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Las viviendas más afectadas por los problemas de suministro de luz han sido sin duda los bajos. Además de haber perdido prácticamente todo el mobiliario para poder hacer vida en su hogar, muchos vecinos del barrio de Orba, en Alfafar, se han marchado a vivir a casa de familiares o amigos para evitar el frío que ha aterrizado en Valencia durante este mes de diciembre. Sin embargo, algunos afectados no tienen a dónde ir, o tan siquiera no quieren desplazarse de su hogar, por lo que deciden quedarse a vivir pese a las adversas condiciones en las que se puedan encontrar. Es el caso, por ejemplo, de Manuel Ruiz, un vecino de la avenida del Mediterráneo, en Parque Alcosa, el cual pasa los días en su hogar pese a que este no tiene ventanas para protegerse del exterior, ni suministro de luz para amenizar la oscuridad de las noches.
«Desde que pasó todo esto, no me he separado de mi casa ni un solo día. La noche de la riada me quedé en el piso de arriba porque me acogieron los vecinos. El día 30, después de ver que lo había perdido todo, mis sobrinos me ofrecieron quedarme en su casa, pero yo les dije que no, que me apañaba. Conseguí unas cuantas mantas y esa noche la pasé en el patio del primer piso», explicaba Manuel. Los periodistas, sorprendidos, preguntaron al hombre por qué no decidió aceptar el ofrecimiento de su sobrino. «Desde el día uno quería recuperar mi casa y de aquí no me separo», sentenciaba. Los días siguientes, con la ayuda de voluntarios Machado consiguió liberar su casa de lodo y le donaron un somier y una cama. Para él había empezado la recuperación de su hogar.
Sin embargo, Manuel se encuentra más de 40 días después sin luz. Pese a que pasadas las 17.00 horas en Alfafar comienza a caer la noche, a Manuel esta situación no le preocupa. «¿Ves esa farola de ahí? con eso tengo luz de sobra en casa», aseguraba el hombre señalando uno de los postes de la calle, que afortunadamente sí funciona. «Las ventanas y desaparecieron que la riada y así sigo, así que a través de la rejilla de protección me entra la luz que necesito», explicaba. Sin embargo, los que más sorprende no es la falta de luz en su hogar, si no cómo aguanta estos días de frío con la casa abierta prácticamente 'de par en par'.
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«Pues mira, conseguí un butano y me donaron un calefactor de gas, que lo pongo a veces, pero no lo puedo tener toda la noche. Así que el frío toca combatirlo como toda la vida, con muchas mantas. Gracias a las donaciones de los voluntarios tengo mantas de sobra, así que si baja más la temperatura, más mantas me pondré encima. Por taparme no será», explicaba entre risas Manuel, convencido de que seguirá así sin desprenderse de su hogar. «Ahora he conseguido de mi bolsillo un par de albañiles que me están empezando a recuperar la casa. Espero poder volver a tenerla como antes pronto, así que lo del frío no me preocupa demasiado, durante el día reviso los trabajos y me abrigo con ropa que también me han donado, y por la noche me cubro con las capas que haga falta», sentenciaba Manuel.
El frío aprieta y muchas personas duermen con amigos y familia mientras tratan de recuperar sus hogares. Manuel, sin embargo, no piensa separarse de su casa. Y ya saben, si hace frío, a taparse, que como dice Manuel, «por capas no será».
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