PATRICIA MONTAÑANA
Jueves, 8 de julio 2021, 00:50
Teresa Ferrer, exdeportista de élite, opositora, joven y con una vida saludable, es el claro ejemplo de que entre la población joven el Covid-19 afecta por igual. Teresa no tiene del todo claro dónde se contagió pero, según afirma, fue en el supermercado, ... pues el deporte que practica es al aire libre, sin contacto directo y estudia durante muchas horas para opositar desde su propio domicilio de forma individual.
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La deportista contrajo la cepa Delta, la variante del Covid más fuerte y más transmisibles. «Estuve bastante fastidiada», apunta. «Mis síntomas fueron más fuertes de lo normal, tuve 41 de fiebre y fatigas». Esta dolencia le hizo acudir al médico a hacerse placas para ver qué le sucedía. En una ocasión requirió de atención hospitalaria en la que estuvo con goteros para bajar la fiebre provocada por el virus. Y con tratamiento de cortisona que le fue «muy bien», sentencia.
No obstante, sus buenos hábitos y estado físico se lo hicieron un poco más fácil. Según cuenta Teresa, su médico le explicó que de no haber sido por su estado y capacidad pulmonar, el virus le hubiese provocado un ingreso hospitalario de varios días. «Igual si no tuviera mi condición física, en vez de tener cuatro día malos, hubiese tenido dos meses».
Como muchos otros jóvenes, Teresa pensaba que no le afectaría de igual forma que a personas de mayor edad: «Yo pensaba que coger el Covid iba a ser una broma pero mis síntomas fueron más fuertes de lo normal, terminé con goteros». Sin embargo, «cuando me vi que soy joven, deportista, cuido mi alimentación, tenía tantos síntomas y estuve tan mal anímicamente, me di cuenta que no soy inmune al virus».
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Su día a día no se ha visto del todo afectado, al llevar una rutina diaria muy completa desde su domicilio. «Soy opositora, estudio mucho y no salía tanto de casa». Y, a pesar de todo, sigue con un entrenamiento casi diario con su misma rutina y practicando yoga, cuenta a LAS PROVINCIAS.
La realidad es clara. Los jóvenes pueden sufrir igual que personas de edades superiores. Teresa apela a la conciencia social y dice que «todos deberíamos poner los pies en la tierra». Como Teresa Ferrer hay otros jóvenes a los que el Covid-19 también afectó de forma notable.
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Otro de los ejemplos es Davide Príncipe, un joven deportista y sano de 20 años quien cuenta que sus síntomas en un primer momento fueron de los más habituales: pérdida del olfato y el gusto. «Al principio estaba bastante tranquilo». Más tarde los síntomas empezaron a incrementarse hasta faltarle el aire y encontrarse con un malestar general que lo dejaba totalmente agotado. «No pude moverme de la cama durante una semana», recuerda.
Necesitó atención médica a partir del décimo día de confinamiento. «Empecé a sentir una presión en el pecho muy fuerte y me faltaba el aire», describe. Así pues, no tuvo otra que llamar a la ambulancia, pero «como no llegaba fui yo mismo al hospital». No llegó a ingresar, pues una vez recibida la medicación siguió el tratamiento desde su domicilio. Sin embargo, el virus fue a más, dejándolo en cama. Ya recuperado, afirma que a nivel psicológico le afectó mucho no tener fuerzas. «Tenía la sensación de que me iba a caer», afirmó.
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Otro de los puntos más negativos de contraer el virus es, según cuenta Davide, «el necesitar ver a los más allegados y no poder.» De todo lo vivido saca su lección: «Aprendes a valorar las pequeñas cosas que hacemos diariamente».
Al igual que otros muchos, sin miedo previo al virus, se da cuenta de lo mal que ha llegado a estar. Lo mucho que puede afectar aún siendo joven. Y con buenos hábitos, pues Davide practica deporte de forma diaria y cuenta con un buen fondo físico. «Un día estás bien y cuando te quieres dar cuenta estás encerrado en una habitación sin poder moverte ni ver a nadie». Tras 17 días confinado, de los cuales diez fueron muy críticos, Davide concluye que no hay que confiarse: «El virus no hace distinción entre personas».
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Los jóvenes son ahora el grupo de edad más vulnerable al no haber recibido aún la vacuna. Por esa misma razón son los que más cuidado deben de tener. Se ha demostrado que no están exentos de tener síntomas graves, además de las secuelas que el virus deja a nivel físico, anímico y mental.
Incluso en los más deportistas con buen rendimiento físico el coronavirus impacta de forma notable. Davide y Teresa pueden hoy contarlo. Otros no.
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