Marisol Burón: la madre de Marta Calvo

Las lágrimas de alegría llenaron la sala del juzgado de Valencia. Empezó el año 2022 con el nerviosismo por la llegada inminente del juicio. Ya se ha podido quitar ese peso de encima, aunque Marisol se quedó con un sabor agridulce en los labios. «Esperaba que confesara dónde está el cuerpo de Marta», señala la madre. Pero todas las pistas que dio Jorge Ignacio cuando admitió haber matado y descuartizado a Marta Calvo fueron falsas. Ni rastro de la joven. Desde aquel amargo 2019, la vida de su madre se resume en una sola palabra: luchar. «Todavía no podemos descansar. Ha recurrido al Tribunal Supremo y estamos viendo a ver si le condenan a la prisión permanente revisable», cuenta Marisol Burón. Ella tampoco va a descansar hasta que sepa que el asesino de su hija no va a volver a ver la luz del día. «Yo también he recurrido. Me pareció un insulto que no lo condenaran al delito contra la integridad moral por la ocultación del cadáver», dice visiblemente enfadada porque la justicia no haya valorado el dolor que supone para una madre no poder enterrar a su propia hija.

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REDACCIÓN

A pesar del choque que supuso sentarse a sólo unos metros del hombre que arrebató la vida a Marta, Marisol siempre ha confesado que tenía ganas de mirarlo a los ojos. Que viera en sus pupilas todo el daño que le había hecho. Pero si hay algo que llamó la atención de la actitud de Jorge Ignacio Palma fue su imperturbabilidad. Ni siquiera pestañeó. Su rostro no mostró ningún atisbo de remordimiento por lo que había hecho. La mujer sigue teniendo ganas de mantener una conversación abierta con él. «Los abogados ya me dijeron que no quería recibirme pero si cambiara de opinión iría corriendo a la cárcel para decirle a la cara que si está entre rejas es gracias a que mi hija me mandó la ubicación de donde estaba y yo hice todo lo posible para encontrarla», dice la madre coraje.

Contra las recomendaciones de su psicólogo, desea transmitir a Jorge Ignacio todo su sufrimiento. «Quiero decirle que tiene lo que se merece», confiesa. Conserva la esperanza de poder encontrar el cuerpo de su hija, aunque ya no cuenta con que el asesino diga dónde está. «Confío en que la Guardia Civil y la UCO la encontrarán», dice Marisol.

Lo que le pide a la vida es «comenzar el duelo». Que Marta descanse en paz. Pero la llegada de la Navidad le afecta como un puñal. Los recuerdos del pasado y el asiento vacío de Marta no la dejan disfrutar. «Estoy deseando que pasen las fiestas. Antes todo era diferente. Celebrábamos hasta altas horas de la noche. Ahora sólo cenamos», dice resignada la mujer. Suspira y añade: «La fiesta era mi hija. Ella era luz». Y la madre coraje ha ideado una fórmula para que su niña siga alumbrando las vidas de los demás: fundar la Asociación Marta Calvo, que dará apoyo legal y psicológico a las familias de las personas desaparecidas. La fecha en la que comenzará su andadura todavía no está clara, pero Marisol confía en que se convierta en una realidad a principios de 2023.

Marisol ha conseguido coger impulso del dolor y crear una iniciativa que permita ayudar a muchas familias que estén pasando por la misma situación que ella atraviesa. Pero sus aspiraciones van mucho más allá. Ha llevado al Congreso de los Diputados su propuesta de que se tipifique el delito de ocultación de cadáver cuando el autor de los hechos se niegue a colaborar o a comunicar la ubicación del mismo. Esto ocurre en aquellos casos en los que se pueda probar su autoría a partir de otras pruebas incriminatorias que anulen el principio constitucional de presunción de inocencia del que goza el investigado. Desde la plataforma 'Por Marta Calvo' sugieren que este delito esté castigado con la prisión permanente revisable.

Pero la propuesta de ley todavía está en el aire. No son pocas las veces que Marisol Burón ha partido rumbo a Madrid para dar la cara por su hija y por todas las mujeres víctimas de este tipo de delitos. «No voy a parar hasta que a mi hija se le haga justicia», dice. Y esta es la mayor certeza que mantiene Marisol.