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Belén hernández
Lunes, 4 de julio 2022, 16:45
Manipulador, frío, un hombre que trata a las mujeres como objetos ... Así describen los informes psiquiátricos forenses a Jorge Ignacio. El acusado se prestó a someterse a la evaluación de manera voluntaria. «Me sorprendió muchísimo que hablara, pensaba que no iba a contestar», ha declarado el doctor Rincón.
La evaluación descartó que el acusado tuviera algún tipo de trastorno mental o de la personalidad que influyera en sus acciones. «Era plenamente consciente de lo que hacía. Estaba en sus plenas facultades mentales y podía decidir sobre sus actos», han afirmado los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal (IML).
Sobre el comportamiento del acusado: «Dijimos que presentaba rasgos antisociales pero no un trastorno antisocial. No ha tenido ninguna descompensación mental, ni siquiera cuando entró en prisión».
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La forma en la que relató los hechos ha permitido que los doctores hayan afirmado: «Es un manipulador. Nos intentó manipular también a nosotros». Entre los test que le realizaron, había aquellos que trataban de diagnosticar trastornos de la personalidad y también test de inteligencia.
«Tardó tres horas en realizarlo. Mucho más tiempo que el de normal. Le ofrecimos un lápiz por si quería corregir alguna de las respuestas pero decidió contestar con bolígrafo y la firmó al final. No se fiaba de que le cambiáramos las respuestas».
Jorge Ignacio no esquivó ninguna de las preguntas, aunque trató de describir una imagen de sí mismo afable y amistosa. «Contó que siempre se ha llevado bien con sus parejas y que sólo hacía 'fiesta blanca' con las mujeres a las que contrataba»·
Los médicos le leyeron una a una los testimonios de las víctimas para evaluar su respuesta. Asumió que había quedado con ellas, pero sostuvo el mismo argumento en todos los casos: «No me reconozco en esas declaraciones» o «No me acuerdo».
En su relato, omitió todos aquellos detalles que pudieran inculparle. «Dijo que no tenía sentido introducirle cocaína a las mujeres en sus partes íntimas. Que él proviene de Colombia y allí todos saben que esta droga debe consumirse por la nariz porque de otra manera puede tener efectos nocivos», ha asegurado el médico forense.
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También retrató a las mujeres con las que se citaba con palabras amables. «Opinó que Marta era muy buena chica», ha recordado el perito leyendo el informe. Sobre la quinta víctima «dijo que él se sentía muy solo porque era el día de su cumpleaños y que ella sólo quería consumir».
En sus testimonios, las víctimas han coincidido en que Jorge Ignacio insistía mucho en que estuvieran en estado de embriaguez. «Cada vez que me negaba a mantener relaciones sexuales sin preservativo me ofrecía que bebiera o que me drogara», afirmó la que fue la víctimas más joven de Jorge Ignacio, que acababa de cumplir los 18 años en el momento en el que sucedieron los hechos.
La chica también se refirió a que el acusado le sirvió una copa de vino que «tenía sabor amargo». No fue la única que insinuó que Jorge Ignacio adulteraba las bebidas. Fue una acusación compartida entre las mujeres que se reunieron con él.
El tono de voz de Jorge no se inmutó cuando le relataron las declaraciones que habían dado aquellas mujeres sobre sus encuentros con él. Imperturbable.
«No tiene ninguna carga afectiva ni con las víctimas vivas ni con las muertas. Cuando uno hace determinados actos y lo repite en varias ocasiones y atenta contra la vida de las personas al final sabe lo que estaba haciendo».
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Según sus propias declaraciones, para él pagar por mantener relaciones sexuales era «igual que la masturbación». Jorge Ignacio reconoció ante los médicos: «Nunca podría relacionarme con mujeres tan guapas sin pagar».
Esta forma de contemplar a las mujeres ha llevado a que los especialistas concretaran que el acusado «no siente ningún respeto por ellas».
Los psiquiatras forenses han hecho hincapié a que el acusado tenía un 'modus operandi'. Se descarta de esta forma que se tratara de casos aislados al ser tan repetitivos.
Entre las múltiples evaluaciones que le realizaron también se incluía un informe toxicológico. La prueba la realizó el doctor Carratalá constaba en tomarle dos muestras de pelo de diez centímetros. Cada centímetro corresponde a un mes.
«El resultado dio negativo en opiáceos. Él declaró que con Marta había consumido unos ocho gramos de cocaína».
Declaró que «se hizo tres rayas y se durmió». Cuando despertó, «la encontró muerta». «O no consumió o no se durmió, es imposible», ha dicho el médico.
Tras contemplar la situación, el tribunal ha considerado que no se dilate más el juicio y este martes se continuará con la sesión. Declararán con los testigos previstos para el lunes y también lo hará el acusado.
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