Manuel García
Valencia
Martes, 4 de marzo 2025, 00:38
Una escuela que apuntale un sector en peligro de derrumbe. La ganadería está de capa caída en las últimas décadas. Y el histórico oficio de ... pastor, no hay más que recordar su importancia en novelas del Siglo de Oro, podría pasar a formar parte de la lista de profesiones de las que ya se habla en pasado.
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Bien lo sabe Antonio Miguel Álvaro, uno de los últimos pastores de la zona alta de los Serranos, en Aras de los Olmos. A sus 63 años, prácticamente su vida entera ha transcurrido entre animales. «Nací entre ellos», comenta con normalidad. En el recuerdo está la labor de su abuelo, su padre y sus tíos, también pastores. Su hijo lo es actualmente, pero con Antonio Miguel se acabará la explotación que ahora regenta: «Cuando me jubile (en 2026), despediré a los tres empleados que tengo, venderé los animales y cerraré la explotación. Lo tenemos claro», zanja. La burocracia y las nuevas enfermedades han sido dos de los factores que han contribuido a que no haya relevo generacional.
Entre sus memorias también está el vertiginoso descenso en el número de pastores en una comarca que, pese a todo, es de las privilegiadas en la Comunitat: «Cuando comencé a trabajar en la zona, hace 30 años, éramos 64. Hoy apenas quedamos diez: mi hijo y yo, Gaspar y su hijo, Serafín y su hijo, Alberto, Toni…», recita de memoria.
Sin embargo, aún hay esperanza. Una ayuda de la Diputación de Valencia y la iniciativa del Observatorio del Pastoralismo Extensivo del Mediterráneo marcará el punto de salida para que la Escola Valenciana de Pastores tome cuerpo y concrete la creación de profesionales para un sector vital.
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La escuela aún está en una fase muy inicial, con charlas por comarcas y sus responsables esperan poder comenzar las clases el año que viene. A modo de ejemplo, Olocau acogió este jueves 27 de febrero a partir de las siete de la tarde (Espai Co working, en la calle Sant Josep, 7) la presentación para la comarca del Camp de Túria de esta propuesta dirigida a personas que se dediquen a este sector o estén interesadas en él.
Como señalan desde el Observatorio, se trata de una iniciativa que busca demostrar que la de pastor es una profesión «con la que no te harás rico pero con la que puedes ganarte la vida». Los beneficios del pastoreo, además de asegurar la fabricación de alimentos como el queso, también se extienden a otros ámbitos como la gestión del territorio, el fomento de la biodiversidad y la prevención de incendios.
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El encuentro, de carácter informativo, sirve para que los asistentes descubran cómo formar parte de este movimiento, que tiene como objetivos preservar un oficio esencial para la conservación del territorio, la biodiversidad y el desarrollo rural, y contribuir a garantizar el relevo generacional. El acto cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Olocau y de la Mancomunitat Camp de Túria. Está previsto que esta serie de charlas sigan desarrollándose en diferentes puntos de la provincia para todo aquel que pudiera estar interesado en un trabajo al aire libre pero que, eso sí, tampoco sabe de domingos o festivos.
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Desde la entidad que impulsa la iniciativa quieren dejar claro, sin embargo, que la de pastor tampoco es tarea fácil. Serán necesarios «unos añitos» para adquirir una cierta destreza y el aprendizaje, prácticamente como en cualquier área de la vida, será continuo, apuntan desde el Observatorio, una de cuyas técnicas apunta que una escuela similar ya funciona en comunidades autónomas como el País Vasco, Cataluña, Aragón o Andalucía, «el referente principal al tratarse de una acción de carácter público».
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Los impulsores del proyecto confían en que este árbol que ahora plantan en la Comunitat pueda crecer fuerte a lo largo de los próximos años. Para ello será necesario que la aportación de las instituciones sea continua y pueda ir aumentando según las necesidades de la escuela.
De este modo, entre el temario de esta particular escuela estará el modo de tratar a los diferentes animales, conceptos de veterinaria, los tipos de terrenos a los que llevar a los animales o cómo actuar en caso de algún incidente o incluso ataque.
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Quien podría ser un buen profesor para la escuela sería Antonio Miguel, propietario de unas 800 ovejas, quien lamenta que para una convocatoria para funcionario «se presenten miles de personas y casi nadie quiera ser pastor».
No oculta que la dedicación ha de estar entre las virtudes de los aspirantes. Momentos como los partos múltiples, con noches sin dormir y que han de programarse con meticulosidad para atender las épocas del año en que existe más demanda es sólo uno de los puntos que señala este pastor, quien no quiere esconder la realidad. Los recientes ataques de lobos, donde perdió alrededor de un centenar de ovejas, y la falta de apoyo, inclinó la balanza hacia una decisión que parece irreversible.
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