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EDITORIAL

Somos futuro

Contra la desesperanza y en medio de la incertidumbre generalizada, LAS PROVINCIAS se reivindica no sólo como medio de información sino como foco de debate y portavoz de reivindicaciones

Sábado, 1 de enero 2022

Pocas veces a lo largo de la historia ha vivido la humanidad un periodo de tanta incertidumbre y desasosiego. Un microscópico virus ha venido a paralizar el mundo y a sumir a millones de personas en temores y dudas que se suman a los que ya soportaban. No es, sin embargo, el Covid el único problema al que se enfrenta el hombre en este 2022 recién estrenado. Sin ánimo de ser exhaustivos, el cambio climático amenaza la viabilidad del planeta, el temor a un enfrentamiento bélico entre las grandes potencias es cada vez más real, la digitalización está acabando con oficios y carreras profesionales, la inteligencia artificial aparece en el horizonte sin haber resuelto los interrogantes sobre la peligrosa deshumanización que lleva incorporada, las migraciones masivas llaman ya a las puertas de países que tratan de protegerse con métodos casi medievales, el agotamiento de combustibles fósiles y de materias primas puede llegar a bloquear la cadena productiva, las democracias liberales se ven amenazadas por populismos irresponsables que creen y venden que los problemas complejos pueden resolverse con soluciones simplistas. Y, para colmo, no son descartables nuevas pandemias que podrían originarse en experimentos de laboratorio o en el consumo de productos de origen animal sin las debidas garantías higiénico-sanitarias, como probablemente ocurrió en Wuhan. Pero el Covid es, ahora mismo, el enemigo más poderoso, el que ya se ha cobrado millones de víctimas y el que ha sido capaz de obligar a confinar en sus casas a los habitantes de pueblos y ciudades, como en los terribles tiempos de la peste negra.

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Los periódicos, como LAS PROVINCIAS, son la fuente de información más fiable frente a la dictadura de las noticias falsas

A las incertidumbres locales cada país puede añadir las propias. España sufre una inestabilidad política que por momentos resulta insoportable, con una incapacidad manifiesta de sus representantes por rebajar la crispación y alcanzar acuerdos de Estado a partir de un clima de diálogo como el que se vivió durante la Transición. La entrada en el Ejecutivo de un partido de corte radical y el pacto parlamentario con formaciones independentistas confieren a este gabinete un sello que lo aleja del sentir de una gran parte de la población. Los desafíos a los que debería enfrentarse la sociedad española se mantienen fuera de foco de la actualidad, centrada en trifulcas de poca monta y escaso recorrido. Mientras tanto, el futuro de las pensiones, el despoblamiento del interior, el déficit energético, la pérdida de peso del sector industrial, el bajo nivel de los escolares por culpa de una educación sometida al vaivén de leyes de enseñanza cambiantes, el prohibitivo precio de la vivienda o las escasas perspectivas laborales para los jóvenes son asuntos que quedan aparcados, sin respuesta, como si no fueran importantes, cuando son los que realmente interesan a los ciudadanos.

Dice Anne Applebaum que nuestra cultura «depende de la conversación racional y el debate civilizado que inspira el mejor periodismo»

Si seguimos reduciendo el plano y pasamos de España a la Comunitat Valenciana nos encontraremos con un territorio que tampoco logra cancelar las hipotecas que arrastra desde hace décadas. Como la de la infrafinanciación, o las infraestructuras pendientes, o la vertebración entre sus tres provincias, o la convivencia sin conflictos innecesarios entre sus dos lenguas. Por no hablar de una agricultura que pierde peso sin que a los poderes públicos parezca importarle lo más mínimo, de unos espacios naturales necesitados de inversiones para su protección o de unas ciudades que como tantas otras en Europa tratan de combatir con escaso éxito fenómenos como el botellón o la colonización de sus centros históricos por apartamentos turísticos y franquicias que restan personalidad a estos barrios.

Demasiadas incertidumbres. Aunque siempre las ha habido. Pero ni siquiera el milenarismo aportó tanta congoja a la vida cotidiana de hombres y mujeres necesitados de seguridad para dotar de sentido a sus vidas. Sufrimos, según el diagnóstico de la psiquiatra Marian Rojas, una «intoxicación de cortisol», que es la hormona que se activa en momentos de amenaza, sea real o imaginaria. De hecho, más del noventa por ciento de las cosas que nos preocupan nunca suceden. Hay un exceso de contaminación acústica -y no sólo por la que provoca el tráfico- y de una hiperactividad nerviosa y estresante que impide a las personas pararse a pensar sin mirar a cada momento la pantalla del móvil. Una congregación creciente de poderosos enemigos parece concentrarse ante las puertas de unas murallas endebles que amenazan con no resistir el embate de fuerzas descontroladas.

Sufrimos lo que la psiquiatra Marian Rojas llama «intoxicación de cortisol»: temor a amenazas reales o imaginarias

En medio de este paisaje tan sombrío y frente a la desesperanza que se adueña de muchas personas, los medios de comunicación tradicionales, los periódicos de toda la vida, como LAS PROVINCIAS -la segunda cabecera más antigua de las que se editan en España- surgen no sólo como fuente fiable de información, necesaria más que nunca contra la dictadura de las noticias falsas o 'fake news', sino como espacios de debate, de encuentro, de cultura y también como altavoz de reivindicaciones. «Venimos a ser la voz del país que quiere ser justa y prudentemente gobernado» decíamos en el Manifiesto fundacional, en 1866. Somos futuro, decimos en este 2022 tan imprevisible como apasionante. Somos actualidad en tiempo real, al instante, y somos foro para reflexionar acerca de la sociedad a la que aspiramos, del modelo de economía, o de enseñanza, o de sanidad, con el que soñamos. Apuntaba recientemente la historiadora y columnista Anne Applebaum que nuestra cultura depende «de la conversación racional y del debate civilizado que inspira el mejor periodismo». No es tiempo de bajar los brazos ante todos esos enemigos que intentan arruinar las modernas sociedades occidentales -levantadas a partir de los cimientos de la democracia liberal y el Estado de derecho- sino de afrontar los retos de un mañana que, entre todos, puede ser mejor. Cuenten, como siempre, con este periódico, con nuestras noticias, reportajes, entrevistas y columnas de opinión, con vídeos y podcast, con galerías de fotos e infografías. Y también con coloquios, conferencias, jornadas de análisis, presentaciones y cualquier otro método que sirva para enriquecer el diálogo, del que tan necesitada está la Comunitat y España.

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