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R. González
Valencia
Martes, 2 de febrero 2021, 00:26
La situación de la hostelería en la Comunitat Valenciana es crítica e incluso agónica en algunos casos. Los empresarios, con los negocios cerrados, salvo los que ofrecen comida a domicilio o para llevar, pierden el sueño haciendo cálculos para ver cómo afrontan las facturas que se acumulan, los gastos que no cesan y la ausencia de ingresos. Los números no salen y algunos ya no pueden ni pagar el alquiler de los lugares donde tienen el negocio. Una situación que ha provocado que algunos hosteleros hayan empezado a recibir avisos de desahucio de los dueños de los locales por ese impago.
En esta tesitura comienzan a encontrarse algunos de los que están luchando por evitar echar el cierre de forma definitiva y el panorama que tienen por delante no parece ofrecerles demasiadas esperanzas. Los afectados eluden hacer pública su situación, ya que todavía están tratando de hallar soluciones para evitar llegar a ese extremo. «De momento hay pocos así, pero esto es el preludio de lo que va a venir en los próximos meses», explicó ayer el presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat Valenciana (CET-CV), Luis Martí.
Para Martí, la actual coyuntura es «muy preocupante», tras un inicio de año repleto de incertidumbres después de un «2020 catastrófico». La confianza empresarial se encuentra bajo mínimos y en nada contribuyen a mejorar el panorama el actual cierre del sector, las restricciones que les afectan y los retrasos en las vacunaciones. A su juicio, se puede producir una «notable destrucción de empresas» si el Gobierno no les ofrece ayudas directas y nuevos paquetes de crédito.
Desde la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, señalaron que por ahora no tienen en la asociación casos concretos de avisos de desahucio. Sin embargo, matizaron que eso no significa que no hayan ocurrido.
Eso sí, reconocieron que están recibiendo bajas de asociados que van a dejar el negocio. En ese sentido, indicaron que ya han cerrado el 30% de los establecimientos y que estimaban que «pueden acabar cerrando la mitad si siguen así las cosas».
Por su parte, la presidenta de la asociación provincial de hostelería de Alicante (Fehpa), María del Mar Valera, subrayó las difíciles condiciones que a las que tienen que hacer frente los empresarios del sector. «La situación es muy dura porque los pagos siguen pero estamos limitados a la hora de generar dinero para costearlos», lamentó, y afirmó que el abrir para ofrecer comida para llevar o el servicio a domicilio «es un grano de arena en el desierto». En su opinión, los dueños de los locales deberían intentar llegar a un acuerdo «que beneficie a ambas partes» antes de tener que proceder a la indeseada vía del desahucio.
Valera hizo hincapié en que tras casi un año de restricciones y periodos de cierre les resulta imposible seguir así y reclamó al Gobierno medidas urgentes. «No nos hacen caso, salimos a la calle porque es lo único que nos queda«, recordó la presidenta de Fehpa en referencia a protestas como la realizada la pasada semana por hosteleros y distribuidores.
La solución definitiva, insistió, pasa por una vacunación lo antes posible, «pero al paso que va» ve complicado que consiga pronto. Mientras se llega a ese punto necesitan el respaldo institucional. Al respecto, recalcó que por ahora las ayudas al sector son muy escasas y que eso debería cambiar.
Asimismo, incidió en que existen otras alternativas para aliviar la presión que les ahoga. Una de ellas pasaría por «intentar aplazar los pagos de los impuestos».
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