que son, más allá de las películas de crímenes. En segundo lugar, hemos de introducir protocolos para que las empresas grandes y las instituciones de los estados no confundan al que es impulsivo, cruel y abusador con alguien decidido y visionario, dado que estos son capaces de ocultarse bajo la máscara de actos y promesas que tienen un gran atractivo, pero que siempre llevan al desastre», apunta. Y advierte de que uno de los riesgos es que «hay gente en el mundo de la empresa y la política que son capaces de apoyar a personas que tienen rasgos importantes de psicopatía si creen que van a mejorar sus resultados económicos o de poder, lo que es un grave error».
Según Garrido, a lo largo de la historia ha habido personajes que presentan estos rasgos. Entre ellos sitúa a Hitler, Stalin y Mao (entre otros muchos como Pol Pot, Trujillo, Gadafi, Sadam Hussein, Bokassa, Milosevic...). «En la actualidad no me cabe duda (porque hay mucha documentación al respecto y análisis de expertos) que el expresidente Donald Trump y Vladimir Putin son dos ejemplos meridianos. Cada uno encarna un tipo de psicópata: el primero es el impulsivo y de explosión emocional sin pensar en las consecuencias, el segundo es más controlado y maquiavélico. Junto a ellos el presidente Maduro me parece un buen candidato a la psicopatía, así como Ortega, el dictador de Nicaragua», recalca.
La psicopatía se puede dar en hombres y en mujeres, aunque hay algunas diferencias entre ellos. «Las mujeres no tienen tanta ansia de poder como los hombres, emplean menos la violencia física y tienden a apoyarse más en la manipulación y las estrategias de abuso psicológico y exclusión social. Ahora bien, tal y como explico en el libro, hay mujeres que son psicópatas integradas y que en ciertos casos pueden recurrir al asesinato sin pestañear», apunta el criminólogo.
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