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MANUEL GARCÍA
MADRID
Lunes, 23 de enero 2023, 11:09
«No te puedes acostumbrar a entrar al Museo del Prado vacío». Beatriz Oliver, de 28 años y natural de la Pobla de Vallbona, es de las pocas personas en España que estaba esperando con anhelo a que acabaran sus vacaciones de Navidad para volver a su lugar de trabajo, una de las pinacotecas más importante de todo el mundo.
Desde septiembre disfruta (y el verbo aquí es más que adecuado) de la Beca Fundación Iberdrola de restauración de marcos del Museo Nacional del Prado. Pocos años después de haber concluido sus estudios de Bellas Artes y de Restauración y Conservación, en la actualidad está realizando su doctorado, cree que es “todo un sueño” lo que le está pasando desde el pasado 7 de septiembre, cuando comenzó a trabajar en la 'cura' de los marcos de muchos de los cuadros más importantes del mundo.
Su primer día fue “algo que no te crees, no sabes cómo puedes haber llegado hasta aquí”. Pero nadie le ha regalado nada a Beatriz, quien tuvo que superar una serie de exigentes pruebas que incluyeron entrevistas personales y pruebas selectivas sobre conceptos relacionados con su trabajo.
La explicación de su día a día comienza de una manera casi irreal: “Antes de que se abra al público revisamos sala por sala para comprobar que todos los marcos están bien”, explica con normalidad. En ocasiones hay algunas salas que todavía no tienen luz, por lo que han de hacer un uso de una linterna “y a veces te encuentras delante de las Meninas o de algún cuadro de El Bosco y es bastante increíble”, añade.
Esta amante de la obra de Toulouse-Lautrec y de El Greco, confiesa que durante sus primeras semanas sintió una cierta presión para no cometer ningún error, presión que, aunque se ha ido atenuando, no es óbice para que mantenga un alto sentido de la responsabilidad sabiendo lo que tiene entre manos.
El Prado es el único museo que cuenta con este 'taller' de restauración de marcos, “un concepto bastante nuevo” y que busca corregir tanto las pequeñas faltantes que pueda tener el marco como algunas imperfecciones estéticas que repara con cuidado. Y no son pocos los que necesitan de sus cuidados.
De los primeros marcos que tuvo entre sus manos, recuerda “uno de Joaquín Sorolla para una exposición que está abierta en la actualidad”.
Oliver destaca que también está teniendo la oportunidad de poder acceder a los almacenes, “donde hay más obras almacenadas que expuestas” para 'atender' a aquellos cuadros que más lo necesiten.
Su beca concluye el próximo 31 de agosto, una fecha que no desee que llegue para poder seguir disfrutando del privilegio de poder estar junto a tantas obras de arte.
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