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Que a nadie le extrañe observar por su ciudad a varias personas, incluido un policía local, tomando muestras de un excremento de perro con un bastoncito. Algún ciudadano no lo ha recofido y se va a realizar un análisis de ADN para localizar al infractor y sancionarle con una multa que oscila entre los 300 y los 3.000 euros, dependiendo de cada municipio.
Desde hace varios años se utiliza este sistema para acabar con las cacas abandonadas y conseguir así, una ciudad más limpia. Sin embargo, este no es el único método. La Policía Local de Chiva, Valencia, ha empezado a poner multas a los propietarios de mascotas que defectan en la vía pública mediante el uso de imágenes captadas por drones.
Esta nueva medida del municipio pretende reducir, de forma «drástica», este tipo de comportamientos, tanto en el entorno del casco urbano como en las urbanizaciones de alrededor. Según informan desde el Ayuntamiento del municipio a Cadena Ser, los vertidos ilegales en vertederos no autorizados y la presencia de excrementos en las calles se han convertido en «dos de los grandes problemas de la salud pública» que el consistorio pretende atajar con este tipo de medidas.
La Policía Local de Chiva cuenta en la actualidad con material y con personal especializado y autorizado para el uso de drones, lo que permite que este problema sea mucho más fácil de frenar gracias a la vigilancia, el control y las sanciones pertinentes.
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