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DANIEL GUINDO
Domingo, 22 de enero 2023, 20:34
La investigación que ha detectado en Valencia ratas con un parásito que puede provocar meningitis a los seres humanos no se detiene y los especialistas ahora quieren averiguar si también hay caracoles infectados (como apuntan las sospechas) y de qué especies son.
Estas pesquisas ... las está desarrollando el grupo Parásitos y Salud de la Universitat de València (UV), dirigido por la catedrática María Teresa Galán Puchades, en colaboración con el Ayuntamiento de la capital y la empresa Lokímica, y en la investigación también participan profesionales del Laboratorio de Parasitología Bioquímica y Molecular del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada.
De hecho, Galán viajaba este viernes hasta la ciudad andaluza con varios caracoles congelados para que, a través de biología molecular, «averigüen si están infectados o no», según ha explicado a LAS PROVINCIAS. El roedor es el hospedador definitivo y aloja a los gusanos en sus arterias pulmonares. Las hembras paren larvas que tragan las ratas y terminan en sus heces, mientras que las larvas presentes en esas heces son ingeridas por caracoles y babosas (incluso se introducen en sus cuerpos a través de la piel) y allí crecen e infectan a a los animales que se comen a estos hospedadores temporales, de ahí que humanos que coman caracoles poco cocinados podrían asumir el parásito, aunque estas prácticas están más extendidas por Asia.
Ante ello, los profesionales también han recogido caracoles de los cinco distritos de la ciudad en los que se han detectado ratas infectadas (especialmente de la zona de huerta de Pobles del Sud) para detectar si también presentan el parásito. Fruto de la colaboración de los especialistas de ambas universidades se llevarán a cabo los análisis que determinarán si están infectados y, de ser así, de qué especies son aunque «este parásito utiliza muchas especies de caracol», puntualiza Galán.
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Por otra parte, fuentes de la Concejalía de Sanidad han resaltado que estas investigaciones que se desarrollan en colaboración con las universidades surgen ante el actual escenario de globalización y cambio climático, que ha hecho que aparezcan especies de este tipo en zonas en las que, hasta ahora, no residía. De hecho, Valencia es el primer emplazamiento de la Europa continental donde se han detectado ratas con este parásito.
Así, los especialistas municipales y de Lokímica (la empresa que se encarga del control de plagas en la capital) están estudiando también si las ratas han generado cierta resistencia a los productos que en la actualidad se utilizan para su control. «Estamos valorando la eficacia de los productos que estamos utilizando, nos queremos adelantar y ver el grado de resistencia a estos productos y ver si cambiamos a otros. Estamos estudiando si hay resistencia o no, y utilizar los que mejor vayan en la estrategia de control de plagas. No hay evidencia de que haya resistencia porque aún no tenemos los resultados, aún está en fase de estudio. Se han remitido las muestras y se están procesando».
Desde el departamento municipal recuerdan, en cualquier caso, que el posible peligro para la población estaría en los caracoles, no en las ratas. «La larva infectiva está en el caracol, por lo que sus babas o el caracol mal cocinado puede producir la enfermedad», insisten. Este es, por tanto, uno de los motivos por los que ahora se quiere averiguar el grado de presencia de este parásito en los caracoles de Valencia, especialmente en la zona de huerta. Estos es debido a que las larvas pueden también depositarse en verduras a través de la baba de los caracoles y allí pueden vivir hasta tres días, por lo que consumir verduras sin lavar adecuadamente puede originar la infección.
Por tanto, las recomendaciones para evitar una infección por este parásito serían cocinar bien los caracoles, lavarse bien las manos tras manipular estos animales y lavar, asimismo, las verduras que se vayan a consumir crudas. Galán, como especialista, aclara que los caracoles «en cualquier guiso no son infectivos porque están bien hervidos y aquí no hay costumbre de comerlos poco hechos», pero señala que el que manipula caracoles «porque va a recogerlos o los cría en granjas debe utilizar guantes o lavarse bien las manos después de manipularlos, por si en la baba estuviese la larvita». Sobre las verduras crudas (para ensaladas, zumos de verdura de hoja, como espinacas o lechuga, etc.), «lavarlas bien a chorro de agua y no hace falta ningún producto químico», añade. También apunta que existe la posibilidad de que haya otro hospedador «que es el que se come al caracol y mantiene la larva infectiva. Por ejemplo, pueden ser ranas, camarones de agua dulce y algunos cangrejos. Hay que comérselos bien hechos».
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