Las familias de 204 colegios valencianos votarán el 11 de abril si quieren cambiar su horario, abandonando la jornada partida de mañanas y tardes para pasar a la continua en la inmensa mayoría de los casos (203) o para aplicar un modelo mixto (1), ... que es la nueva opción que permite la Conselleria de Educación.
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De las cifras facilitadas se desprende que dos años después de bloquearse la posibilidad de modificar la organización horaria la modalidad intensiva vuelve a coger carrerilla, hasta el punto de que las votaciones, con total seguridad, harán que más de la mitad de las escuelas valencianas funcionen con este modelo: clases concentradas antes del comedor y talleres voluntarios para las familias hasta la salida a las 17 horas.
Actualmente son 650 los centros que ya la aplican, los que cambiaron entre 2016 y 2019. Suponen el 45,2% de los 1.437 que ofertan Infantil y Primaria, las etapas susceptibles de variar su organización. En el escenario más extremo, si la consulta superara el porcentaje de votos necesarios en todos los centros autorizados, la cifra se elevaría a 853 (el 59,3% del sistema valenciano).
Aunque es un escenario utópico porque siempre ha habido colegios donde no se refrenda, la tónica general en las anteriores votaciones ha sido su confirmación en la mayoría de los casos. El porcentaje más bajo de aceptación se dio en 2019, cuando de 68 escuelas autorizadas a votar en 30 no salió adelante (55,8% de cambios aprobados). Un año antes se elevó al 57,1%, en 2017 fue del 66,1% y en 2016 del 96,2%.
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El avance de la jornada continua es claro pese a que genera recelos, tanto entre algunos expertos como entre el movimiento asociativo de Ampas. La Confederación Gonzalo Anaya, la más representativa de la Comunitat, lleva varios meses pidiendo que se paralice el cambio hasta disponer de más estudios de base científica sobre los efectos de la concentración horaria, así como de las conclusiones de la comisión de Les Corts sobre la racionalización de horarios a nivel general.
También afea a Educación que no haya dado a conocer el análisis realizado entre más de cien centros que la aplicaban en el 2018-2019, más allá de un resumen que, sin más concreción, aseguraba que no tiene consecuencias significativas en el rendimiento escolar, si bien no se sabe qué parámetros se analizaron.
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La conclusión choca con la literatura científica más conocida sobre los tipos de jornada, que sin llegar a afirmaciones definitivas por falta de grandes trabajos sobre la cuestión sí desliza que puede resultar contraproducente. Es el caso del estudio realizado por José Antonio Caride, que detectó correlación (que no causalidad) entre horario intensivo y mayor fracaso escolar tras analizar un proyecto piloto de Galicia en los años 90, el de Rafael Feito, que comparó el rendimiento a través de resultados en pruebas diagnósticas de centros de la Comunidad de Madrid, el de F. Testu, que en 1992 acreditó que la atención del alumno es mejor a primera hora de la tarde que al final de la mañana, o de las primeras valoraciones realizadas por la Conselleria de Educación en 2015 y 2016, cuando se llegó a desaconsejar ampliar la modalidad continua por reducir el rendimiento. El segundo informe, pese a detectar un ligero descenso, afirmaba que no era significativo.
Por otro lado, el proyecto 'Time. El tiempo en la infancia: un mapeo de España' presentado en 2021 detectó que los alumnos con continua (una muestra estatal de estudiantes de entre 10 y 18 años) destinaban más tiempo al uso de pantallas (ordenadores, móviles, televisión o videojuegos) que los de partida, además de dormir menos y dedicar más minutos a la realización de deberes. Síntoma, según el investigador principal, Daniel Gabaldón, de que algo fallaba en las clases si se requería una mayor dedicación extralectiva.
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Tampoco es un modelo que cuente con el aval de los profesionales sanitarios. En 2019, la última vez que se votó en la Comunitat, la Sociedad Valenciana de Pediatría emitió un posicionamiento en el que se destacaba la importancia de adecuar los horarios a los ritmos biológicos de los alumnos, apostando por una organización coincidente con la jornada tradicional, sin retrasar el periodo de comedor (como sucede con la continua) y aprovechando el pico atencional de primera hora de la tarde.
Las próximas votaciones se realizarán el 11 de abril en todos los centros autorizados excepto en el colegio La Milagrosa de Alberic, que lo hará al día siguiente al ser el lunes fiesta local. Además, es el único del listado facilitado en el que se propone una jornada mixta en la que las clases se distribuyen en horario de mañana y tarde en función de los días. Por ejemplo, de manera alterna.
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Cada padre o madre, desde Infantil hasta 5º de Primaria, tiene derecho a un voto, mientras que las familias monoparentales o aquellas en las que solo haya un tutor dispondrán de dos. Aquellos que no puedan acudir de manera presencial podrán ejercer su derecho por correo certificado entre el 4 y el 8 de abril. Para aprobar el cambio de jornada es necesario que lo refrende al menos el 55 % del total del censo de las familias y no de los votos emitidos. Es decir, no acudir a las urnas implica, en la práctica, un voto negativo.
Con la nueva normativa, publicada el pasado mes de febrero, se elimina la revisión del modelo cada tres años, por lo que si el nuevo horario es aprobado por las familias se mantendrá hasta que el consejo escolar del centro decida volver a iniciar un procedimiento de cambio. Dicho de otra forma, hasta que el equipo docente quiera, pues sin su concurso es imposible conseguir los dos tercios de votos favorables necesarios para impulsarlo. Pero si no sale adelante el colegio puede volver a intentarlo pasados tres cursos.
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En cuanto a la distribución por titularidad, se mantiene la escasa presencia de la escuela concertada en los procesos de cambio de años anteriores. En esta ocasión sólo hay cinco escuelas privadas sostenidas con fondos públicos, el 2,45% del total. Cuatro piden el horario intensivo y uno (el citado) el mixto. Además, como explican fuentes de Educación, entre los 204 colegios autorizados se encuentran los dos cuya jornada continua fue anulada en los tribunales por defectos en el procedimiento: el Gabriel Miró y el Voramar de Alicante.
Todos los centros autorizados a realizar la consulta han tenido que cumplir una serie de requisitos previos, como elaborar una propuesta horaria y de actividades complementarias y haberla aprobado por mayoría de dos tercios en los respectivos consejos escolares y claustros, aunque en los concertados la decisión corresponde a la entidad titular.
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En cuanto a la situación actual, de los 1.437 centros de Infantil y Primaria sostenidos con fondos públicos que hay en el sistema educativo valenciano, 787 (el 54,8 %) tienen jornada partida y 45,2 % (650) jornada continua. Esta radiografía de los horarios lectivos no es homogénea en todo el territorio, ya que en la provincia de Alicante la jornada intensiva es mayoritaria, con 7 de cada 10 colegios con clases solo de mañana, mientras que en Castellón y Valencia se da la situación inversa.
De los 498 centros que hay en las comarcas de Alicante, 361 (el 72,5%) tienen jornada continua y los 137 restantes (27,5%) jornada partida. En las de Castellón la relación es de 58 (30,4%) frente a 133 (69,6%) y en las de Valencia hay 231 escuelas con horario de mañanas (30,9%) y 517 (69,1%) con régimen partido.
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