Que conocieran de primera mano la Albufera. Este ha sido el objetivo del paseo en barca organizado por la Fundación para la veintena de premios Nobel que forman parte de los jurados de los premios Jaume I. Ha sido al mediodía de este lunes ... y con un tiempo espléndido. El sol brillaba con fuerza cuando los laureados con el Nobel y sus acompañantes, junto con algunos ganadores de ediciones anteriores, han hecho cola para subir en alguna de las cinco embarcaciones que se han acondicionado para el recorrido.
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El paseo ha sido algo más breve de lo previsto inicialmente porque el tiempo apremiaba pero los laureados por la Academia Sueca han podido disfrutar igualmente del espléndido día. Han partido sobre las 13.45 y han regresado pasadas las 14.15. Todos ellos iban bien protegidos del sol, que pegaba con fuerza, con un sombrero de paja que ha repartido la Fundación Premios Rei Jaume I. También se les ha suministrado protección solar (algunos Nobel estaban muy blancos). Y no ha faltado la Biodramina por si alguno se mareaba durante el recorrido.
Además, las embarcaciones iban provistas de cubos de hielo y bebidas bien frías junto a un pequeño aperitivo. Hay que tener en cuenta que los Nobel están más acostumbrados al horario europeo y a la hora que era ya había pasado hace rato el momento del 'lunch'.
Después del recorrido todos los premiados se han hecho una foto de familia en los jardines del restaurante donde después se han sentado para dar buena cuenta de una paella, quizá la primera que toman en su vida y, desde luego, la primera en la Albufera.
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La jornada de los jurados ha comenzado a primera hora de la mañana con una rueda de prensa en la que han participado David McMillan (Nobel de Química en 2021) y Jack Szostak, Nobel de Medicina en 2009. Los dos son la primera vez que vienen para participar en el Jurado de los Premios Jaume I.
En cambio Jean-Marie Lehn que ya ha estado en otras ocasiones como jurado. En 1987 fue Premio Nobel de Química en 1987 y actualmente es profesor en el Collège de France en París. No conocía la Albufera pero no ha dejado de mostrar su admiración por este paraje natural. Ha señalado que a partir de las dos conferencias a las que ha asistido en la mañana de este martes ha entendido que se «trata de un sistema cerrado que da pie a muchos experimentos, como se han hecho y se están haciendo».
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Pese a no ser su campo, sí que le ha parecido un espacio con potencial. «No es nuevo. Ya se han hecho experimentos y se van a continuar haciéndolos», ha expresado y ha añadido que la idea del paseo en barca le ha gustado. «Es un ecosistema interesante» y ha apremiado a encontrar soluciones y ha animado a «recuperar algo de fauna».
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En el paseo también ha participado Pura Muñoz Cánoves, catedrático de Biología Celular en la Universitat Pompeu Fabra, que ganó el Jaume I en 2019 en la categoría de Investigación Médica 2019 que ahora, al desdoblarse, sería de Biomedicina. Muñoz sí que conoce la Albufera. No en vano es de Miramar y estudió la carrera de Farmacia en Valencia. No tiene prisa por meterse en la embarcación. «Que suban primero los que no conocen la laguna», afirma aunque reconoce que sólo ha paseado una vez en barco por el lago. «La Albufera y Valencia están preciosas», afirma Muñoz.
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La agenda de los Nobel se completaba con una visita al Centro de Arte Hortensia Herrero, inaugurado el año pasado, y posteriormente una cena en el Veles e Vents.
Por su lado, Jack Szostak (Medicina 2009) ha subrayado que conservar la biodiversidad es «fundamental» porque «muchas especies se están extinguiendo en todo el mundo por causa de los humanos». «Así que es fantástico disponer de un espacio como éste para luchar contra este problema», ha recalcado.
Por su parte, David MacMillan (Química 2021) ha incidido en que «la biodiversidad es muy importante por muy diversos motivos» y ha recordado que cuando estuvo en Brasil comprobó la gran preocupación que había por conservar la biodiversidad que existe en la Amazonia. En ese sentido, ha apuntado que existen numerosas móleculas que aún no se han descubierto y que pueden ser muy beneficiosas para el ser humano y «si se destruye la biodiversidad no podremos utilizarlas». «Desde un punto de vista biológico, médico, no sería prudente destruir la biodiversidad, que forma parte de donde vamos a aprender ciencia», ha señalado.
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Los Premios Nobel Jack Szostak (Medicina 2009) y David MacMillan (Química 2021), que se han incorporado este año a los jurados de los Premios Rei Jaume I, han constatado este lunes que la situación geopolítica actual está «derrumbado» el intercambio internacional de ideas y al respecto han advertido de que «el escepticismo científico creado en política» es «extremadamente peligroso para el progreso» y «uno de los mayores problemas a los que la Ciencia tiene que enfrentarse».
Jack Szostak y David MacMillan, acompañados por el presidente de la Fundación Valenciana Premios Rei Jaume I, ha ofrecido una rueda de prensa con motivo de su presencia en Valencia.
En ese sentido, David MacMillan ha arremetido contra los políticos que han creado el escepticismo científico: «Ese es uno de los mayores problemas con los que se enfrenta la ciencia y los científicos, porque si nos alejarnos del conocimiento, nos encontraremos en un punto en el que nunca habíamos estado y que es extremadamente peligroso para el progreso como especie».
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Así, ha recalcado en que «la diversidad del pensamiento tiene un efecto sinérgico», pero «cuando interviene la política que impide que los seres humanos se comuniquen, hablen de ciencia y pensemos en el futuro tenemos un problema tremendo». «Y esto está ocurriendo en todo el mundo», ha señalado. Por ejemplo, ha apuntado que hay siete condados en Florida que impiden la contratación de determinados científicos.
Por su parte, Jack Szostak ha indicado que las «situaciones geopolíticas ciertamente tienen un efecto sobre el intercambio de ideas». Así, ha señalado que si cuando comenzó su carrera científica, «se aceptaba universalmente que la ciencia era un esfuerzo internacional esto se está derrumbando a causa de los conflictos entre naciones, del uso militar de la tecnología científica y a causa de la propiedad intelectual porque la gente tiene miedo de colaborar». «Ya no existe este consenso sobre el hecho de compartir información como antes», ha constatado.
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Los dos premios Nobel también han destacado el nivel de la ciencia en España. En concreto, MacMillan ha resaltado que «es uno de los líderes mundiales en química, con grandes empresas farmacéuticas y con un retorno de la inversión extraordinariamente alto». Además, ha resaltado que formar parte del jurado de Protección del Medio Ambiente le permite «mirar más allá» de su campo y ha elogiado las candidaturas presentadas que «se esfuerzan en pensar en el futuro medioambiental del planeta y en su sostenibilidad».
De igual modo, Szostak, que es jurado en la categoría de Investigación Clínica y Salud Pública, ha resaltado que es «realmente interesante ver que hay tantas personas que participan en investigaciones de enfermedades» y ha resaltado el apoyo a la Sanidad Pública en España a diferencia de su país.
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Los dos Premios Nobel destacan que ser jurado de estos premios es una experiencia «muy interesante para saber qué sucede en distintos campos científicos» y resalta el valor de estos galardones para «popularizar la ciencia y divulgar los avances científicos».
En ese sentido, han coincidido en la necesidad de divulgar la ciencia para que la sociedad «también se emocione» con sus investigaciones y han resaltado que «algo esta cambiando» y que los jóvenes científicos son mejores comunicadores. Sobre la brecha de género, han destacado la importancia de que potenciar los referentes de mujeres científicas de éxito para animar a otras jóvenes a seguir estas carreras, pero también de abordar cambios sistémicos para eliminar los sesgos culturales y educativos que aún hay.
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También han analizado la ética y la ciencia y han apuntado que a medida que «avance la ciencia, va a haber más y más consideraciones bioéticas que habrá que atender» sobre todo en las investigaciones para alargar la longevidad. Así, MacMillan apunta que «si se consiguiera que en lugar de vivir 70 años se viviera 700 cambiaría la demografía del planeta muy rápidamente y sería insostenible».
Asimismo, Szostak ha añadido que en la química del ARN en la que trabaja «hay ideas revolucionarias para la medicina, pero que tienen implicaciones en la ética, como el descubrimiento del CRISPR», que ha recordado empezó en la Comunitat Valenciana y ha apuntado que «hay cosas que no son aceptables, como la ingeniería del genoma humano».
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