
«Mis hijos me preguntaron: mamá, ¿vamos a morir?»
Silvia Torres, una beneficiaria de Casa Caridad, cuenta su experiencia en la dana
Silvia Torres vivía tranquilamente con su familia en Torrent. Pero la jornada del 29 de octubre su vida cambió. Se quedó sin casa, sin coche y sin trabajo de un día para otro, aunque pudo salvar a su familia. Tras este panorama desolador, ha podido empezar a ver una luz al final del túnel gracias a Casa Caridad.
En Torrent vivía en una vivienda que daba al barranco. «A las tres de la tarde nos avisaron del colegio que fuéramos a por los niños que no había clase porque iba a llover mucho. Nos preparamos para una tarde con película. Los niños se durmieron y también mi marido se sentó tranquilamente», cuenta Silvia Torres. Pero todo cambió en un momento. «Oímos un ruido infernal y vimos como llegaba el agua que empezaba a entrar en casa», relata.
Cogieron a los niños y los subieron a la planta de arriba. Luego hicieron lo mismo con los perros y en ese momento el cristal de la sala de estar estalló por la presión del agua. Vieron que estar en la planta de arriba no era suficiente y se plantearon irse al otro lado de la calle con los vecinos donde la altura es dos metros más alta. «Mi marido cruzó con los niños encaramados para que no se mojaran. Luego cruzamos nosotros. Nos ayudó un policía», asegura.
Al llegar al otro lado, tuvieron que seguir alejándose del agua. «Los niños me preguntaban: 'Mamá, ¿vamos a morir?'. Yo les contestaba que no pero no lo tenía claro». Al final consiguieron escapar. Pero lo habían perdido todo. Su casa ha sido declarada ruina total y no la podrán volver a ocupar «y no sé si el Ayuntamiento nos dejará construir en el solar».
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Casa Caridad pasa de entregar 70 carros de comida diarios a 100 en un año
Desde diciembre viven en un piso de Casa Caridad en Torrent. «No me he querido ir de Torrent porque aquí está el colegio de mis hijos, sus profesores, sus amigos. Quiero que tengan algo que no haya cambiado», explica.
Les comunicaron que podían irse a vivir a un piso de Casa Caridad en diciembre. «Fue un regalo de Navidad. El piso lo tenía todo. desde el menaje del hogar hasta comida para preparar la cena».
Silvia ha perdido el trabajo porque trabajaba en Bonaire y su marido el día de la dana estaba de baja por un accidente doméstico. «No me había imaginado nunca que tendríamos que recurrir a estas ayudas», explica. Ahora explica que van a tratar de encontrar una vivienda en Torrent y empezar «desde cero».

Silvia es una de las mujeres que atiende Casa Caridad. Ahora la mayor parte de las personas que buscan ayuda en esta ONG, el 53%, son mujeres. Este incremento es aún más notable si se tiene en cuenta que hace sólo diez años las féminas que acudían a recibir atención de la ONG valenciana era prácticamente residual.
Este factor ha hecho que Casa Caridad se plantee en un futuro próximo contar con un recurso asistencial exclusivamente para mujeres. Ahora los albergues de la ONG son para hombres y mujeres por lo que proyectan un nuevo recursos exclusivamente para ellas. «En espacios como el comedor social se observa que muchas tienden a aislarse o a formar pequeños grupos apartados, buscando entornos seguros donde sentirse protegidas», explica Elena Sánchez, presidenta de la entidad.
Muchas de ellas acuden a Casa Caridad una vez que han sufrido situaciones de violencia, abandono o precariedad por lo que no confían en los hombres y tienden a formar estos pequeños espacios. «Queremos darles un entorno protegido, donde estén y se sientan de verdad seguras», ha destacado Sánchez.
Según la memoria de la institución, cerca de 4.700 personas han sido atendidas a través de los distintos recursos de la entidad en un contexto de creciente vulnerabilidad social. En este sentido, el centro de acogida temporal se ha mantenido al 100% alojando a 422 personas a lo largo del año.
Otro dato que avala el incremento de la vulnerabilidad es el aumento en el número de reparto quincenal de carros de comida. Si el año 2023 se entregaban 70 carros diarios, ahora esta cifra ha pasado a 100. Un total de 3.325 personas han sido atendidas a través de este servicio durante el año 2024. Son personas que en muchos casos disponen de vivienda pero se enfrentan a una situación económica tan obligada que destinan la mayor parte de sus ingresos a hacer frente al alquiler o la luz y tienen que prescindir de otras necesidades básicas. En este sentido, la presidenta de Casa Caridad ha indicado que detrás se esconde el incremento de precios de los últimos años y el elevado coste de tener una vivienda en Valencia.
Es el segundo informe en dos días que advierte de la que situación de vulnerabilidad social está creciendo. El lunes Cáritas presentaba su memoria de 2024 y advertía de una cronificación de la pobreza y de su feminización. En este sentido, desde Cáritas apuntaron que el 6% de las personas que atienden lo hacen desde más de diez años y el 75% de las personas atendidas son mujeres.
Cáritas Valencia atendió a 55.527 personas, tres mil más que el año pasado. Estos datos reflejan una tendencia sostenida al alza desde la pandemia del Covid-19. Lejos de ser un hecho aislado, este aumento responde a un contexto de crisis concatenadas, situación a la que se le suman las consecuencias devastadoras provocadas por la dana.
Por otro lado, en Casa Caridad el comedor social ha prestado servicio a 399 personas y 93 de ellas han solicitado luego integrarse en alguno de los recursos de la red de personas si hogar. Esto evidencia su papel como puerta de entrada al proceso de inserción. A todo ello se suma el impulso a la formación e inserción laboral, dos pilares del modelo de intervención de Casa Caridad. Durante 2024 se han conseguido 178 empleos y 139 personas han encontrado una solución habitacional tras participar en talleres de búsqueda de vivienda, consolidando así una atención social personalizada.
Del total de ayudas económicas directas concedidas por la entidad, un 55% se ha destinado a soluciones habitacionales, un hecho que confirma la creciente necesidad de vivienda entre las personas atendidas y refuerza el enfoque de acompañamiento integral que caracteriza la labor de Casa Caridad.
Elena Sánchez ha detallado que las cifras de atenciones se han mantenido estables, con 4.678 personas en sus recursos, pero los casos son más cronificados, las personas acuden en peores circunstancias y permanecen más tiempo en Casa Caridad. Además, un tercio de las atenciones han sido a menores. En el lado positivo, 178 personas han conseguido empleo y 139 han encontrado una solución habitacional.
La entidad ha hecho hincapié en el problema de la vivienda. El 55% de las ayudas económicas de Casa Caridad se ha destinado a soluciones habitacionales y los centros de acogida temporal están en su máximo de ocupación.
El centro de Petxina tiene capacidad para 63 personas en situación de sin hogar y el año pasado 211 personas pasaron por este recurso. Un total de 33 an podido acceder a una habitación o a una vivienda en régimen de alquiler. En el centro de Benicalap, con 65 plazas y más enfocado a convalecientes, se han alojado 126 personas. Casa Caridad ha habilitado en su centro de Petxina 12 plazas de emergencia ante el desalojo de personas en situación de sin hogar en el cauce del río.
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