José Vicente, uno de los agricultores de la Vall d'Alcalà junto a uno de sus campos afectados por el fuego. LP

El incendio de la Vall d'Ebo arrasa más de 3.000 hectáreas de campos de cultivo

Asaja reclama una renta agraria mientras que el Consell impulsa un distintivo para incentivar el consumo de productos de zonas agroforestales

R. González/P. Sellés

La Vall d'Alcalà

Sábado, 27 de agosto 2022, 00:29

Los incendios de este mes de agosto han hecho estragos en la masa forestal de la Comunitat Valenciana, pero también han asolado campos de cultivo y pastos de ganado. La herida en la agricultura de los municipios de la Marina Alta y el Comtat afectados ... por el fuego que comenzó en la Vall d'Ebo es importante. Las primeras estimaciones así lo corroboran. De las 12.150 hectáreas que han ardido, más de 3.000 corresponden a cultivos, lo que equivaldría a una de cada cuatro.

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Estas cifras son las barajan en este momento en la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) Alicante. Su presidente, José Vicente Andreu, piensa que ese número crecerá cuanto tengan todos los partes.

Cerezos, almendros, manzanos de la variedad perelló y, sobre todo, olivos han sido los árboles más perjudicados. Según Andreu, más de 2.000 hectáreas dañadas eran precisamente de olivos. Eso derivará en importantes pérdidas económicas para los agricultores, provocadas por estos daños iniciales y por los que se derivarán en las próximas temporadas, ya que deberán esperar varios años hasta que los árboles vuelvan a ser productivos.

Su ritmo de recuperación dista mucho del regadío. Una huerta destrozada en pocos meses alcanza un buen rendimiento. En cambio, el secano de montaña requiere de años, por lo que «este tipo de economía está al límite», recalca el presidente de Asaja.

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Depender de las ayudas que puedan llegar desde el Gobierno por la declaración de zona catastrófica o de la Generalitat para salir adelante de este bache no es la mejor opción, según José Vicente Andreu. El principal motivo radica en que para poder optar a ellas es necesario que los agricultores hayan suscrito un seguro, «de lo contrario no hay ayuda».

Por ese motivo Asaja ha solicitado una «renta agraria» para que agricultores y ganaderos afectados por el incendio de la Vall d'Ebo puedan tener unos ingresos con los que hacer frente al coste que supondrá la recuperación. De esta manera se aportará un incentivo para que no abandonen el cultivo de las tierras, pues eso favorecería la despoblación de unos pueblos que cada vez tienen menos habitantes.

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Olivar quemado en la Vall d'Alcalà. LP

De hecho, alguno ya se ha planteado dejar la agricultura y buscar empleo en otros sectores. «Dicen que una de las alternativas es irse de camarero», apunta Andreu.

Vienen de sufrir sequías y plagas como la 'Xylella fastidiosa', que en la zona de la Marina, el Comtat y l'Alcoià ha provocado que unos 170.000 almendros fueran triturados. Y ahora el incendio se ha convertido para algunos en la puntilla para rematarles.

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Desde Asaja se culpa al Gobierno y al Consell de la «dejadez del medio rural». En su opinión, es «abandono» propició el avance el incendio forestal de la Vall d'Ebo, por lo que reclama un comité urgente que prepare «un plan estratégico para mantener y mejorar los cultivos en la zona de la montaña de Alicante».

«Tocará esperar cuatro años para que los olivos vuelvan a producir»

R. González

Desolación, resignación y paciencia a raudales. Estos son algunos de los sentimientos a los que tienen que hacer frente los agricultores estos días tras recorrer sus campos y comprobar los daños que han sufrido a consecuencia del incendio de la Vall d'Ebo. Ese es el caso de José Vicente, de la Vall d'Alcalà, que es muy consciente del tiempo que tardarán los árboles en recuperarse. «Ahora tocará esperar unos cuatro años para que los olivos vuelvan a producir», apunta.

Acaba de visitar uno de sus terrenos y ha visto que casi todos los olivos estaban quemados. En los de cerezos se han producido menos daños, pero aun así tiene asumido que algunos árboles tendrá que desmocharlos y otros, los que están peor, acabarán siendo arrancados.

Todavía le queda terreno por revisar y el panorama que tiene por delante no parece que vaya a ser diferente. En ese momento, «veo el futuro negro, costará arreglarlo, pero intentaré que se vea más blanco», comenta mientras trata de mantener las esperanzas intactas.

Su caso se repite entre otros agricultores con tierras no muy lejos de allí. Algunos son jóvenes que habían centrado todos sus esfuerzos en la agricultura. Esta savia joven que había llegado al sector para tomar el relevo y revitalizar el campo tampoco se ha salvado de los estragos de las llamas.

El fuego ha hecho desaparecer numerosos árboles. Y con ellos, importantes inversiones en las que habían depositado sus sueños. Ahora deberán volver a empezar casi de cero.

Ximo, vecino de la Vall d'Alcalà, reparte su tiempo entre su labor de bombero forestal y el cuidado de sus bancales. Tiene más de mil olivos y sus tierras han sufrido los efectos del devastador fuego. «Se me han quemado el 50%, este año la cosecha es cero y por lo menos tendré que esperar tres o cuatro más para que se recuperen», relata.

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Todo ello le va a provocar unas pérdidas cercanas a los 20.000 euros. Va a tener que poner dinero de su bolsillo mientras llega el momento de que los árboles vuelvan a dar sus frutos.

«Sólo nos falta el granizo»

Se está planteando no tocar algunos de los árboles afectados hasta febrero. Teme que si empieza a arreglarlos en invierno les afecte el frío y la escarcha y los acabe de rematar. «Sólo nos falta que ahora nos caiga granizo después de todo lo que llevamos pasado».

Para colmo, también se le han quemado algunos cerezos. Llevaban cinco años con cosechas desastrosas por la climatología y el incendio provocado por un rayo ha sido el colofón.

El futuro se presenta complicado en opinión de Ximo. «Todos tenemos la moral por los suelos» y ahora le tocará seguir trabajando los campos para no sacar nada en los próximos años. Reconoce que los que se han criado en el campo y les gusta la agricultura quieren continuar con esa labor, «pero si sigue así se va a acabar». Para evitar que eso ocurra en estos momentos tan complicados, «necesitamos ayudas», reclama desde la Vall d'Alcalà.

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Abel también es agricultor, pero en Benimassot, y el fuego ha afectado ligeramente a sus cultivos. Hasta un total de seis almendros se le han quemado, una cifra que hubiera podido dispararse de no haber si no hubiera tenido sus bancales desbrozados y con los márgenes limpios.

«Todos tenemos la moral por los suelos», asegura Ximo, un agricultor afectado de la Vall d'Alcalà

El incendio no ha hecho más que adelantar el fin de esos árboles, que ya estaban condenados desde hace meses. La razón no es otra que la política de erradicación con la que la Generalitat hace frente a la plaga de la Xylella fastidiosa, un modelo de gestión ampliamente criticado por los agricultores. «Ya me han arrancado un centenar de almendros, y tras dos años de espera aún no he recibido la indemnización prometida», asegura Abel, quien anticipa que a partir de septiembre verá como otros 300 de sus árboles serán arrancados.

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Ximo, agricultor y bombero forestal, junto a uno de los olivos afectados por el incendio. LP

Para José Francisco Doménech, secretario comarcal de la Unió de Llauradors para el Comtat, este modelo de erradicación también tiene una incidencia directa en la propagación de los incendios forestales. «Las ayudas a la replantación son irrisorias», lamenta. Eso redunda en el abandono y falta de mantenimiento de muchos bancales y, a su vez, en mayor presencia de combustible natural que favorece la expansión de las llamas.

Por su parte, la Conselleria de Agricultura impulsará un distintivo encaminado a incentivar el consumo de los productos procedentes de las zonas agroforestales. La marca 'Producto Stop al Foc' y persigue promocionar la producción en esos municipios para evitar que se abandonen los campos, ya que si están en activo «actúan de potente herramienta de prevención de incendios».

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Agricultura recurre a la marca 'Producto Stop al Foc' para promocionar la ganadería, olivares, almendros y la viña

Según ha señalado, la medida quiere promocionar la ganadería extensiva, el olivar, los almendros y la viña.

La consellera Mireia Mollà también quiere incrementar el presupuesto para prevención de incendios hasta los 86 millones de euros.

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