![La lucha antitabaco se desinfla en plena explosión del vapeo](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/05/26/tabaco-RaCT42aWelh8kyG4AyVFdAI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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DANIEL GUINDO
Miércoles, 31 de mayo 2023, 10:48
Prohibir totalmente la venta de tabaco, como hizo Bután en 2005, o impedir su compra a los menores de una determinada edad, como acordó Nueva Zelanda con los nacidos a partir de 2009. Dos medidas drásticas que, sin duda, si se extendieran a otros territorios contribuirían a reducir, si no a eliminar, este insano hábito. Más espacios libres de humo o subir el precio de las cajetillas serían otras alternativas menos agresivas, pero también ayudarían a reducir el consumo de cigarrillos; una práctica que en la Comunitat causa de forma directa entre 5.000 y 6.000 muertes anuales.
Sin embargo, desde la ley de 2005, que prohibía fumar en los lugares de trabajo o los centros culturales, y su actualización en 2010, que extendía el veto al resto de espacios cerrados, como hostelería y locales de ocio nocturno, las Administraciones apenas han adoptado nuevas medidas para atajar esta práctica. El resultado es evidente: en la última década (prácticamente desde 2014) el consumo de tabaco se ha estabilizado, por lo que se ha paralizado la importante caída registrada diez años antes y propiciada, en gran medida, por esa legislación que dificultaba su consumo social, situación que cobra actualidad a las puertas de la conmemoración el próximo miércoles 31 de mayo del Día Mundial Sin Tabaco.
Además, expertos como Juan Antonio Ribera, coordinador del grupo de abordaje al tabaquismo de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, ponen el acento en dos asuntos preocupantes. Por una parte, «la tendencia de los últimos años es que ha ido aumentando el uso de nuevos dispositivos de consumo de nicotina, mientras que fumar tabaco tradicional está estabilizado, aunque los jóvenes fuman más que los adultos». De hecho, como apunta la última encuesta sobre uso de drogas en Enseñanza Secundaria en España (Estudes), dos de cada diez chicas de 18 años fuma y un tercio de los jóvenes de esa edad también (en el total de la población, alrededor del 15% consume tabaco habitualmente). Esa sería la segunda alerta, el incremento del número de fumadores de menor edad.
«Los cigarrillos electrónicos y el resto de dispositivos se están utilizando como puerta de entrada para acabar fumando cigarrillos tradicionales de adulto. Y muchas veces se hace un consumo dual. Es una idea falsa que el cigarrillo electrónico es menos perjudicial y sustituye al tradicional. Lo que hemos visto es que muchas veces se hace consumo dual de ambos. De hecho, la mayoría de las marcas de cigarrillos electrónicos están financiadas por las tabaqueras internacionales, que intentan no perder cuota de mercado«, detalla este especialista.
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«La mala noticia es el elevado consumo de productos derivados del tabaco entre los más jóvenes, sobre todo vapeadores y cachimba, dispositivos que son perjudiciales por sí mismos», señalan desde el citado grupo, que concretan que en una encuesta realizada por la entidad en marzo y abril desvela que casi el 20% de los adolescentes de entre 14 y 18 años fuma. En este rango de edad el mayor consumo se atribuye a los nuevos dispositivos, sobre todo el cigarrillo electrónico o vaper, de hecho, hasta el 20,8% de los adolescentes que admite que fuma consume este tipo de productos, el 14,3% consume cachimba y el 13,1% consume cigarrillo convencional. Hasta un 7,5% consumen tabaco mezclado con cannabis. El 44,3% restante hace uso de dos o más de estas fórmulas para consumir nicotina.
En el siguiente grupo de edad, entre los 19 y 24 años, la proporción de fumadores asciende al 32,3%. En este caso, el tipo de consumo de tabaco se invierte, de manera que se incrementa la proporción de fumadores de cigarrillo convencional (19,1%) respecto a los que consumen vapeadores (13,8%) y cachimba (11,5%). La proporción de consumidores de tabaco mezclado con cannabis se mantiene en un 6,7% y el resto, de nuevo, combina varias prácticas.
Uno de los aspectos que más inquieta a los profesionales es que sólo el 62% de los encuestados sabe que la cachimba o pipa de agua es perjudicial tanto si se usa con tabaco como con productos sin nicotina. Además, destaca que hasta un 29,7% desconoce los efectos perjudiciales de la cachimba, proporción que se eleva hasta casi el 40% entre los fumadores. «Este desconocimiento evidencia que se hacen imprescindibles las campañas informativas dirigidas a la población sobre estos dispositivos, preferentemente dirigidas al ámbito escolar y juvenil», subrayan.
«El humo del vaper no es un vapor inofensivo, por mucho que nos intenten convencer las campañas de marketing de estos productos. Hoy tenemos suficiente evidencia científica para asegurar que provoca un daño importante. Y lo mismo podemos decir de la cachimba», sentencian.
«El consumo de tabaco presenta muchísimos riesgos asociados a muchas enfermedades. Sólo contando las oncológicas, fumar provoca cáncer de pulmón, pero no sólo eso, sino que guarda relación con casi todos los cánceres, por ejemplo con el de vejiga, que está muy relacionado con el tabaquismo, y también con los de garganta, cuello, laringe o faringe, entre otros. Asimismo, genera problemas respiratorios tipo bronquitis crónica o enfisemas». Miguel Ángel Climent es el jefe clínico del servicio de Oncología Médica del IVO y resume a LAS PROVINCIAS algunos de los riesgos más graves que genera el tabaco a la salud de las personas, dado que presenta más de 60 sustancias cancerígenas, «por lo que repercute en casi todos los tumores». «Las sustancias cancerígenas no se quedan en el pulmón, pasan a la sangre y pueden afectar a cualquier tipo de órgano», agrega, para alertar de que el riesgo se incrementa conforme aumenta la edad. «A partir de los 40-50 años se empieza a ver un aumento de la incidencia entre los fumadores», concreta.
Frente a ello, «dejar el hábito provoca que ese aumento de riesgo disminuya con el paso del tiempo. No llega a ser como si no hubieses fumado nunca, pero disminuye el riesgo. Además, tras el diagnóstico de un cáncer, dejar de fumar mejora la supervivencia», subraya este especialista.
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