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Una imagen de la manifestación. Adolfo Beneto

Miles de valencianos claman contra Mazón y critican la gestión de la DANA

La protesta, que también incluye fuertes críticas contra Sánchez, termina en incidentes en la puerta del Ayuntamiento y la plaza de la Virgen

Sábado, 9 de noviembre 2024

El malestar, la ira y la indignación -en realidad cualquier sensación resulta hoy legítima- se escenificado desde las 18 horas de ayer. Una multitud ha recorrido todo el centro de Valencia como muestra al rechazo de la respuesta política, en las horas previas al brutal fenómeno meteorológico por la falta de avisos más contundentes, pero también en las posteriores, ante la lentitud en el despliegue de efectivos y la controversia entre Administraciones.

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Las críticas se repartieron a ambos bandos del tablero político, pero Mazón capitalizó, sin duda, el descontento. Fue algo histórico y resulta complicado encontrar precedentes de semejante movilización y, además, con esta especial intensidad. Hay más de 200 muertos sobre la espalda de este Consell y eso es una losa que parece demasiado pesada a día de hoy.

Delegación de Gobierno contabilizó 130.000 personas en las principales calles del centro de Valencia. La riada humana fue incontestable. Los problemas de telefonía móvil fueron una constante a lo largo de todo el recorrido por las principales vías del centro urbano con un inicio algo convulso en la plaza del Ayuntamiento.

La columna humana, parte de sus integrantes habían acudido directamente desde los lugares donde el barro se ha apoderado de las calles, desembocó finalmente en la Plaza Manises, sede del Palau de la Generalitat.

Una imagen icónica

Allí se escenificó la imagen que, sin duda, marcará un momento determinante en esta legislatura. Decenas de botas y zapatillas manchadas de barro junto a la entrada principal del Palau. Y justo en la puerta una camiseta con el lema de esta tragedia: «Sols el poble salva al poble». Una imagen impactante que forma parte ya de la historia valenciana y que define la incapacitado de los gobernantes por asistir a una población que agonizaba.

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Adolfo Beneto

Entre el enfado y la tristeza, cientos de miles de valencianos han colapsado el centro de la ciudad en una marcha contra la gestión del Consell que también contenía trazas de desafección total de la política. «No nos avisaron a tiempo», gritaban desde la cabecera, que tardó hora y media en recorrer la distancia entre el Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat. Un trayecto que, en circunstancias normales, es cuestión de diez minutos.

Pero no solo fue el recorrido principal. Todas las vías alrededor de la marcha estaban prácticamente colapsadas. El gentío fue espectacular.

Aunque se había pedido que fuera una marcha silenciosa, la manifestación, convocada por Acció Cultural del País Valencià e Intersindical Valenciana y a la que se sumaron cerca de medio centenar de entidades, estuvo jalonada por gritos que pedían la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y, en menor medida, del Gobierno, Pedro Sánchez.

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Las proclamas

El grito más repetido era «el president, a Picassent». Pero hubo otros como «Sánchez y Mazón la misma mierda son» o referencias a la comida del presidente que retrasó su incorporación al centro de mando del 112. «La ciudad destruida y Mazón de comida». Fueron innumerables las referencias al líder del PP. 'Les nostres mans tenen fang i les vostres sang' (Vuestras manos tienen barro y las vuestras sangre) 'Asesino', 'El pueblo unido jamás será vencido' o 'Mazón dimite, sal del escondite'.

El partido, especialmente inactivo en la última semana en defensa de su dirigencia, saltó con un mensaje. Calificó de «politizada» la manifestación. «La de hoy es una manifestación politizada. Las entidades catalanistas del 'Països Catalans' vienen a montar lío y colapsar la ciudad de Valencia. No les importan nada las víctimas, solo la política». Es cierto que los convocantes, Acció Cultural del País Valencià y la CNT concentran una ideología muy marcada. Pero la multitud que se reunió ayer tenía un perfil más heterogéneo.

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No fue la única voz de los populares en este sentido. El secretario general del PPCV y síndic en Les Corts, Juanfran Pérez Llorca, también condenó lo que considera un «uso político y partidista de las víctimas». «Es momento de respeto y memoria, no de aprovecharse de la tragedia para fines interesados. El PSOE y Compromís deberían estar respetando el dolor de todos los valencianos y cesar estas acciones».

La manifestación recorrió el centro a un ritmo tremendamente lento, forzado por la falta de espacio y por la afluencia de personas, que colapsaron calles como Marqués de Sotelo, Paz o Barcas. Por la segunda de estas vías, además, discurrió otra columna que se juntó con la principal en la esquina de San Vicente con Reina. No era enfado el sentimiento predominante. Sí rabia, comprensible, y tristeza.

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Muchos de los participantes iban manchados de barro y venían de la zona cero, palas y escobas en ristre, para mostrar la crudeza de una tragedia que, por momentos, parece que haya pasado lejos de una Valencia capital que hace vida normal, como si a dos kilómetros la gente no estuviera durmiendo entre el fango. Tanto en la plaza del Ayuntamiento como en la puerta del Palau se montaron improvisados altares en memoria de las víctimas, jalonados del mensaje «solo el pueblo salva al pueblo», que ahonda en esa desafección política total que se entreveía en las caras cansadas y enfadadas.

Reapareció Mónica Oltra, por ejemplo, en la protesta. La exvicepresidenta lleva retirada de la primera línea política desde hace dos años por su investigación judicial. Llamó la atención también la actitud de Carlos Mazón en redes sociales. Mientras se producía esta masiva protesta, el presidente en su perfil de la red social no paraba de publicar mensajes sobre las actuaciones que el Consell ha emprendido en esta última semana. El Palau se empeña por tratar de dirigir el debate público hacia la fase de la reconstrucción, los avances de la limpieza y el pago de ayudas. Pero se trata de un esfuerzo inútil por el momento. La indignación sigue anclada en la falta de prevención y el desconcierto de las primeras horas.

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Los disturbios

La jornada, lamentablemente, terminó con graves incidentes. Por un lado, el incendio en el interior del Ayuntamiento por el lanzamiento de bengalas y también barro y huevos contra la puerta del Palau. La Policía se vio obligada a cargar para dispersar a algunos colectivos violentos.

La plaza Manises fue finalmente el epicentro del descontento. Allí se leyó un manifiesto que criticó la labor de las Administraciones y pidió la apertura de un procedimiento Penal para aclarar las responsabilidades. «El 29 de octubre a las valencianas y a los valencianos se les cayó el cielo encima, no solo fue por los 500 litros de lluvia sino también porque comenzó el peor episodio de la historia de las ignominias políticas y de las tragedias humanas al País Valencià, con centenares de víctimas y miles de personas afectadas». Sostienen que no se envió la alerta antes porque desde el primer momento primaban los intereses de los empresarios por encima de la integridad de las personas.

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En esta línea, los convocantes reprocharon a la Generalitat haberse «limitado a intentar tapar la negligencia» y achacaron la crisis a diversas causas, entre las que han citado la «negación del cambio climático», la «especulación y la construcción desmesurada», la decisión de la Generalitat de «no enfrentarse al empresariado» o el «retraso inexplicable en la llegada de las intervenciones». También se incluyeron otros asuntos sin aparente relación como los pisos turísticos, la necesidad de facilitar el acceso a la vivienda o las construcciones cerca de la costa.

«Todo esto -referido a la DANA- provocado por una falta de agilidad y coordinación entre las administraciones autonómicas y estatales, ya que hasta el 31 de octubre, dos días después, la Generalitat Valenciana no pidió ayuda». En este punto, también criticaron al Gobierno español, que «debería haber presionado de manera contundente, inmediatamente, al gobierno valenciano para intervenir a todos los efectivos disponibles y ayudar a la ciudadanía a reconstruir sus vidas».

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El dolor se multiplica

La indignación se ha multiplicado al conocer algunas circunstancias que han rodeado la gestión previa y posterior de la emergencia meteorológica. Uno de estos factores fue el retraso de la incorporación de Mazón a la reunión de seguimiento de la DANA. Finalmente tras días de silencio y especulaciones, desde Presidencia se informó de la comida que, en un principio era privada y más tarde pasó a ser de trabajo.

El presidente almorzó ese día con la periodista Maribel Vilaplana, a la que ofreció la dirección de la televisión autonómica À Punt. Mazón ha explicado que se mantuvo informado de lo que ocurría en el Centro de Emergencias de l'Eliana mientras mantenía esa comida, que desde la Generalitat se había señalado como un «almuerzo privado». Pero la reunión se produjo en un local que destaca precisamente por su mala cobertura.

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No es la única circunstancia adversa para el Gobierno de Mazón. Otro de los focos apunta hacia la gestión de Salomé Pradas, persona que se encuentra en la rampa de salida del Consell. Con ella también todo su equipo. La desaparición de Emilio Argüeso, el secretario autonómico, ha sido especialmente censurada. Mazón ha comentado que las responsabilidades políticas tocarán en su momento, es decir, que las habrá pero no ahora. Pradas ha quedado en evidencia en al menos dos momentos muy concretos al margen de la lentitud en la toma de decisiones. Por un lado, en tratar de desmentir a la delegada del Gobierno cuando posteriormente hay un vídeo en el que ella misma queda retratada acerca del ofrecimiento de la UME. Pero, además, al reconocer en público que hasta unos minutos antes de que se enviaran los mensajes de alerta ella, como máxima responsable, desconocía la posibilidad de este dispositivo. Mientras, el Consell trata de dirigir el foco hacia la escasa colaboración del Gobierno en las primeras horas del desastre y la falta de información que supuestamente facilitaba el Ejecutivo. Todo cambió a partir de las 19 horas insiste una y otra vez el presidente para señalar que el escenario hasta entonces -intensas lluvias- estaba controlado. Pero fue en ese periodo cuando las alertas de la Confederación Hidrográfica del Turia y del propio ministerio comienzan a hacerse evidentes y a través de llamadas telefónicas. La oposición, de manera sigilosa, ha ido deslizando información negativa para el Gobierno valenciano que sólo ha hecho que incrementar el malestar de la ciudadanía debido fundamentalmente a la impericia de los gobernantes. La tibia defensa del PP nacional y del presidente Feijóo es otro de los factores que han incidido en la desprotección política del líder del Consell.

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