El plan era mentir a la policía, mentir al juez, mentir en sus cartas por si las leía algún funcionario en la cárcel y mentir también al jurado popular en el juicio previsto para finales de este año. La joven encarcelada como presunta inductora del asesinato de su marido, Maje M. C., envió desde la prisión de Picassent varias cartas de amor a su examante y autor del crimen, Salva R. L., en las que expresaba sus sentimientos hacia él. La viuda correspondía así a la pasión ciega de un hombre que confesó haber matado por ella.
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En su última declaración ante el juez, el asesino del ingeniero Antonio Navarro reconoció que en una de sus cartas dirigidas a la viuda escribió: «Lo que voy a decir es la verdad: tú no tuviste nada que ver». Esta frase textual exculpaba a su amante, pero Salva explicó que mintió una vez más porque Maje le advirtió de que una funcionaria había abierto y leído una de sus misivas.
De esta forma, los reclusos seguían con su plan de hacer creer a los investigadores que el crimen lo había perpetrado el auxiliar de enfermería sin la ayuda de su amante y compañera en el hospital donde trabajaban. «Maje me decía que le leían la correspondencia», afirmó Salva ante el juez.
Ante el temor de que fueran ciertas las sospechas de la viuda, Salva pidió una cita con la jefa de servicio del módulo donde se encuentra ingresada Maje para comunicarle esta supuesta irregularidad, pero la funcionaria le dijo que eso era imposible al no existir ninguna orden judicial de intervención de la correspondencia de ambos reclusos.
Pero Salva no se fiaba y en la siguiente carta escribió que la viuda no tuvo «nada que ver» con el crimen. Según su declaración ante el juez, volvió a mentir para exculpar a Maje en el supuesto caso de que algún funcionario o la policía leyeran la misiva. Como ya informó LAS PROVINCIAS, el asesino confeso volvió a declarar de forma voluntaria ante el juez el pasado mes de noviembre después de que su hija y el capellán de la cárcel le pidieran que dijera la verdad.
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Cuando el abogado Javier Boix, que defiende a la viuda en este caso mediático, le preguntó si alguien le había presionado para que cambiara su declaración, Salva contestó con una escueta negación, aunque precisó que varios miembros de la pastoral penitenciaria le están ayudando mucho a levantar su ánimo y estos también le aconsejaron que dijera la verdad. También afirmó que aún tenía en su casa la llave que le dio Maje del garaje de Patraix, donde mató a cuchilladas a la víctima.
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