![Del «infierno en la Tierra» a informático en la UPV](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/11/22/ayoub-RiAgAdc38uollSvSHsuncLL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Ayoub Ibrahim Alnour estudia Ingeniería Informática en la Universitat Politècnica de València (UPV), el grado universitario con mayor proyección en la actualidad, pues se trata de un perfil laboral demandadísimo (y muy bien pagado además). Poco le importa la empleabilidad a este estudiante de Darfur (Sudán), que mientras se esfuerza para terminar el grado en el campus de Vera sufre a diario por su familia y por la devastación que asola su país, sumido desde abril en una nueva guerra civil. El estallido del conflicto le cogió en Valencia, donde recaló gracias a un programa internacional que debía durar un semestre.
«Cuando salí de Sudán -el 4 de febrero- era un país en paz y en buenas condiciones, pero la guerra lo ha cambiado todo», lamenta Ayoub. «Vine para hacer un semestre y regresar a mi país con mi familia, pero todavía no he podido volver, no había manera, y ellos siguen allí, una parte en Jartum, en el centro del conflicto y afortunadamente otra parte en un lugar más seguro», explica este padre de familia, separado desde entonces de Arafa, su mujer, y Khalid, su hijo de cuatro años, con los que contacta a través de internet. Las veces que puede, que son muchas menos de las que querría.
«Antes del inicio de la guerra ya había cierta inestabilidad en cuanto a servicios, pero ahora la situación se ha vuelto más complicada. Es difícil contactar con mi familia. A veces, están veinte días o un mes sin electricidad y sin internet, por lo que tengo que estar semanas enteras sin saber nada de mi mujer y mi hijo. Cuando puedo, hablo con ellos a través de redes sociales, especialmente por WhatsApp, que es el único servicio que pueden utilizar debido a la debilidad de internet. No se puede usar Teams o Skype, así que, cuando puedo, recurro a esta aplicación o a llamadas telefónicas, que son muy costosas a veces», relata el alumno.
Sudán afrontaba el final de su transición democrática, tras tres décadas de dictadura de Al Bashir, cuando el 15 de abril se inició la tercera guerra civil con enfrentamientos entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar vinculado al dictador. Los combates tuvieron especial incidencia en Jartum, donde se situaba el Comboni College, la universidad de origen de Ayoub, muy próxima al palacio presidencial. Ya no está operativa y puede que incluso haya sido destruida.
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«El personal tuvo que salir corriendo de allí», explica Elena Taulet, técnica de la UPV y responsable del proyecto Erasmus+ K171 que posibilitó la llegada de Ayoub. Su implicación profesional y personal ha sido básica para conseguir que el estudiante tenga una nueva oportunidad a nivel formativo. Junto al director del centro, el español Jorge Naranjo, las embajadas de España en Sudán y la de Kenia, la Oficina de Atención Internacional y el Centro de Cooperación al Desarrollo (ambas de las UPV), han conseguido tramitar un visado de estudios para prolongar su estancia.
«Volver allí, o intentarlo, supone con casi toda probabilidad dejar de estudiar, o algo peor», señala Taulet. «Por ello, nos pusimos todos en marcha para intentar que se le concediese la posibilidad de estudiar un segundo semestre aquí, pudiera hacer su trabajo final de grado (bajo la supervisión del profesor Antonio Martí) y acabar la carrera», añade. Ha costado, pero lo han conseguido.
«Los documentos necesarios para solicitar la prórroga estaban en su universidad de origen, y además, Sudán está incluido todavía en la lista de países patrocinadores del terrorismo (pese al anuncio de Donald Trump en octubre de 2020 de eliminarlo), por lo que tienes que enviarlo todo varias veces para explicar que Ayoub no tiene nada que ver con eso», cuenta la tecnica de la universidad. «Ante la imposibilidad de entrar y salir de Sudán, le gestionamos un visado en Kenia. Tuvo que desplazarse hasta allí (el pasado verano) y, una vez lo cursó, pudimos proseguir todo el proceso hasta completarlo», explica.
«Nacer en Darfur y acabar estudiando en la UPV tiene un mérito increíble», añade Taulet, que define esta región como «el infierno en la Tierra». Se refiere a que en 2003, milicias del exdictador protagonizaron una campaña de limpieza étnica que dejó trescientas mil personas asesinadas. Además, acoge el campamento de refugiados de Kalma, donde viven más de cien mil personas de manera permanente.
«Quiero enviar un mensaje a la gente de Sudán, pedirles que detengan esta guerra que está devastando el país y acabando con las vidas de los sudaneses», relata el estudiante. Actualmente su única comunicación con su universidad de origen es el padre Jorge Naranjo, de la Orden de los Padres Combonianos, que sigue al frente de la institución desde Egipto. «Le estoy muy agradecido tanto a él como a la UPV y a las embajadas de España en Kenia y Sudán. Me han ayudado mucho a poder seguir estudiando aquí», concluye Ayoub. Su gran deseo es que acabe la guerra, y a corto plazo, conseguir el asilo para poder traer a su familia a Valencia.
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