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J. A. Marrahí
Lunes, 12 de diciembre 2022, 18:43
'La condena de los Jíbaro-Boricua'. Así se titula el relato alumbrado por un alumno de Segundo de Bachillerato de Godella, Juan Lluch-Elum Escandell, que se ha alzado con el primer premio provincial del certamen literario 'Carta a un militar español' que organiza en toda España el Ministerio de Defensa.
El ganador, ya exestudiante del centro Edelweiss School de Godella, ha recibido este lunes el reconocimiento de manos del delegado de Defensa en la Comunitat, el coronel Angel José Adán García. Entre los miembros del jurado hay dos periodistas valencianos, el redactor de LAS PROVINCIAS Juan Antonio Marrahí y la redactora jefa de Sucesos y Tribunales de Levante-EMV, Teresa Domínguez.
La novena edición del concurso literario ha contado con la participación de alumnos de medio centenar de centros valencianos. Este año la temática ha estado centrada en las expediciones militares y su contribución al conocimiento.
Las cartas finalistas que han quedado en segunda y tercera posición han sido las de los estudiantes Irene Gimeno Cardona, de 4º de ESO del colegio Cumbres School de Moncada, y Adriana Ponce Suñer, de 4º ESO del Colegio La Purísima-Franciscanas de Valencia.
La décima edición del concurso escolar ya se ha puesto en marcha y las bases pueden consultarse es www.defensa.gob.es. El tema del concurso será, en esta ocasión, 'Las Fuerzas Armadas: Construyendo paz y seguridad'. El plazo de inscripción finalizará el próximo 22 de enero.
Reproducimos a continuación el texto íntegro de la carta ganadora del certamen:
La condena de los Jíbaro-Boricua
San Germán (Puerto Rico), 24 de marzo de 1806
Querido Francisco Xavier:
Siento que haya pasado mucho tiempo sin saber de mi, doctor. Tras los duros altercados con el gobierno local y las tribus de Puerto Rico fui capturado por los Jíbaro-Boricua, un grupo de indígenas espirituales que veían en las vacunas el fin de los de su especie. Me llevaron al Monte de los Tres Picachos junto al resto de la tribu. Allí me sometieron a juicio y me condenaron al castigo más severo de sus códigos, el llamado «viaje temporal al más allá», y que no es la muerte, sino un viaje en el tiempo a una época aleatoria.
Aunque sea duro de creer (yo aún lo estoy asimilando) los Jíbaro-Boricua me transportaron al siglo XXI, más específicamente al año 2020 en nuestras tierras españolas. Sé que es toda una locura y que es probable que dudes de mi palabra pero esto que viví fue real, doctor. Tras ingerir una especie de caldo mágico con sabor a maíz especiado, me desperté en medio de una ciudad enorme donde los únicos que andaban por las calles perfectamente pavimentadas y rodeadas por edificios enormes y horribles eran unos hombres altos vestidos de verde.
Su primera reacción al verme fue de alarma. Me preguntaron cómo se me ocurría estar ahí con el virus suelto. Pensé que la viruela nos había ganado la batalla, pero no. El país estaba sufriendo una gran pandemia producida por una especie de gripe y nadie podía salir de su hogar sin un motivo de peso. No obstante, nada de esto fue tan extraño como lo que le oí decir a uno de los hombres de verde con extraño rifle negro a continuación: «Depende de nosotros que la Operación Balmis salga adelante, compañeros». Al oír tu nombre no dude en preguntar si te conocía o se referían a tu persona, y entonces me contaron todo sobre un famoso doctor llamado Francisco Xavier Balmis y nuestra expedición Filantrópica de la vacuna de la viruela, acontecimiento que parece que marcará la historia de la humanidad.
El hombre, con una barba perfectamente recortada y pelo rapado, me informó con admiración de la gran labor que ejercieron sus compatriotas del pasado (nuestra expedición) y yo me limité a escuchar todo cuanto me decía asombrado por la forma en la que lo contaba. Tu nombre retumbaba en su hablar con una inspiración que me pusieron los pelos de punta. Se refería a la expedición como una de las misiones sanitarias más importantes de la historia, afirmando que nuestra expansión de la vacuna de la viruela fue un éxito rotundo. ¡Uno de los primeros programas de prevención de salud pública internacional y modelo de estudio tres siglos después! ¿Quién nos lo iba a decir, verdad?
Durante la conversación que puede tener con el soldado de verde pude apreciar el gran avance de su sociedad, aunque su gusto en la moda que era muy discutible. Pude estar en contacto con aparatos estrambóticos como unas tablas táctiles que hacían ruido y emitían imágenes o unos carteles que tenían vida propia. Pero dejando a un lado estas irracionalidades del futuro, no sabes lo lleno que me sentí al oír que nuestra misión había tenido un efecto tan positivo como el que soñábamos cuando nos subimos a la corbeta María Pita en las aguas de la fría Coruña rumbo al ultramar.
El efecto del caldo del más allá se acabó a mitad conversación con el soldado y, una vez superado el mayor de sus castigos, los Jíbaro-Boricua me liberaron. Sé que no entenderás en gran parte toda esta locura y que ahora te llegue una carta mía con todo lo mencionado, pero quiero acabar esta misiva de la manera más sincera, humilde y llana después de toda la paranoia que supongo que te habrá dejado atónito, pero con la que al menos espero que te hayas dado cuenta de la gran labor que desempeñas. Una labor que como bien he mencionado con anterioridad marcará la historia de la humanidad y de la que puedes sentirte bien orgulloso. Sigue salvando vidas, querido amigo. Tus actuaciones cambiarán el mundo.
Un saludo afectuoso,
Josef Salvani y Lleopart
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