Los niños con diversidad funcional podrán jugar

Jugar no puede ser un lujo. Los niños que padecen una diversidad funcional lo tienen mucho más difícil que el resto para encontrar juegos que se adapten a sus necesidades. Los juguetes destinados a aquellos pequeños que padecen problemas en la comunicación o alguna discapacidad motora tienen costes tan elevados que, en muchas ocasiones, las familias no son capaces de asumir. Los precios rondan desde los 120 euros hasta los cinco mil euros. Es por ello por lo que la tecnológica IRISBOND trabaja con la Fundación Bobath para hacer una campaña solidaria con tal de que los más pequeños afectados con diversidad funcional puedan acceder a juguetes que estén adaptados a sus necesidades.

En Valencia, el acto de entrega de estos juguetes se realizará en el hospital La Fe, aunque todavía no hay una fecha señalada en la que se producirá el acto. Este tipo de juguetes, lejos de ser un capricho, se convierten en una necesidad para los niños que padecen esta condición. Pero los datos no mienten. Un estudio del Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU) detalló que al 36% de las familias con hijos con capacidades diferentes recalcaba que les resulta difícil poder acceder a estos productos.

A nivel nacional hay 60 mil niños de hasta seis años que padecen algún tipo de diversidad funcional, ya sea auditiva, visual o motora del tronco superior. Muchos de ellos no son capaces de acceder a juegos que les hagan más fácil relacionarse con otros niños de su edad dado que sus padres no pueden permitirse el elevado coste que tienen estos juguetes.

Este es el segundo año consecutivo en el que la tecnológica española IRISBOND lanza esta campaña de concienciación para ayudar a los más vulnerables. Su objetivo es reivindicar que el juego es un derecho fundamental para todos los pequeños, como se recoge en el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño. Con esta movilización social pretenden que ningún niño se quede excluido de poder disfrutar de su derecho fundamental, sea cual sea su condición.

La anterior edición de esta campaña solidaria ya fue todo un éxito. Empresas como Samsung y Microsoft y también la agencia de comunicación AxiCom y la consultora SCOPEN se unieron a la causa para favorecer la inclusión de los niños con diversidad funcional. Se lograron 11 lotes de juguetes adaptados nuevos por valor de 12 mil euros, destinados a niños de entre tres años hasta los diez años con diversidad funcional sensoriomotora de las familias de la Fundación Bobath. Estos juguetes se adaptan con un pulsador blando, fácil de presionar con manos o cabeza para activar los juguetes, que también se pueden activar con la mirada, para dar acceso al ordenador y control remoto. Además, la Comunitat Valenciana es toda una pionera en tratar de que las personas con diversidad funcional puedan disponer de dispositivos adaptados que les permitan que su vida sea más llevadera.

Ya en el año 2020, la Generalitat Valenciana anunció la concesión de la licitación de suministrito de los dispositivos oculares a IRISBOND. Esta compañía pionera en tecnologías de apoyo con el primer software de eye-tracking de fabricación y desarrollo 100% español.

Los lectores oculares permiten que los pacientes sean capaces de manejar cualquier dispositivo con la mirada. Además, se combina con programas accesibles de comunicación que permitan a los pacientes expresarse de manera autónoma con su entorno cercano.

La palabra confiere un gran poder. Gracias a estos avances, los pacientes con diversidad funcional pueden hablar a través de teclados virtuales y con una voz sintetizada. También les da la posibilidad de navegar por Internet, utilizar las redes sociales que están a la orden del día. Estas herramientas facilitan que puedan aprender a leer o a escribir.

Este tipo de tecnología es esencial para personas con trastornos neuromotores graves, con afectación severa de ambos miembros superiores e imposibilidad de comunicación oral o escrita, fundamentalmente pacientes con ELA, trombosis de la arteria basilar, parálisis cerebral infantil, traumatismo craneoencefálico y mielinolisis pontina.

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