DANIEL GUINDO
Miércoles, 26 de junio 2019, 01:12
En el argot de la calle ha sido bautizada como 'pescao', por el fuerte y poco agradable olor que desprende cuando se fuma, o como 'hardcore', una de las primeras marcas en comercializarla. Pero la marihuana sintética ha dejado de suponer una anécdota para convertirse en un problema entre los jóvenes, incluso menores, valencianos. Taquicardias, hipertensión, arritmias, agitación, insomnio, ansiedad y hasta alucinaciones y delirios son algunas de las consecuencias de consumir esta peligrosa sustancia, sobre la que la Fundación A. Miguel Roca-Proyecto Hombre Valencia da la voz de alarma.
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Los profesionales de la entidad, especializada en el tratamiento de las adicciones desde hace más de tres décadas, comenzaron a detectar el consumo esporádico de este tipo de droga a finales del pasado verano, «sobre todo en chavales de centros de menores o con medidas judiciales», puesto que esta sustancia no aparece en las pruebas de orina, explica a LAS PROVINCIAS Miguel Rubio, psicólogo y técnicos del área de prevención de la fundación. Esta característica la hace especialmente atractiva para aquellos que se someten a análisis, puesto que es indetectable. «Se corrió la voz, se extendió el consumo y ahora las demandas de atención se han multiplicado por diez, es una barbaridad la cantidad de solicitudes que hay», destaca Rubio, quien resume que, en la actualidad, de los 35 usuarios al mes, aproximadamente, que integran el programa de jóvenes, entre diez y doce ya son adictos a la marihuana sintética (uno de cada tres); y prácticamente la mitad de todas las primeras atenciones es por consumir esta droga. Además, subraya que buena parte de los casos que llegan a Proyecto Hombre son derivados a Urgencias al presentar cuadros de ansiedad y alucinaciones y requerir una intervención médica. «Cuando están más estables, podemos ayudarles a nivel terapéutico», agrega, aunque «estamos viendo casos muy graves, incluso que necesitan desintoxicación hospitalaria». «El proceso adictivo es muy rápido y genera síntomas de abstinencia, por lo que a veces debemos derivar a los usuarios a recursos más potentes», añade.
Y su consumo se ha extendido como la pólvora, ya que estos cannabinoides son «entre 20 y 100 veces más potentes que la marihuana tradicional» y su apariencia es similar, aunque los efectos «no tienen nada que ver». Para conseguirlo, se rocían «hierbas secas con el principio activo», con las que se confeccionan los clásicos porros.
La distribución es sencilla, puesto que esta sustancia se puede adquirir por internet. «Te la venden como incienso herbal, por ejemplo», explica el profesional. Sin embargo, han detectado que los consumidores lo suelen comprar «a sus iguales», por lo que la venta al menudeo sigue registrándose por los canales habituales, por lo que desde Proyecto Hombre sospechan que hay «mayoristas» que adquieren los compuestos, pero posteriormente la distribución la llevan a cabo jóvenes, posiblemente a cambio de algunas dosis.
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