Fedea aboga por hacer más trasvases mientras el Gobierno mantiene el tijeretazo al Tajo-Segura

«¿Por qué no pueden salir de ellas (de las cuencas cedentes) las aguas sobrantes, una vez cubiertos los deberes de suministro de agua a los consumidores locales?«, es la pregunta clave que se formula José Luis Hervás. De esta forma, el experto cuestiona la posición de quienes abogan porque no existan estas transferencias que en su opinión se han dado desde épocas remotas. Ya los romanos, e incluso civilizaciones anteriores, llevaban recursos de una cuenca hidrográfica a otra.

El informe se publica en un momento en el que el futuro del trasvase Tajo-Segura se encuentra en entredicho por la decisión del Gobierno de incrementar los caudales ecológicos del Tajo a su paso por Aranjuez.

En cambio, para el experto, en un contexto de cambio climático que aumentará las dificultades de suministro, «los travases son una herramienta potencialmente importante a cuya viabilidad, diseño y gestión deberemos dedicar una atención creciente en el futuro».

Hervás resalta que en España existe una mitad norte lluviosa y otra mitad árida. «No se puede entender que los ríos españoles evacuen en determinados momentos más agua de la debida al Mediterráneo y al Atlántico, directamente y a través de Portugal«, explica y añade que es importante que haya que mantener un abundante caudal para que desemboque en el mar para cuidar los deltas y las desembocaduras de los ríos, pero »creo que se podría aprovechar una cantidad equivalente a las necesidades de las zonas áridas sin dañar medioambientalmente a algunos de nuestros ríos o incumplir los compromisos adquiridos con nuestros vecinos«.

José Luis Hervás recuerda que en España existen ya 14 trasvases para ayudar a las zonas más necesitadas de agua. La suma de los volúmenes de agua trasvasados en España supera la cifra de 1.000 hectómetros cúbicos anulas de los que 300 son del trasvase Tajo-Segura. «Sin embargo, en la población española existe la sensación general de que el único trasvase que existe es este, junto con un hipotético trasvase del Ebro hacia el sureste que no se llegó a realizar», señala el experto.

El científico destaca que mirando a otros países se puede comprobar que existen trasvases en muchos otros estados. «Las distancias recorridas, así como los volúmenes de agua trasvasados son muy variables, pero pueden llegar a alcanzar más 1.000 kilómetros y más de 10.000 hectómetros cúbicos anuales. Prácticamente todos los trasvases se han realizado entre cuencas hidrográficas distintas», apunta.

El informe destaca que los trasvases sólo tienen sentido «si existen recursos excedentarios en ciertas zonas que pueden ser trasladados a otras en las que existen necesidades no cubiertas». Y Hervás añade que en nuestro país «esta es claramente la situación, pues a la vez que existen déficits crónicos de agua en determinadas áreas, especialmente en el sureste del país, se vierten al mar, directamente o a través de Portugal, caudales muy superiores a los necesarios por motivos ecológicos o para cumplir los compromisos existentes con nuestro país vecino».

El informe destaca que no todos los trasvases posibles se tendrían que realizar. Antes habría que tener en cuenta los costes y beneficios económicos, sociales y ambientales que estos generarían.

Por otro lado, se aborda la introducción de mecanismos de mercado que permitan la compraventa de derechos de uso del agua, introduciendo así incentivos para su utilización eficiente y para el traslado de posibles excedentes a los usos y zonas donde puedan ser más productivos. El redactor del informe se refiere a la experiencia de California del año 1991 cuando se creó el Banco de Aguas del Trasvase de California que intermedia en las transacciones. El mecanismo es que el tenedor de los derechos entrega los sobrantes al Banco y este los coloca entre los demandantes.

El informe también resalta la muy escasa aplicación en nuestro país de los 'mercados' o 'bancos' de agua contemplada en la regulación europea y española, excepto en algunos momentos de fuerte sequía. El autor del trabajo señala que se ha llegado a la conclusión de que no han proliferado por «la falta de un impulso decidido por parte del Gobierno mediante medidas complementarias relacionadas con la precisa definición de los derechos de propiedad sobre el agua, el mal funcionamiento de los registros correspondientes, las deficientes infraestructuras de medición y la falta de un 'market maker' activo».

A su juicio, lo importante es que estas instituciones permitan vender el agua sobrante tras cubrir las necesidades de sus concesionarios originales, generando así incentivos para su uso eficiente, lo que incluye su traslado a zonas deficitarias donde su valor económico es mayor. También se señala que el buen funcionamiento de tales mecanismos no está garantizado sin importantes actuaciones o mecanismos complementarios, incluyendo los registros de agua y los sistemas de medición.

En suma, el trabajo plantea, sin prejuzgar el resultado, la necesidad de abrir un amplio debate nacional sobre la posibilidad de invertir en nuevos trasvases y en la potenciación de los mecanismos de mercado para el intercambio de derechos de uso del agua. En ambos casos, sería necesario apoyarse en estudios cuidadosos de los costes y beneficios relevantes y de las experiencias internacionales más interesantes. En materia de costes, un punto natural de partida serían los estudios ya realizados sobre posibles interconexiones de cuencas para el Plan Hidrológico Nacional de 2001.