Urgente La Bonoloto de este viernes entrega 432.112,46 euros a un jugador y deja más de 78.000 en la Comunitat

Los expertos alertan de los daños que provoca la soledad en los geriátricos

Advierten de la necesidad de mantener actividades y terapias en los centros

Francisco Ricós

Valencia

Domingo, 1 de noviembre 2020, 11:30

Publicidad

Sacramento Pinazo. Psicóloga, presidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología

Las residencias de personas mayores frente al coronavirus: «Ante una nueva ola, los centros deben poder asegurar los programas terapéuticos y sociales»

Durante estos meses de emergencia sanitaria en muchas ocasiones ha sido puesto en tela de juicio el trabajo de las residencias, lugar de cuidados y vida de casi 26.700 personas mayores en la Comunidad Valenciana en sus 327 centros. De ellos, actualmente sólo hay casos positivos de Covid-19 en 20, lo que supone una tasa libre de contagio de más del 90 %.

Pero las residencias son necesarias ante las situaciones de dependencia y fragilidad, cuando a las personas no se les puedan proporcionar en casa los cuidados que precisan. Este recurso nunca ha tenido reconocimiento político ni social. En concreto, en la Comunidad Valenciana faltan muchos centros y falta mucho apoyo desde la Administración Pública. Esta falta de apoyo se ha manifestado con crudeza durante la pandemia. El confinamiento, la distancia física y el cierre de los centros al exterior para aislarse del virus han disminuido la actividad social y relacional en los centros y han dificultado la realización de los programas terapéuticos habituales. Los muchos protocolos a seguir tampoco han facilitado el trabajo cotidiano. Estos profesionales con gran vocación y entrega, casi todos ellos sin formación suficiente para afrontar una emergencia sanitaria, modestos salarios y con ratios que por normativa están por debajo de lo necesario en el momento actual, dado el perfil de los residentes, han realizado grandes esfuerzos para proporcionar la mejor atención posible. El 84,97% del total de fallecidos ha sido personas mayores de 70 años, y los datos indican que solo el 35,62% de las personas que murieron vivían en residencias, lo que demuestra que las entidades y los profesionales que trabajan en la Comunidad Valenciana han mostrado buenos niveles de competencia y las personas están en buenas manos.

Desde la Gerontología y la Geriatría, en los últimos años hemos comenzado a trabajar por un cambio de modelo en los cuidados. Por ello, frente a una nueva ola de coronavirus, los centros deben poder asegurar que los programas terapéuticos y sociales se llevan a cabo para poder mantener las capacidades de las personas que allí residen. De una manera integral e integrada creemos necesario poner en el centro a las personas que precisan cuidados de larga duración, que las personas dejen de ser vistas como enfermas o dependientes y sean consideradas personas únicas y con derechos. Además de recibir la mejor atención bio-psico-social-espiritual en unos buenos entornos de cuidados las personas deben vivir con dignidad y continuar desarrollando sus proyectos de vida con los apoyos profesionales necesarios.

José Pelegrí. Defensor del Mayor e hijo predilecto de Valencia

Mayores y pandemia: «Es triste la soledad y mucho más con esta espada del coronavirus que tenemos encima»

En mi reposo vespertino estaba viendo una corrida de rejones desde Logroño. Toreaban los Hermoso de Mendoza, padre e hijo, y en el brindis de su segundo toro Pablo Hermoso, lo brindó a las personas mayores que gracias a ellas y a su trabajo tenemos lo que nos hemos ganado.

Publicidad

¿Qué hemos hecho los mayores para que tanta gente nos recuerde, unos para bien y otros para mal? Sencillamente trabajar y soportar pandemias de todo tipo, pocas como la que en la actualidad nos afecta y se nos ha llevado a muchos de los nuestros. Qué pena que el final de nuestra vida se condicione a una forma de pensar extraña y a una forma de morir sin cariño y lejos, la mayoría de veces, de nuestros seres más queridos, circunstancia para la que no estábamos preparados.

No y mil veces no. Nuestra edad conlleva enfermedades pero nunca el abandono de unos valores en los que siempre hemos creído y hemos procurado cumplir. Ni somos ni queremos ser muñecos manejados por extrañas pandemias.

Publicidad

Llegar a ser mayores nos permite reivindicar las cosas que siempre hemos pensado que podríamos hacer: el uso de nuestra libertad, bien ganada, que realmente es lo único que conseguimos con nuestra edad, y consecuente con nuestra pensión. Somos el mayor colectivo de personas de este país y siempre parece que vayamos mendigando nuestras mejoras y nuestros derechos.

Ahora, como Sócrates, después de años de esfuerzo, sacrificio y entrega, nos consideramos dignos de ser alimentados en el Pritaneo a expensas del Estado (la mayor recompensa que Atenas dispensaba a un ciudadano) y que, en nuestro caso, es el Estado español (un poco más pobre que el Pritaneo griego) el que nos dispensa tal honor, a través de una pensión que nos permite disfrutar de una libertad que nos hemos ganado, y dedicarnos a nuestra familia, nuestros amigos y a hacer lo que siempre hemos pensado hacer cuando fuéramos mayores.

Publicidad

No quisiera terminar sin hacer una llamada a que colaboraseis a erradicar la soledad de esas personas que conocemos y que sabemos de su necesidad de sentirse acompañados y, si puede ser, queridos, sobre todo en estos tan difíciles momentos. No es tan difícil lo que habéis hecho en estas circunstancias. Vamos a seguir y a conseguir. Nos lo hemos ganado y nos lo merecemos.Hablas con una persona y cuando se despide de ti te dice: «¿Y a quien le cuento lo que hemos hablado?» Si vive sola no se lo puede contar a nadie. Si vive acompañada llega a casa y lo único que oye es «CHITÓN», estamos con el ordenador, con el móvil, con la cocina. No puede contárselo a nadie. Es triste la soledad y mucho más con esta espada pandemiana que tenemos encima.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad