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EMT retrasos | 90 minutos para coger un bus a la playa

90 minutos para coger un bus a la playa en Valencia

Transporte. Los usuarios de las líneas públicas de autobús a la costa protestan por la poca frecuencia de los vehículos y lo llenos que van de vuelta a Valencia

JAVI BOSCH/ SARA BONILLO NAVARRO

Viernes, 22 de julio 2022, 00:10

«Esto ya ni me sorprende». Con 33 grados a la sombra, siete personas buscan el resguardo del sol en una parada de la línea 112 en la calle Ricardo Micó. Se dirigen a Port Saplaya, en Alboraya. Como ellos, cientos de usuarios de transporte público lo emplean cada día para ir a los arenales de Valencia y alrededores. Además del calor, se enfrentan a frecuencias draconianas (el 15 pasa, a veces, cada hora y media) y a una puntualidad más que mejorable. LAS PROVINCIAS sube a un 112 de Fernanbus y a un convoy de la línea 15 de EMT hacia Pinedo para comprobar, de primera mano, si viajar en bus a la playa es tan difícil como parece. Y adivinen: sí que lo es.

En esa parada del 112, algunos de quienes esperan son jóvenes que se dirigen a la playa con la intención de pasar el día y divertirse con sus amigos. Aún así, están refugiados en los pocos puntos de sombra que hay junto a la parada porque «esperar tanto tiempo con este calor es insoportable», indica un joven. Otros van a trabajar y lamentan «que la frecuencia de los autobuses sea tan reducida y que no se cumplan los horarios», señala un usuario. Florent, un hombre de 34 años, va cada mañana a la parada de autobús para acudir a su trabajo. «Se supone que tendría que haber pasado hace 15 minutos, y aún no lo ha hecho», lamenta. «Esto ya no me sorprende, siempre es así. Tienes que venirte con un margen de tiempo porque nunca sabes que va a pasar», asegura Florent.

Con un retraso de 17 minutos vuelve la esquina el autobús amarillo que se dirige a la playa del Puig. Al ser la primera parada, no viene muy lleno de gente, pero se llena conforme avanzan las paradas. Paradas en las que se pueden ver madres cargadas con la bolsa de la playa, la nevera, la sombrilla y el carro de una de sus hijas. Con una mano carga todo, y con la otra sujeta la mano de la hija mayor que se queja. «Tarda mucho, tengo mucha calor», dice la niña. Mientras, la madre, que probablemente esté más cansada que su hija, intenta animar a la niña. «Está casi llegando, y en nada estaremos jugando con los abuelos en la playa», afirma la madre. «No tengo coche, y es la única manera de llegar hasta allí, pero cada vez se me hace más pesado. Hay días que he llegado a esperar hora y media porque los autobuses estaban completos», indica la mujer.

Justo antes de desviarse por la autovía V-31 el bus ya va prácticamente lleno y apenas hay espacio para moverse. Muchos de los usuarios no quieren ni hablar de los fines de semana, en los que, dicen, «se convierte en un auténtico milagro llegar a la playa en menos de dos horas». Los sábados y domingos, sobre todo durante los meses de verano, su demanda se dispara y «hay que armarse de mucha paciencia para poder llegar a la playa», aseguran algunas personas. Esto antes sucedía esporádicamente, ahora es algo que cada vez se repite con más frecuencia y se ha convertido ya en costumbre para los pasajeros de estas líneas.

«Nosotros pagamos nuestros impuestos para tener estos servicios tan nefastos», explica una joven en la parada de la EMT en la Estación del Norte. Así de contundente se muestra una ciudadana después de perder en el último minuto el autobús a Pinedo para disfrutar de un magnífico dia de playa. Además añade: «La EMT no tiene consideración por solucionar la multitud de necesidades de los vecinos de la zona».

La línea en la que sucede toda esta problemática es la 15, que conecta el centro de Valencia con la localidad de Pinedo. Los usuarios que suelen coger esta línea suelen ser muy pocos, prácticamente van medio vacíos, y esto se debe al tiempo de espera que tarda en llegar el autobús a la parada. Este jueves a las 11.30 de la mañana, en pleno centro de Valencia, únicamente había dos personas esperando el autobús y un total de cuatro en el interior. Hay una clara diferencia entre las zonas que están más cubiertas por parte de la EMT: mientras la línea 24 y 25 tardan veinte minutos en llegar (conecta Valencia con El Palmar y El Perellonet), los usuarios que deseen llegar a Pinedo deben coger la línea 15 y esperar una hora a que venga el autobús. Estas frecuencias evidencian lo que quienes viven en las pedanías del sur no dejan de repetir siempre que tienen ocasión: se sienten descuidados y desatendidos, sobre todo en Pinedo.

Los ciudadanos soportan un calor infernal durante una hora para que el autobús de la EMT les lleve a los arenales

«Me parece muy mal que durante el trayecto de Pinedo-Valencia no aparezca reflejado en la pantalla del autobús el recorrido de las paradas, en ocasiones me he despistado y no he bajado en la parada correcta», según una vecina de Pinedo. Además añaden: «Encima la aplicación de los horarios de la EMT falla y la mayoría de ocasiones llega 15-20 minutos más tarde de lo que aparece indicado».

Al final, en esta mañana de jueves, los buses llegan a las playas y los usuarios van hacia la arena. Queda atrás un viaje incómodo, con retrasos y vehículos abarrotados e incómodos. Los vecinos de las pedanías, sobre todo los del sur de Valencia, exigen desde hace años un servicio de calidad que no termina de llegar, por mucho que desde la EMT saquen pecho por la creación de nuevas líneas para unir el centro de la ciudad con la Devesa.

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