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La Audiencia ha condenado a un millonario libanés, a su hijo y a una serie de colaboradores por tratar de comprar un hígado para salvar la vida del acaudalado paciente. La Sala impone ocho meses de prisión al trasplantado Hatem Akkouche, mientras que su ... descendiente ha sido condenado a un año y medio de cárcel. El tribunal eleva el castigo penal para el resto de participantes en la red a tres años y medio. La sentencia considera a todos ellos responsables de un delito de promoción, favorecimiento o facilitación de trasplante ilegal de órganos humanos ajenos.
Los acusados se han beneficiado de una rebaja en las condenas al apreciar los magistrados la atenuante de dilaciones indebidas. El asunto judicial -sólo existe otro caso similar en España- ha tenido un largo y convulso periplo. El Tribunal Supremo ordenó repetir el primer juicio - entonces se llegó a una conformidad más favorable para los acusados que esta última vista- después de que se expulsara a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) del procedimiento, donde ejercían la acusación particular. El organismo se oponía a un acuerdo de esta naturaleza con los procesados. La Audiencia apartó a esta representación pese a que el juez instructor había validado la legitimidad de su acusación. La ONT finalmente encontró amparo en el alto tribunal.
La trama, que pretendía salvar la vida de un millonario libanés, ofrecía alrededor de 45.000 euros a los donantes. Todos los contactados por la red eran personas sin recursos económicos y extranjeros. Se les ofreció una compensación o la posibilidad de un puesto de trabajo. Unas prácticas que vulneran la legislación española. Las pruebas para la compatibilidad se hacían en una clínica de Valencia.
La operación policial, que se saldó con el arresto de todos los miembros de la red, se produjo a principios de 2013. El trasplante finalmente se hizo de manera legal dado que los candidatos o no eran compatibles o no fueron admitidos por los médicos. En su momento, la Fiscalía llegó a pedir siete años de prisión para los integrantes de la red que ejercieron un papel activo en todas las gestiones.
Finalmente fue el hijo del millonario libanés quien se convirtió en donante del trozo de hígado. Esta donación se hizo por su propia voluntad, según alegaron las defensas. Justo antes del juicio, los acusados consignaron 30.000 euros a favor de la Organización Nacional de Trasplante, en un intento por conseguir una atenuante de reparación del daño y rebajar aún más la pena.
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