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Tareas de limpieza en un arrozal de la Albufera este miércoles. LP

Así se limpia a mano un arrozal de la Albufera

Bolsos con las alarmas puestas, plásticos, maderas, neumáticos y bombonas de butano son retirados por los voluntarios de Cruz Roja

Paco Moreno

Valencia

Miércoles, 16 de abril 2025, 13:03

Jairo Puerto, natural de Colombia, carga con un par de bolsos sin estrenar pero llenos de barro e inservibles por ese motivo. El voluntario se encuentra en un arrozal del parque de la Albufera, intacto desde el pasado 29 de octubre y donde los restos de la dana campan a sus anchas. Junto a otra docena de personas coordinadas por Cruz Roja, ha decidido pasar la mañana del miércoles limpiando un campo en Silla.

El joven hace esto por la preocupación que tiene por el medio ambiente. «En los colegios también hay que enseñar a cuidarlo», dice mientras deposita dentro de una gran bolsa de plástico uno de los enseres arrastrados por la dana y que ahora se seca al sol. En apenas unos minutos hacen falta más bolsas. «Veo de todo y puede contaminar el ambiente, hay que recogerlo para que no dañe», subraya mientras se despide en una mañana primaveral de sol.

El campo se encuentra junto al club deportivo Saladar, unas instalaciones donde predominan las pistas de tenis. Es más, para entrar en el arrozal hay que entrar en el recinto y cruzar por el boquete de una valla. Un par de tablones endebles permiten salvar una acequia con agua cenagosa con relativo riesgo.

Limpieza a mano de un arrozal de la Albufera.

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Limpieza a mano de un arrozal de la Albufera. EFE/ Kai Försterling

Los voluntarios se concentran primero en el aparcamiento, donde se reparte la impedimenta. Todos con chaleco de Cruz Roja, botas de agua, guantes, etc. Elena Cruz Sánchez, coordinadora de las tareas de limpieza, explica que la dirección del parque natural es la que indica los lugares donde es prioritaria la limpieza. «Empezamos en diciembre en Massanassa y Catarroja, pero como allí hay maquinaria es complicado entrar. Nos dijeron entonces que esta zona también», señala.

Una vez acabada la tarea, envían la localización y el volumen aproximado de lo reogido para que se hagan cargo. «Estaremos hasta que podamos», indica sobre la voluntad de seguir con este voluntariado mientras sea necesario. Se recoge a mano porque son de «difícil acceso o la maquinaria no puede entrar porque estaba todo muy mojado».

Contenedores y vehículos se dejan lógicamente, para informacr de su ubicación. En cada jornada se suelen recoger entre 600 y 700 kilos, dependiendo del material que abunde. En total han trabajado en unos ocho arrozales retirando ropa, medicamentos, mochilas, neumáticos o plásticos.

Jesús Martínez, voluntario de Cruz Roja desde 2017, empezó con intervenciones sociales y luego se dedicó a otras tareas. «En la dana hemos hecho de todo, empezamos con asistencia domiciliaria para llevar comida y a partir de enero me dedico a la limpieza en marjales, en campos como este que estamos hoy», apunta.

«Estamos encontrando de todo, desde famacias casi enteras, plásticos, linternas, herramientas, restos de coches, ropa nueva con alarmas», destaca. El trabajo manual es más esforzado y se trabaja en equipo cuando pesa mucho. «Cuando vemos que hay peligro avisamos, como con una bombona como la que hay allí o los extintores, que también son frecuentes», recuerda.

El arrozal de Silla está libre de fango aunque en otras ocasiones han recogido con las piernas hundidas en el barro. «Entró todo por allí», señala hacia una gran acequia con todas las riberas llenas de basura. «El agua fue por su sitio, lo que hay que ver es la razón de que se construyera en barrancos», reflexiona al alejarse a la búsqueda de más material.

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