María Teresa señala las zonas más dañadas de su local de catering. J. M.

«Llevo gastados 48.000 euros en la reforma porque el perito aún no ha venido a valorar los daños»

Vecinos y comerciantes de la zona cero están adelantando dinero de su bolsillo para arreglar plantas bajas y locales ante la lentitud del Consorcio de Compensación de Seguros

José Molins

Valencia

Miércoles, 8 de enero 2025, 00:25

Hace más de dos meses que la dana destrozó sus viviendas y comercios y han dedicado enormes esfuerzos, tanto de tiempo como de dinero, a recuperarlos y ponerlos de nuevo a punto. Son vecinos y empresarios de las zonas afectadas que han tenido que adelantar ... mucho dinero de su bolsillo para que se pudieran adecentar sus plantas bajas, ya que en muchos casos ni siquiera ha pasado todavía el perito del seguro para valorar los daños y que después se los pague el Consorcio de Compensación de Seguros.

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Una de estas afectadas es María Teresa, propietaria del Catering Ayre de Alfafar, que hace servicios en bodas y eventos. Su base central quedó destrozada, con más de un metro de agua. «Los cristales están todos rotos, estamos apoyándolos con platos porque sino se nos caen y el suelo está hundido. Además hay varios tabiques rotos y tenemos que rehacerlos. Estamos esperando al perito porque aún no ha venido. Lo hemos reclamado veinte veces, hemos entregado el expediente pero no han hecho ni caso, no ha venido nadie», denuncia la mujer.

En total es un dineral lo que sigue pendiente de peritar. «Llevamos gastados 48.000 euros ya de nuestro bolsillo reformando cosas y reponiendo las máquinas y el material», explica. «Yo tengo muy poco dinero más ya, pero hay que seguir, de esta empresa viven cinco familias. El resto de pérdidas del material y maquinaria sí que está peritado y es de unos 200.000 euros», añade. «El agua destrozó dos paredes y el suelo y ahora estamos empezando a reconstruirlo con nuestro dinero. Estamos poniendo ladrillos para que si vuelve otra riada, no se lo lleve todo por delante. Entró mucha agua porque todo está acristalado y ahora está todo roto. Hemos tenido que poner una lámina de PVC porque sino la puerta estaría abierta. Lo único que tenemos bien es la cocina, porque lo demás lo estamos reconstruyendo, de momento está sin servicio», lamenta la propietaria del negocio.

Y más de 15.000 euros en arreglar los daños lleva gastados Marcos, dueño del taller de venta y reparación de motos Baika. «Y aún falta pintura, albañilería y necesitaría otros 15.000 más para las motos nuevas que se dañaron que hay que pagarlas al concesionario. Es una cantidad que me urge bastante porque he tirado de ahorros para poder abrir pero necesito recuperar ese dinero», dice el joven, que no ha recibido ni una visita «ni siquiera una llamada» del perito del seguro.

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En su local entró un metro de agua y destrozó el mostrador, ordenador, el almacén, maquinaria, las puertas, y material en stock de todo tipo de recambios. «Todo lo eléctrico estaba inservible, lo he tenido que poner nuevo. Tampoco ha venido ningún arquitecto para valorar si hay daños estructurales en el edificio. Lo único pasó una empresa privada de la comunidad de vecinos a ver el estado de la finca», critica. «Yo llamo todos los días al Consorcio, tengo el teléfono de ellos aquí en el mostrador para no olvidarme, pero me cuelgan el teléfono. Les he enviado varios correos pero no contestan, estoy a la espera más de dos meses. Estaba asegurado todo, tanto maquinaria como enseres, los vehículos nuevos. La aseguradora nos dice que eso pertenece al Consorcio y no nos dan respuesta», lamenta Marcos.

También en la peluquería Trendy look, su propietaria Dayana ha tenido que poner dinero para reformar y poder volver a abrir el local. «No hemos recibido visita presencial del seguro, sólo telefónica de un perito y por correo. La peluquería tenía daños, porque subió el agua un metro, así que he reorganizado la zona de peluquería, pero el interior aún no lo he tocado. Se supone que tendrán que pagarme el dinero que he tenido que adelantar para acondicionar esto, que han sido casi 5.000 euros, pero aún faltan las puertas y otras máquinas», señala.

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Otro de los locales imprescindibles de Alfafar es la carnicería Cobel, donde Isabel y sus empleadas atienden sin parar a los clientes en mostradores que les han dejado, tras haber perdido los suyos por la riada. «El perito del Consorcio vino hace una semana para pedirnos documentación que había que enviar, pero ahora nos acaba de pedir más y no sabemos nada aún. Hemos tenido que poner dinero nosotros, gracias a la ayuda que nos ha dado Juan Roig y con 5.000 euros que da la conselleria porque mi casa también ha sido afectada», explica.

Humedades en casa de Javier en Sedaví. J. M.

Mariluz García es abogada, además de vecina de Alfafar, y desde su gestoría lleva los casos de varios clientes afectados. «En la mayoría de los casos en Consorcio no se ha pronunciado aún, sobre todo en bajos comerciales. Se ha dado prioridad a las viviendas, pero los negocios hay muchos que están esperando que vengan a valorarlo. Están todos los negocios paralizados, nadie ha cobrado, sólo el dinero de la Generalitat, pero esas ayudas son insuficientes porque no reparan el daño. El Consorcio no está actuando como debiera», expone.

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A pocos pasos de allí Beatriz sigue poniendo a punto su Café Habana. «Nos destrozó todo el mobiliario y la maquinaria. Tenemos muchos problemas, ya hemos pintado y estamos repintando porque hay mucha humedad, están saltando las paredes, la pintura no coge. No ha venido nadie a hacer una inspección, sí que vino el perito pero aún no hemos cobrado nada. La maquinaria y el mobiliario que teníamos eran nuevos porque la cafetería tenía sólo un año, y ahora hay que pagar a los obreros, los materiales. Hemos perdido mucho dinero, hornos, congeladores, neveras, todo».

También vecinas como Raquel, de Sedaví, están «todavía esperando al perito para uno de los partes que tenemos abierto en la casa. Todo lo de madera, siete puertas, han ido a la basura, los tres coches siniestro total, que aún no nos los han sacado del garaje. Hemos tenido que encargar al carpintero que nos haga todo lo de madera y voy a tener que adelantar ese gasto», asegura. Y le ocurre parecido a Javier, también de Sedaví: «Pasó un arquitecto del Ayuntamiento y vio que no tenía daño estructural, pero sí tengo que cambiar todo el suelo, picar las paredes porque hay humedades que no paran de salir, a pesar de haber doble tabique, habrá que picar para sanear. El perito lo hizo a través de un vídeo y el Consorcio me tendrá que pagar».

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