El Ejército inicia con turnos de doce horas el montaje del puente para conectar Cheste con la A-3

Un total de 60 efectivos de una compañía de ingenieros de la Unidad Militar de Emergencias se distribuyen y componen una coreografía laboral casi perfecta, donde cada uno sabe lo que tiene que hacer. Los números son más difíciles de decir que de cumplir para el común de los mortales: dos turnos de 12 horas, con 30 personas en cada uno de ellos, para que no haya pausas. «24 horas al día y siete días a la semana», señala como un lema el capitán Guillermo Encinas. La cercana localidad de Requena se ha convertido en el lugar en el que descansar y volver con renovadas energías a seguir con su misión.

Ya es el segundo puente de este tipo que instalan en la provincia, después del de Buñol. ¿Y qué vendrá después? «Donde más se nos necesite», comenta uno de los trabajadores con sencillez, sin darle ninguna importancia a lo que está diciendo.

En la instalación del puente de Cheste todo comenzó aún de noche, en la madrugada del miércoles al jueves. En primer lugar se han efectuado los trabajo de nivelación del terreno. Las piezas del puente Mabey, modulable y transportable, han ido llegando a este punto. El objetivo también es fácil de exponer: recuperar el paso de 27,43 metros de largo que el agua se llevó por delante.

La entrada a Cheste este jueves es posible. Por caminos donde apenas cabe un coche. Pero no así para los vehículos pesados. La conexión con la A-3 es fundamental, por lo que este puente es esperado con ansia por la localidad.

De este modo, nada detiene a este grupo de trabajo implacable y enfocado en lo que han de hacer y donde colaboran también con empresas civiles.

El objetivo es que este puente, de 4,2 metros de ancho, permita el paso de vehículos de hasta 40 toneladas. Una vez que el hormigón fragüe, llegará el momento de colocar la infraestructura en el espacio que fue arrasado por el agua.

Aunque la misión de los militares acabará una vez que el puente esté instalado, aún quedará algún paso por dar para que se pueda abrir al tráfico. Habrá que nivelarlo de nuevo y comprobar, mediante pruebas de carga, que todo está correcto. Posteriormente ya será responsabilidad del Ayuntamiento señalizar la zona y distribuir el paso al sólo poder pasar un vehículo pesado en cada ocasión. Un semáforo en cada lado del puente ha sido la opción más utilizada en circunstancias similares.

Una vez que otras salidas de la localidad se recuperen, en los meses que sea, el puente provisional será desmontado. Pero para ello aún parece quedar un largo trecho.