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Nueve años es ahora la edad de acceso a la pornografía para los menores. Esta es la opinión de Isabel Senabre, investigadora y profesora ... de la Universidad Católica de Valencia. Se trata de una cifra que ya estremece, pero hay más. Según el estudio 'Des/información sexual' de la ONG Save the Children el 70% de los adolescentes españoles consumen pornografía y un 50% son varones, el doble que mujeres. Además, un 68,2% la han visionado en los últimos treinta días.
Según ha explicado Senabre, la media de edad del primer contacto con la pornografía en España se adelanta ahora a un periodo comprendido entre los nueve y los once años. A los trece este tipo de comportamientos se hace estable y frecuente para los jóvenes. Las mujeres esperan un poco más, hasta los quince años.
¿Cómo consiguen acceder a estos contenidos? El móvil, la tablet o el portátil son algunos de los instrumentos por medio de los que los menores acceden a la pornografía. «Todos llevamos un pequeño cine porno el bolsillo». Es una frase de Jorge Gutiérrez, director de la plataforma 'Dale una vuelta', que cita Isabel Senabre y que hace referencia al teléfono móvil.
Según la experta, el primer acceso suele ser accidental haciendo un trabajo para clase o visionando vídeos sobre otros contenidos en el móvil. Para un 18-30% de jóvenes que ven pornografía su primer acceso se ha producido sin pretenderlo.
Hay otro grupo de jóvenes, según la investigadora, que lo buscan de manera intencionada «para aprender sobre sexualidad porque ven que el momento de su primera vez se acerca y necesitan conocer más datos».
Pero Senabre añade que lo que en esos momentos desconocen estos jóvenes «es que esas imágenes influirán en su conducta, en sus expectativas y en sus creencias sobre las relaciones sexuales, posiblemente incapacitándoles para tener relaciones reales satisfactorias en la vida real».
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Los datos son preocupantes, detalla Isabel Senabre. De hecho, han aumentado la comisión de delitos sexuales entre menores. Según el INE, 501 menores fueron condenados por delitos sexuales en 2022 en España, lo que supuso un incremento del 14,1% respecto a 2021.
«La comisión de delitos sexuales realizados por jóvenes es una conducta que no se puede explicar desde una única perspectiva», añade y señala que este comportamiento se debe a muchos condicionantes. En este sentido, expresa que el cerebro del adolescente «está todavía rediseñándose». La investigadora de la UCV indica que la adolescencia «es una fase en la que hay funciones cognitivas y procesos emocionales que siguen madurando como la tolerancia a la frustración, la toma de decisiones, la empatía o el pensamiento complejo».
Además, «la dificultad en demorar el refuerzo sexual unida a la impulsividad de algunos adolescentes, el consumo de bebidas alcohólicas, la falta de empatía, la crisis de valores y la poca información con la que cuentan los jóvenes, en muchas ocasiones sobre educación afectivo-sexual, puede actuar como caldo de cultivo para la comisión de estos delitos». Y considera que la pornografía es un factor más.
Senabre recuerda que a los nueve años hay jóvenes que entran en contacto con la pornografía. Algunos pasan 20 horas semanales mirando el móvil. De esta forma, cuando cumplen 15 años llevan ya seis años viendo pornografía. «Han recibido este modelo y sabemos que el contenido se consume en escalada. Esto supone que cada vez se accede a imágenes más violentas porque las anteriores ya no parecen tan excitantes», subraya.
En este sentido, la investigadora de la UCV destaca que es un fenómeno «descrito también en la adicción a las sustancias». Resaltan que las imágenes que se ven de forma inconsciente «educan su conducta, sus expectativas». De esta forma, cuando se ha acostumbrado a excitarse viendo imágenes pornográficas, los cuerpos reales pueden no generar la misma reacción fisiolágica.
Para la investigadora, esta forma de reaccionar es normal ya que «la relación sexual entre un hombre y una mujer no es sólo corporal. Cuando te relacionas con el cuerpo de otro, te relacionas con el otro con todo lo que es. La sexualidad expresa nuestro ser y esto es innegable». La consecuencia de este comportamiento es que cuando «no nos relacionamos con respeto y dignidad con el otro se generan heridas que a ves nos acompañan toda nuestra vida».
Isabel Senabre tiene claro que «la pornografía normaliza la violencia, cambia las expectativas de nuestros jóvenes en cuanto a las relaciones, interfiere en sus intereses habituales, desconecta a los jóvenes de la vida real y hace que se aíslen para poder consumir».
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