Un campo afectado por la sequía. LP

Un infierno que dura cien días

La previsión es que no haya lluvias significativas en las próximas semanas y las tormentas y chubascos de estos días apenas sirven para humedecer algo el suelo

Juan Sanchis

Valencia

Lunes, 15 de mayo 2023, 01:21

Desde el 8 de febrero no se producen lluvias significativas en amplias zonas de la Comunitat como el Alto Palancia, Plana Baixa, Horta Nord, ... Camp de Morvedre, Hoya de Buñol, Ribera Alta, Alt Vinalopó o la Costera, entre otras. Son ya casi un centenar de días consecutivos sin precipitaciones de importancia.

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Esta falta de lluvias se ha visto paliada por fenómenos locales que han dejado pequeñas cantidades de agua -y algo de granizo- en distintos puntos. En la ciudad de Valencia no se contabilizan precipitaciones de verdadera importancia desde el pasado 5 de marzo. Ha llovido en los últimos días pero la cantidad recogida ha sido muy escasa.

Ya en marzo se hizo evidente la situación con una precipitación acumulada de 2,3 litros por metro cuadrado, que es un 95% inferior a la del promedio climático. Y abril, al igual que las dos primeras quincenas de mayo, ha seguido con esa tónica, lo que configura una de las primaveras más secas de la historia, según apuntan desde Aemet.

Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar, las lluvias en lo que llevamos de año hidrológico (que comienza el 1 de octubre y finaliza el 30 de septiembre) acumulan 174 litros por metro cuadrado, un valor que se sitúa claramente por debajo de la media que es de 232,5 litros, lo que supone unas precipitaciones un 25% por debajo de lo que es habitual para estas fechas.

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Esos son los datos que reflejan una realidad preocupante. La Comunitat sigue viviendo de rentas gracias a las abundantes lluvias de la primavera pasada, que permitieron llenar unos embalses que se encuentran en estos momentos al 59% de su capacidad. De esta forma, la situación en Valencia es más desahogada que en otras cuencas españolas donde se están aplicando restricciones.

Pero los agricultores ya han levantado la voz de alarma y alertan de que en zonas de secano del interior de la Comunitat se empiezan a notar los efectos de la sequía con una merma notable de la producción. De hecho, han avisado de que la cosecha de cereales se ha visto muy afectada por esta sequía.

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Ante esta situación el pasado jueves se celebró un consejo de ministros extraordinario. El Gobierno anunció una inversión de 2.190 millones de euros, unos 1.400 se dedicarán principalmente a aumentar la disponibilidad de agua y más de 780 millones para ayudar a agricultores y ganaderos.

El paquete de medidas va dirigido a adoptar soluciones urgentes en materia agraria y de aguas y en respuesta al agravamiento de las condiciones de sector primario derivado del conflicto bélico en Ucrania y por la sequía.

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Y las previsiones no son las mejores. En las próximas semanas no se esperan precipitaciones abundantes. Hay que tener en cuenta que a partir de junio y durante los meses veraniegos no es habitual que se produzcan lluvias importantes. «El verano nunca nos ha sacado de una sequía», advierten desde la Agencia de Meteorología.

En la misma línea se pronuncia Francisco Martín meteorólogo de Meteored que invita a mirar al otoño, periodo en el que suelen llegar las precipitaciones, como horizonte donde puede terminar la sequía.

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Este es el horizonte en el que ahora se mueven los meteorólogos. Así lo señala Francisco Martín. «Hay que confiar en las precipitaciones otoñales para que acaben con la sequía», ha señalado este experto que añade que «no habrá lluvias en breve. Esas son las previsiones».

En este sentido, José Ángel Núñez, jefe de Climatología de la Delegación de Aemet en Valencia, señaló que las lluvias caídas estos días han servido para poco más que humedecer el suelo y de ninguna manera permiten salir de la situación de sequía climatológica en la que nos encontramos.

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Otro de los factores que va a agravar la situación es que se prevé un verano más cálido de lo habitual. Según Martín, los termómetros se moverán entre uno o dos grados por encima de las temperaturas promedio habituales. En cualquier caso, hará más calor. «Los veranos se alargan tanto por delante como por la cola con los termómetros por encima de los promedios habituales en junio y septiembre», argumenta.

El meteorólogo de Meteored ha señalado que la sequía es una parte más de nuestro clima y que son normales periodos de dos o tres años sin lluvias. «El problema es otro. Se encuentra en que los recursos menguan y cada vez la sociedad requiere más agua tanto para usos agrícolas como industriales y abastecimiento. Todo esto se une a la gestión y a los problemas que conlleva», ha explicado el especialista que no prevé que vaya a llover antes del otoño.

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En este sentido, Martín ha introducido otro factor que puede influir en que este verano sea más cálido. El influjo del fenómeno conocido como 'El Niño'. Ya la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha señalado que se puede producir este año lo que deriva en sequías o inundaciones y en general conlleva un incremento de las temperaturas a nivel global.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) apunta a que existe un 60% de posibilidades de que 'El Niño' llegue entre los meses de mayo y julio, un 70% si el plazo se extiende hasta agosto y hasta un 80% de que lo haga entre el periodo entre julio y septiembre.

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Aunque los últimos años ya han sido los más calurosos de la historia en todo el planeta, la probable irrupción del fenómeno de El Niño, que sustituirá a La Niña, elevará todavía más los termómetros en valores muy por encima de lo que debería ser habitual en estas fechas.

Como el Sáhara

El meteorólogo de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Juan Jesús González Alemán, ha advertido a partir de una imagen revelada por el servicio de meteorología Windy de que la humedad superficial en la que se encuentra el suelo de la Península Ibérica es la misma que en el Norte de África. Este mapa muestra que en la mayor parte del territorio español, la capa superficial (entre 0 y 40 centímetros) tiene la misma humedad que la del desierto del Sáhara. El comentario de González en su cuenta de Twitter es que se trata de «una barbaridad».

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Para González, la imagen demuestra que la situación en la Península Ibérica es muy parecida a la del desierto africano y considera que el episodio de calor de las últimas semanas puede haberse «exacerbado» por la falta de humedad del suelo. En cualquier caso, el meteorólogo en Twitter apunta que se trata de «una hipótesis por comprobar, pero es bastante probable».

El investigador también añade que la menor humedad en el suelo supone que en una situación como la actual, con una dorsal anticiclónica, el sol se destine menos a evaporar los restos de humedad que a calentar el terreno, un hecho que agudiza el incremento los fenómenos de temperaturas extremas.

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González Alemán argumenta que lo que se venía manteniendo con los modelos climáticos de futuro se está cumpliendo y, de esta forma, serán más frecuentes las situaciones típicas del verano en la primavera con lo que la Península Ibérica se convierte en una «sucursal» del desierto del Sáhara.

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