Uno de los talleres de Patim para ayudar a las personas con problemas de adicción. Patim

Menores en las garras de las adicciones

Cada día un adolescente es ingresado en las Unidades de Conductas Adictivas. La mayoría por el consumo de porros. La tecnología engancha ya tanto como el alcohol

Sábado, 9 de diciembre 2023, 00:52

María le dio la primera calada a un porro cuando tan sólo tenía 12 años. La droga más popular entre los jóvenes según datos aportados por la Conselleria de Sanidad. De los menores de edad admitidos a tratamiento en la Unidad de Conductas Adictivas (UCA), ... el 85% abusan del cannabis.

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Según los últimos datos aportados por la Conselleria de Sanidad, con fecha de septiembre de este año, son 245 los menores admitidos a tratamiento en la UCA. Estableciendo la correlación, significaría que cerca de un adolescente al día se ve abocado a pedir ayuda por sus problemas de adicción. A lo largo del 2022 fueron 421 los adolescentes que se admitieron en esta unidad.

No fue hasta 12 años después de darle una calada a ese primer porro cuando María se atrevió a pedir ayuda a Patim, una organización fundada en 1985 y que tiene como objetivo ayudar a las personas que padecen problemas de adicción. La joven, de ahora 24 años, no se llama María. Es el nombre ficticio que ha elegido para preservar su intimidad. Pero su historia sí es real.

«Me mezclaba con un grupo de personas mucho más mayores que yo. Algunos fácilmente podrían tener 30 años», relata la chica. El psicólogo de Patim Saúl D'Oleo confirma que el primer contacto que tienen los jóvenes con las sustancias tóxicas suelen ser en un contexto social. «Muchas veces comienzan para buscar la aceptación del grupo», explica el experto. Pero matiza: «El consumo comienza a convertirse en un problema cuando interfiere en el desarrollo de la vida normal».

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Y aquello fue lo que le pasó a María. Un año después de su primer coqueteo con las drogas, se vio vuelta en una espiral de la que le fue muy complicado salir. «Con 13 años ya había probado la cocaína, el MDMA (éxtasis) o el 'Speed'. No tenía muy buenas compañías. En el contexto en el que yo me movía era algo normal». La adicción que desarrolló le afectó en sus relaciones personales. Le condicionó los ambientes que frecuentaba. Siempre en espacios en los que estuviera bien visto el consumo de sustancias estupefacientes. Desde el pasado mes de julio está recibiendo tratamiento en Patim. A partir de ese momento en el que reconoció que tenía un serio problema con las drogas y se atrevió a pedir ayuda, su vida ha cambiado radicalmente. «He cambiado de sector. Trabajaba en la hostelería. Allí todos mis compañeros consumían. Vendía y tomaba cocaína diariamente. Me alejé de todas las malas compañías. Incluso me he cambiado de número de teléfono», cuenta la chica. En su tono de voz se puede ver que está muy orgullosa de su progreso. «Lo importante es donde estoy ahora, no los problemas de adicción que he tenido en el pasado», sentencia.

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Desvela que si pudiera hablar con la María de hace más de una década que esnifó su primera raya de cocaína le diría: «Infórmate bien de lo que estás haciendo y de los efectos negativos que puede tener para ti».

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La joven considera que en los colegios las campañas de prevención comienzan demasiado tarde. Y que tampoco profundizan demasiado en los efectos de los estupefacientes. Ni en las consecuencias. «Te empiezan a dar charlas a los 16 años. Pero a esa edad cada uno ya tiene muy claro su camino», lamenta la joven en tratamiento por su adicción.

El doctor en Psicología y profesor en la Universidad Católica de Valencia (UCV) Ángel Turbi está de acuerdo con este planteamiento. «Debería haber más prevención sobre las adicciones. Estamos a tiempo de actuar y erradicar el problema si se detectan a tiempo los casos», explica el experto. Además, solicita que la prevención debería también tener cierta perspectiva de género. «Siempre habían sido los chicos jóvenes los que más adicciones desarrollaban con las sustancias como el alcohol o el tabaco, ahora las estudiantes los están empezando a igualar en cifras», explica Turbi. No obstante, según los datos aportados por la Conselleria de Sanidad, de los 245 menores admitidos a tratamiento en la Unidad de Conductas Adictivas (UCA), 171 son varones y 74 mujeres.

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Es cierto que el problema de las adicciones no se trata de una novedad del siglo XXI. «No es que haya un gran aumento de casos, si no que ahora son más graves», comenta el doctor en Psicología. Todo comienza como un juego. Tal y como advierte el psicólogo de Patim Saúl D'Oleo «lo más importante es que la persona que padece una adicción reconozca que tiene un problema». Una labor que muchas veces es complicada. Miguel tiene 28 años. Es valenciano. Su nombre no es real, aunque sí que lo es su historia. Comenzó a beber cuando tenía 15 años. Sus amigos también lo hacían. Así que no dudó en empinar una botella tras otra. Después llegaron los porros. «Al principio los consumía de vez en cuando. Luego, todos los días», revela el joven.

De los 245 menores admitidos a tratamiento en la UCA a lo largo de este año, 207 son por adicción al cannabis. Después, 11 por el consumo abusivo de alcohol y 10 por la adicción a las redes sociales y al teléfono móvil. De hecho, el psicólogo de Patim revela que lo que sí ha aumentado mucho son los casos por adicciones a videojuegos o a apuestas deportivas.

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Para Miguel, el problema empezó a agravarse a los 21. Pasó de consumir alcohol y porros a otro tipo de drogas. «Tomaba cocaína, MDMA (éxtasis) y 'Speed'», revela. Después de siete años consumiendo este tipo de 'drogas duras' se dio cuenta de que necesitaba ayuda. «No podía parar de consumir cocaína. Me generó muchos problemas en mi vida personal como peleas en la calle, problemas con parejas que he tenido, con mis familiares», confiesa Miguel. Así que empezó a acudir a Patim para deshabituarse al consumo de estas sustancias.

Los sentimientos de ansiedad y de depresión se asociaron a sus problemas de adicción. Veía en consumir una dosis, una puerta de huida de la vida. Pero no era así. «He vivido resacas muy fuerte. Me quedé muy delgado. Estaba paranoico con todo», cuenta. Lleva un mes y medio limpio. Su tono de voz se escucha calmado a pesar de revelar una verdad tan dolorosa.

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Nuevos paradigmas

El doctor en Psicología y profesor de la Universidad Católica de Valencia (UCV) Ángel Turbi comenta que la preocupación actual reside en la mezcla de sustancias. Por ejemplo, el experto comenta que con la pandemia ha repuntado el consumo del cloretilo. Se trata de un analgésico local que se aplica sobre la piel para aliviar el dolor tras un golpe o lesión deportiva. Los jóvenes han vuelto a utilizarlo como una droga, dado que produce euforia y excitación. «Hacía muchísimos años que no veía casos, ahora parece que se ha vuelto a poner de moda», dice Turbi.

Otra de las sustancias que se ha vuelto popular entre los jóvenes, según apunta el experto, es el óxido nitros. Es un inhalante. Se suele administrar a través de globos que se llenan con cartuchos o bombas que lo contienen. También produce euforia y excitación. Pero sin duda a Ángel Turbi le preocupa mucho que se haya puesto de moda el cannabis sintético, más peligroso que el natural y «mucho más difícil de detectar en las analíticas. Por eso lo usan los jóvenes», comenta.

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