«Nos íbamos orientando por internet y la radio»

Paz García recuerda lo que vivió ayer para volver de Alzira a Valencia como una odisea. Lo hace entre risas, pero unas horas antes, reconoce que sintió miedo al ver el agua acumulada en determinados puntos del trayecto entre ambas localidades después de que se cerrara la V-31 por embalsamiento . Tardó más de cuatro horas en hacer un trayecto que normalmente hace en cuarenta y cinco minutos y durante su recorrido por los polígonos del entorno de Picassent y Alcàsser buscando un acceso a la A-7 apenas vio agentes de policía.

Su relato comienza cuando terminó su jornada laboral en un centro de salud de Alzira. García admite que la Generalitat había informado a primera hora de la mañana de la alerta, pero acudió a trabajar y se quedó toda su jornada laboral. «Había mucho tráfico, ha empezado a llover fuerte e íbamos muy despacio porque no veíamos nada», relató García. En un punto indeterminado, cree que en las cercanías de Picassent, se quedaron paradas. «El tráfico era muy lento y había un único carril operativo», contó.

«En Picassent nos han desviado entre Alcàsser y Picassent por polígonos y demás. Hemos cruzado la autovía y hemos visto un tramo de la V-31 inundado en los dos sentidos», explicó. Fue entonces cuando ella y una compañera decidieron buscar salida hacia la A-7, la manera más rápida de llegar a Valencia, por carreteras secundarias. Pero entonces se encontraron con que quedaron paradas casi dos horas.

«Hemos estado paradas en la autovía o con tráfico muy lento casi una hora y en un tramo muy pequeño donde intentábamos incorporarnos a la A-7 casi dos horas. Íbamos viendo en una aplicación cómo estaba el tráfico y sabíamos que teníamos que ir a la A-7 y cuando hemos llegado ya estaba más despejado. Veías que tampoco estaba inundado. A partir de ahí ya ha sido más sencillo. Luego ha habido un poco más de atasco por la avenida del Cid. Era comprensible por ser la entrada de Valencia», indicó.

Durante su periplo, apenas vieron coches de policía, y los pocos que había no les dieron ninguna indicación. «Íbamos orientándonos por internet y por la radio. Era muy caótico porque había muchas posibilidades pero era difícil acceder a la A-7 al haber muchas entradas cerradas», admitió García, que reconoció que en momentos tuvo miedo de que se les quedara el coche parado por el agua que había acumulada en algunos puntos del trayecto.