Los incendios no sólo son para el verano. Lo que ha pasado este año en la Comunitat Valenciana viene a avalar esta máxima. Los dos principales fuegos que han arrasado miles de hectáreas se han producido en marzo y octubre, mientras que en ... verano se quedaron en simples conatos o en siniestros de muy corta duración.
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El incendio de Villanueva de Viver estuvo activo entre el 23 de marzo hasta el 11 de abril, cuando se declaró totalmente extinguido. En el de Montitxelvo, que se declaró el pasado 2 de noviembre, los bomberos siguen trabajando aunque está ya controlado y ha quemado más de 2.500 hectáreas.
Ambos incendios se relacionan directamente con la situación de sequía que se vive en la Comunitat y con un problema de fondo, el mal estado de los montes ante la falta generalizada de gestión forestal.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha señalado que estos dos grandes incendios registrados este año en la Comunitat se han producido «tras dos anómalos periodos muy secos y muy cálidos». Las mismas fuentes han puntualizado que estos dos siniestros se han registrado fuera del verano: al principio de la primavera el de Viver y en mitad de otoño el de Montitxelvo.
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En el caso del de Villanueva de Viver vino precedido de una ola de calor al final del invierno y en los primeros días de la primavera. El mes de marzo fue, según Aemet, muy cálido y extremadamente seco. La temperatura media, 13,6 grados, fue 2,3 más alta que la de la climatología de referencia (11,3) y la precipitación acumulada fue de 2,3 litros por metro cuadrado, que es un 95% inferior a la del promedio climático del periodo 1991-2020 (48,7 litros por metro cuadrado). Marzo de 2023 ha sido el segundo más cálido desde que hay registros (sólo superado por marzo de 2001) y el más seco.
El mes de octubre ha seguido la misma tónica. Ha sido el segundo más seco del siglo, tras 2013, y el sexto más seco desde 1950. La temperatura media, 19 grados, es 2,4 superior a la de la climatología de referencia y la precipitación acumulada fue de 7.3 litros por metro cuadrado, que es un 87 % inferior que la del promedio climático normal, según datos de Aemet.
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Y esta es, según los expertos consultados por este diario, una de las claves de los nuevos incendios que pueden producirse en la Comunitat en el futuro inmediato en los que la climatología va a jugar un papel preponderante, como ha ocurrido en Viver y Montitxelvo donde la sequía, el calor y el viento (especialmente en el segundo caso) han sido elementos fundamentales de un cóctel explosivo.
El presidente de la Plataforma Forestal y profesor de la Politècnica de València, Rafael Delgado, ha explicado que este verano ha sido «anormal, de bochorno y sudor» en el que no hubo un sólo frente de poniente creando una situación muy similar a la de un país tropical o subtropical con mucha humedad.
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Por otro lado, ha destacado que el monte está muy seco porque durante el mes de octubre nos hemos encontrado con un régimen de vientos de poniente que ha contribuido a extender la sequedad por el terreno forestal valenciano. Y una vez que se produjo el incendio, el viento contribuyó a expandirlo.
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En este sentido, ha resaltado que se ha abierto una ventana de riesgo con el viento que «ha hecho que el fuego sea imparable por la velocidad». Así, Delgado ha destacado que en un incendio normal se propaga a una velocidad de dos kilómetros por hora mientras que en el caso de Montitxelvo la velocidad fue de siete kilómetros por hora. «Es imparable», ha puntualizado.
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El presidente de la Plataforma Forestal ha indicado también que este fenómeno se puede repetir cada vez que se asocien la falta de lluvia con la sequedad de la vegetación y las rachas de viento.
El decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, no cree que se esté produciendo una desestacionalización de los incendios. Y ha resaltado que este año en verano llovió en los primeros días y también en septiembre lo que contribuyó a humedecer la vegetación. Además, también ha destacado que durante el estío no se ha producido ningún episodio de vientos de poniente. En este sentido, resalta el mecanismo de un siniestro en verano. El viento de poniente (del suroeste) es seco y cálido y además, tiene la orografía a su favor con sierras en perpendicular con la costa de forma que las rachas encuentran donde encañonarse y propagar el fuego.
Ha indicado que el periodo crítico para cualquier incendio en la Comunitat es el final del verano cuando coincide la sequedad con las típicas tormentas.
De la misma forma se manifiesta Juan Manuel Batiste, decano territorial del Colegio de Ingenieros Forestales. «Con la sequía que arrastramos y el estrés hídrico consecuente de la vegetación se puede producir un incendio forestal en cualquier momento del año», afirma.
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En esta línea, Batiste ha señalado que hay más masa de combustible ya que existe una mayor superficie forestal sin gestionar. «Todo esto unido a una sequía prolongada se crea un cóctel propicio para este tipo de siniestros», ha manifestado.
Juan Manuel Batiste considera que es difícil hablar de una desestacionalización de los incendios, aunque ha asegurado que la sequía tan prolongada hace posible un incendio en cualquier momento del año. «Hasta que no llueva se mantendrá esta situación», ha aclarado el decano de los Ingenieros Forestales. «No lo achacaría a a otros factores ya que tenemos condiciones estivales casi todo el año».
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Un factor en el que coinciden los expertos es el mal estado en el que se encuentra el monte valenciano por la falta de gestión. De esta forma, la causa de los incendios no es atribuible únicamente al cambio climático. La falta gestión forestal tiene mucho que decir. Este hecho aparece asociado también al abandono de los usos tradicionales del bosque y a la falta de inversión en tareas prevención por parte de las administraciones.
El delegado del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos (SPPLB), Toni Arocas, ha señalado que se puede estar produciendo una desestacionalización de los incendios forestales basándose en lo que ha ocurrido este año en la Comunitat donde los episodios más graves se han producido en otoño y primavera y no en verano.
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Este hecho tiene una consecuencia sindical y es la necesidad de que los refuerzos de bomberos forestales, que tradicionalmente se contratan en verano, estén presentes todo el año.
Se da la circunstancia de que este año el refuerzo, compuesto por 300 bomberos, terminó su contrato el pasado 31 de octubre. Casualmente, dos días después, comenzó el incendio de Montitxelvo.
«El servicio actual no se corresponde a una emergencia. Es necesario un refuerzo todo el año», ha precisado Arocas. En este sentido, ha precisado que la Conselleria de Interior necesita emprender un cambio estructural para mejorar las condiciones y dar buen servicio a la sociedad. «Para ello pedimos un tercer turno en los bomberos forestales», ha añadido.
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