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Si hay un medio de transporte que concentra estos días todas las miradas –e interrogantes– ese es el metro. Especialmente tras la recuperación del servicio del tranvía hace ahora una semana y de varias líneas de Cercanías de Renfe (con trenes o con autobuses en el trazado dañado). Y es que Metrovalencia transportaba a cerca de 300.000 viajeros diarios que ahora han quedado huérfanos de movilidad, o la han recuperado con dificultades (léase atascos o demoras de horas en los autobuses para llegar al destino).
Ante esta situación, y dejando al margen los desperfectos (incluso desaparición) del trazado en la zona sur, es decir, desde San Isidro hasta Castelló (conocido como Villanueva de Castellón), la pregunta que se hacen miles de usuarios es por qué no se puede viajar en aquellas líneas que no resultaron afectadas por la DANA, por ejemplo, desde Rafelbunyol al aeropuerto de Manises, desde Moncada a Ángel Guimerá o desde Colón a Alboraya. Si hay vía y vehículos, ¿por qué no circula el metro?
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Elísabeth Rodríguez
La respuesta no es otra que el llamado puesto de mando, el centro neurálgico del que se sustenta todo el tráfico ferroviario de la red de Metrovalencia. Desde aquí se controla la circulación o las subestaciones, catenarias e instalaciones de las estaciones, pasando por los sistemas de seguridad y comunicación o los sistemas de atención al viajero y la central operativa de seguridad ciudadana. Dicho de otra forma, es el cerebro que permite que se mueva la red de metro. Si no existe, los maquinistas van a ciegas; es decir, no saben qué vía corresponde, si hay un obstáculo en el trazado, no pueden recibir órdenes de la sala de control...
Y la realidad es que, en la actualidad, no existe. La instalación, ubicada en la base de València Sud, quedó arrasada por el agua al estar entre Picanya y Paiporta y no había una réplica, o un puesto de respaldo, en otro lugar. De ahí que Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) trabaje contra reloj para montar un nuevo puesto de mando en los talleres de Machado, reconvertidos ahora en la central de FGV mientras se reconstruye València Sud. Para ello se han activado ya contratos de emergencia por valor de tres millones.
Las idas y venidas de operarios y técnicos en estos talleres son constantes, al igual que las reuniones, con el objetivo de intentar activar «cuanto antes» el puesto de mando y, con él, la circulación del metro en los tramos norte. Esto es: las líneas 3 (Rafelbunyol-Aeroport), 5 (Marítim-Aeroport) y 9 (Alboraya-Riba-roja) así como los tramos norte de las líneas 1, 2, 7, que conectan con Bétera, Llíria y Marítim-Torrent.
El horizonte temporal que se baraja es a comienzos de diciembre pero, antes que marcar una fecha en el calendario, prima garantizar la funcionalidad y, sobre todo, la seguridad de la red, remarcan Alfonso Novo, director gerente de FGV; Antonio Cazorla, jefe del área de Operaciones; Jesús Cornelio, jefe del Puesto de Mando; y Sergio Cano, jefe de la unidad de Señalización y Comunicaciones, en conversación con LAS PROVINCIAS. Eso en el caso de estas líneas, pues el trazado sur de la 1, 2 y 7 llevará más tiempo debido al estado de las vías en zonas como Paiporta, donde ha desaparecido el puente del ferrocarril.
En el caso del tranvía, que ya circula, fue más sencillo el montaje del puesto de mando, que está en Naranjos y Alacant, al circular sólo en superficie. Pero en el metro, apuntan, ha sido «casi como empezar de cero»: se salvaron pocos equipos informáticos e incluso no contaban con los papeles para la operativa habitual. Prácticamente desde el día 31 se está trabajando para devolver la normalidad al servicio.
Machado, que hasta ahora albergaba talleres, se va transformando poco a poco con la idea, además, de convertirse en un puesto alternativo de mínimos cuando València Sud vuelta a estar operativo. Así, el comedor se ha reconvertido para albergar al cerebro del metro y ya se ven ordenadores, cables, mesas... Eso sí, en la pantalla unas líneas blancas intermitentes recuerdan que no hay comunicación todavía con el trazado ferroviario.
El puzzle se va montando sin apenas descanso para recuperar esa comunicación vías-sala que permita al metro volver a rodar. Mientras, en los talleres, tampoco se baja el ritmo para revisar las unidades que quedaron sumergidas porque estaban en la zona sur del mapa de Metrovalencia. Son 19 que ya han sido remolcadas tras haber habilitado evisiuna vía auxiliar en la playa de València Sud y en las que urge, sobre todo, revisar la tecnología para comprobar el daño del agua. Abrir una caja es encontrarse, primero, con un reguero de agua.
Las que estaban en la zona norte (35) están a resguardo en andenes de estaciones subterráneas para evitar el vandalismo, pues algún convoy ya está lleno de grafitis -con el coste económico que conlleva-, por lo que se ha reforzado la vigilancia privada y policial en las zonas donde se custodian. Y las ocho de la zona sur también duermen en la estación de Torrent Avinguda
Esta situación, contar con menos vehículos disponibles (el parque móvil es de 62 unidades) y también con menos maquinistas porque viven en la zona cero, obligará a recuperar el servicio de metro con menos frecuencias. Casi con toda probabilidad será similar al de un sábado aunque con horario ampliado y queda descartado, por ahora, reanudar el servicio nocturno.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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