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Equipo Azalea UPV | «La meritocracia es relativa, no siempre las condiciones de partida son iguales»

«La meritocracia es relativa, no siempre las condiciones de partida son iguales»

Marc Escrig, coordinador del equipo Azalea UPV ·

Formado en la Politècnica, recomienda a los estudiantes que expriman su etapa universitaria: «Es mucho más que ir a clase»

Joaquín Batista

Valencia

Sábado, 16 de julio 2022

Marc Escrig es ingeniero, investigador y coordinador del equipo Azalea UPV, conformado por estudiantes de la Universitat Politècnica de València dedicados a construir viviendas bioclimáticas. Los dos prototipos que han diseñado han conseguido importantes premios en el Solar Decathlon Europe, prestigioso certamen al que optan centenares de proyectos de los que sólo unos pocos llegan a la fase final. Le gustaría hacer carrera científica y ama la universidad, que a su juicio va más allá de la formación académica: «Es mucho más que ir a clase». Charla con LAS PROVINCIAS de retos sociales, precariedad y meritocracia. Palabras nada extrañas para su generación.

-¿Cómo llegas a Azalea UPV?

-Lo descubrí cuando estaba cursando el máster. El equipo nació de Generación Espontánea, un programa de la universidad que permite a los estudiantes desarrollar proyectos externos a su carrera. Muy prácticos, de materializar conocimientos. Azalea se nutre de gente con una preocupación medioambiental, consciente de que hay un problema en el mundo que se puede abordar gracias a la ciencia, y se concreta en un proyecto de viviendas sostenibles y energéticamente eficientes que presentamos al Solar Decathlon. Son ejemplos de lo que debería ser la construcción del futuro, que en realidad ya es el presente. El primer proyecto fue un prototipo de barraca, muy innovador y conformado por materiales de proximidad que reducían la huella de carbono. Llegué en la última etapa. La motivación y el ambiente son increíbles. Y el aprendizaje, exponencial.

«Cada vez hay más conciencia medioambiental, pero los cambios todavía son lentos»

-Entonces llega Escalà, el segundo proyecto.

-Cuando terminó el primero yo seguía con ganas. Pensé que una segunda edición sería buena tanto para la universidad como para los compañeros que queríamos seguir. El concurso se retrasó un año por la pandemia, pero nos volvieron a seleccionar. Escalà sigue con la idea de unir tradición valenciana e innovación. Nos inspiramos en el Cabanyal, creando un bloque de edificios pensado para el barrio, enfocado al aspecto social. Como elemento rompedor está la evocación al espacio que separaba las antiguas barracas y permitía que el aire del mar circulara por el barrio. Eso se ha perdido, pero nosotros rescatamos el concepto introduciéndolo entre las diferentes viviendas como un elemento bioclimático, además de hacer un edificio completamente accesible, con vegetación y con materiales sostenibles.

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-¿Y el resultado?

-En la primera edición la barraca consiguió el primer premio en el apartado de Arquitectura y un tercero en Ingeniería y Construcción, que se ha repetido en la última edición, además del primero en Innovación que se ha llevado Escalà.

-¿Los prototipos pueden tener un desarrollo de negocio? ¿Qué futuro les espera?

-Hay un poco de todo. Lo mejor es que al conocer a tanta gente salen diferentes proyectos. Hay compañeros que han empezado con una startup, y otros se han centrado en profundizar su formación e investigar más... Pero no se descarta la idea de que el Ayuntamiento y la Generalitat valoren la viabilidad de implantarlo en el barrio.

«Los sueldos no suelen hacer justicia a los estudios que tenemos»

-Eres investigador, por tanto sigues ligado a la universidad. ¿Cómo recuerdas tus inicios y tu paso por el grado?

-La universidad siempre es un cambio. Y creo que es la mejor época de la vida. Al principio es verdad que dudas, no sabes si lo que has elegido es lo tuyo. A medida que avanzas y te especializas te das cuenta de lo que te gusta. Yo disfruté. La UPV tiene muchas puertas. Pese a todo creo que no exprimí al máximo mis cuatro años de grado. He tenido profesores muy buenos, que si veían que tenías ganas te motivaban a seguir. La cuestión no es sólo enseñar, es que te despierten el interés por las cosas.

-¿No exprimiste todas las posibilidades? ¿En qué sentido?

-Creo que hasta que me metí en el máster no descubrí ni una cuarta parte de lo que ofrece esta universidad, que será similar a lo que ofrece cualquier otra.

-¿Entonces qué recomiendas a los que ahora empiezan?

-Que descubran todos los programas destinados a los estudiantes, como Generación Espontánea, donde desarrollas un proyecto que sale de ti y por tanto le echas horas y ganas. Y te enfrentas a problemas prácticos con gente de tu edad que van más allá de tu formación, o te permiten aplicarla. También que sepan que hay actividades deportivas tiradas de precio, planes y ayudas para el emprendimiento, competiciones o formaciones. Cuando empiezas no siempre te das cuenta. Hay que exprimir todas las oportunidades que da la universidad, es como un mundo sin fin. Porque cuando acabas ya no están a tu alcance. Además, les diría que si les interesa una cuestión concreta pregunten a sus profesores por la misma, para profundizar. Y que se informen de todo lo que ofrece la universidad.

«En Azalea UPV creamos ejemplos de lo que debería ser la construcción del futuro»

-¿Te gustaría hacer carrera como investigador?

-Ahora soy investigador junior, pero sí, es de las pocas cosas que tengo claras. Primero quiero aprender, y con el tiempo enfocarme hacia un ámbito concreto. Todo lo que tenga que ver con mejorar la calidad de vida de las personas y con el medio ambiente me encanta. También la física y la robótica.

-¿Y crees que será fácil?

-No tengo mucha experiencia todavía, pero no lo creo según me dice la gente a la que le pregunto. Empezando porque está muy mal pagada y es difícil progresar. Me preocupa la precariedad. Y hay mucha competencia y competitividad.

«Quiero dedicarme a la investigación, pero me preocupa la precariedad y la competitividad»

-¿Cuándo te llegó la inquietud por el medio ambiente? Da la sensación de que las generaciones más jóvenes lleváis esos valores de serie.

-Creo que se adquieren poco a poco, a medida que vas accediendo a más información sobre el tema. Te das cuenta de que las cosas no funcionan todo lo bien que creías. También influye el paso por la universidad, o en mi caso la participación en Azalea UPV. Y te das cuenta de que con pocas cosas que puedes hacer contribuyes a mejorar. No soy catastrofista, pero si tengo conciencia de la situación. Cada vez hay más conciencia medioambiental, pero los cambios todavía son lentos.

-Tu generación seguramente es la más preparada de la historia. Y sin embargo tenéis muchas dificultades para desarrollar un proyecto vital.

-Hay tantas razones... Por ejemplo la precariedad laboral, los sueldos no suelen hacer justicia a los estudios que tenemos o a nuestra preparación académica. A no ser que estés en un sector muy productivo o que crece muy rápido. O te estanques en una empresa para ir prosperando, si hay suerte. Porque si te mueves es como volver a empezar. Y somos una generación un poco indecisa, nos gusta probar cosas. Al final te plantas con veintitantos años cobrando poco más de mil euros. Y súmale encima que vivir ya no cuesta lo mismo que costaba antes.

«Los políticos deberían incentivar un cambio hacia una industria más diversa»

-¿Se te ocurre cómo se podría mejorar la situación?

-Más allá de las condiciones laborales están las oportunidades. No hay mucha variedad en el tejido productivo, está muy enfocado al turismo. El cambio es complicado, aunque desde los poderes políticos podrían empezar a incentivarlo. Por ejemplo, fomentar una industria más diversa, o de base tecnológica.

-¿Qué te sugiere la palabra meritocracia?

-Es un término complejo. ¿El que más sabe es el que tiene mandar? Quizá el que tiene que mandar es el que mejor gestiona un equipo, y el que más conocimientos tiene sobre un aspecto técnico puede aportar más en otra función. La meritocracia es relativa. No todo el mundo tiene condiciones de partida similares, especialmente para formarse y estudiar. Es lo primero que hay que corregir.

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