Personas con mascarilla en el metro de Valencia. irene marsilla

Ópticas, ortopedias y transporte público se quitan este miércoles la mascarilla

La medida deja de ser obligatoria este miércoles en metro, autobuses y taxis, con división de opiniones entre las personas mayores, que piden que sigan, y los más jóvenes, que las rechazan

BELÉN HERNÁNDEZ

Martes, 7 de febrero 2023, 01:02

Ningún valenciano es indiferente a la muerte anunciada de la mascarilla en el transporte público. A partir de este miércoles, dejará de ser obligatorio cubrirse nariz y boca en el autobús, el metro o el taxi. Esferas que recordaban aquellos tiempos de pandemia que parecen ... haber quedado relegados al olvido en el imaginario colectivo. Ya no habrá más caras de preocupación de aquellos pasajeros que se ven a sí mismos buscando en todos sus bolsillos cuando ven que su tren está a punto de llegar a la estación. También, las ópticas y las ortopedias se podrán quitar la mascarilla a partir de mañana. Pero las opiniones sobre la medida están divididas. El miedo al contagio todavía persiste en aquellos más mayores. Mientras tanto, las personas más jóvenes son los que parecen más proclives a sólo comprar una mascarilla para entrar a centros médicos o residencias, donde sigue siendo obligado.

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A la mascarilla apenas le quedan unas horas de vida en el transporte público. Pocos son ya los que la llevan por la calle, más allá de aquellos que están contagiados de coronavirus. Aun así, quedan personas que se resisten a desprenderse de ella incluso en los espacios abiertos. Un paseo por la parada de metro de Ángel Guimerá permite comprobarlo.

Un matrimonio de avanzada edad pasea por la avenida con mascarillas FPP2. No se detienen para dar su opinión. Guardan la distancia de seguridad. Una actitud que parece retrotraerse a aquel mes de marzo de 2020. Una época en la que el aire se espesaba por el miedo. Pero la pareja no duda en dejar claro que consideran un error la relajación de las medidas de contención del Covid. «Yo la voy a seguir llevando en todas partes. No me la pienso quitar», dice el hombre agarrando su mascarilla con orgullo como si fuera su salvavidas. Ambos aligeran el paso. Ninguno se aparta el cubrebocas.

Al otro lado de la acera pasea tranquilamente Carmen con su carro de la compra. Tiene 61 años. En espacios abiertos, lleva el rostro al descubierto. No se muestra temerosa, pero es partidaria de actuar con cautela. «En los lugares en los que haya aglomeraciones, como las que se producen en el transporte público, deberían seguir siendo obligatorias», comenta la mujer.

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Ella también es consciente de que hay un salto generacional que determina la predisposición o el rechazo a seguir poniendo en práctica las medidas para evitar la propagación del coronavirus. «Hay mucha gente que ya se ha olvidado de la mascarilla. Los que todavía las llevamos somos los de cincuenta años hacia arriba. Es normal, porque somos los que más patologías tenemos», dice Carmen. Eso sí, no es estricta con su postura. «Respeto a quien se la quiera quitar», cuenta con una sonrisa en el rostro.

Aunque todavía no ha llegado el 'adiós' definitivo para las mascarillas. Aunque en las ópticas y ortopedias ya no sea necesario llevarlas, todavía prevalecerán en aquellos espacios más susceptibles de contagios y que estén frecuentados por personas de riesgo. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, baraja que en las farmacias deje de ser obligatoria. Eso sí, todavía no hay una fecha marcada para desprenderse de la mascarilla en el entorno sanitario.

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Por ahora hay que seguir usándola para frecuentar hospitales o farmacias. También para entrar a centros residenciales de tercera edad o en clínicas bucodentales.

Entre las personas jóvenes, el criterio está claro: ya era hora. Aine tiene 25 años. Es irlandesa, pero vive en Valencia. «Me parecía muy raro que aquí todavía se usaran en el transporte público. La mayoría de gente se las olvida», contesta la joven. ¿Las personas seguían cumpliendo? Para los más temerosos, que alguien se baje la mascarilla en el transporte público ya hace que le salten todas las alarmas. Sin embargo, para aquellos que han dejado el coronavirus de lado ven que se ha seguido a raja tabla.

Opiniones a favor

Mohammed tiene 32 años y es taxista de Valencia. Está contento de que sus clientes no tengan que seguir llevando la mascarilla. «Parece que nos dijeran que sólo te puedes contagiar en el transporte público pero en una discoteca no. Deberían haberlas quitado hace tiempo», opina el taxista. Desde su experiencia profesional, considera que la mayoría de la gente no ha tenido problemas en seguir cumpliendo con la normativa a la que sólo le quedan unas horas. Aun así, siempre hay olvidadizos. «Hay muchas personas a las que se les olvida cogerla si no tienen que ir a un hospital o a una farmacia», cuenta Mohammed. El reloj ya ha empezado a anunciar la cuenta atrás. Tic, tac, tic, tac. La pandemia, cada vez más, se quedará en un amargo recuerdo.

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